Evolución Demográfica en España: Del Régimen Antiguo al Moderno

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El Régimen Demográfico Antiguo

La primera fase, o preindustrial, del régimen demográfico antiguo se prolonga hasta bien avanzado el siglo XVIII. Las altas tasas de natalidad y de mortalidad hacen que el crecimiento natural sea escaso, muy bajo. Hacia 1490, la población estimada de la península ibérica era de unos 6,25 millones de habitantes. A partir de 1540, la acción combinada del hambre y de la peste causaron estragos. La peste diezmó a un 25% de la población. En el siglo XVII hay que añadir las numerosas muertes que ocasionaban las guerras. La población española, que rondaba los 8,5 millones a finales del siglo XVI, había descendido a los 7,5 millones a comienzos del siglo XVIII.

La Transición Demográfica

En la primera fase, iniciada en el siglo XVIII, la natalidad se mantiene alta, mientras desciende la mortalidad. De ahí que el crecimiento natural sea muy rápido y alto. En la segunda fase, iniciada ya en el siglo XIX, se produjo una reducción de los nacimientos y también de la mortalidad. No obstante, y a pesar de la reducción del ritmo de crecimiento, la población experimentó un aumento global en torno a los 6 millones de habitantes.

El Régimen Demográfico Moderno

Entre 1900 y 1975, el desarrollo demográfico de España se produjo de manera constante. La tendencia al crecimiento quedó alterada en 1918, por causa de la denominada gripe española, y entre 1936 y 1939 como consecuencia de la Guerra Civil y sus secuelas. El crecimiento demográfico de nuestro país a lo largo del siglo XX ha girado en torno al 8%. La recuperación se produjo de manera inmediata a partir de 1941, manteniéndose desde entonces un crecimiento sostenido hasta el denominado "baby boom".

Desde 1975 a nuestros días se ha producido un hundimiento de la natalidad, una disminución drástica de la mortalidad, la ampliación de la esperanza de vida, el envejecimiento de la población y su estabilización en niveles altos. La tasa de natalidad ha evolucionado desde el 34,5 por mil, entre 1900 y 1910, al 9,5 por mil de 1999. La mortalidad también ha tenido una disminución del 24,5 por mil de 1900 al 9,2 por mil de 1999. Entre las causas de este descenso hay que citar los avances de la ciencia médica y la generalización de la asistencia sanitaria.

Factores que influyen en la mortalidad

Hay una desigual incidencia según los sexos. Las mujeres tienen mayores expectativas de vida y ello es debido a la superior fortaleza biológica del sexo femenino. Otra hipótesis se fundamenta en la mayor exposición del hombre a las prácticas de riesgo. Se observa también una desigual incidencia según la clase social. La mortalidad es mucho mayor en las clases más desfavorecidas que entre las acomodadas.

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