Evolución Demográfica y Agraria en la España del Siglo XVIII
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Demografía
Durante el siglo XVIII, España experimentó un crecimiento demográfico desigual. En la primera mitad del siglo, el crecimiento fue mayor, mientras que en la segunda mitad se ralentizó, con una tasa media de crecimiento anual del 0.4%. Este crecimiento también varió regionalmente: las regiones que más habían crecido en el siglo XVII experimentaron un menor crecimiento en el siglo XVIII, mientras que las regiones periféricas mantuvieron un mayor crecimiento en ambos siglos. Cataluña, en particular, vio su población duplicarse o triplicarse debido a la inmigración.
Factores Demográficos
- Mortalidad: La mortalidad se mantuvo elevada debido a epidemias como la viruela y la fiebre amarilla, además de una alta mortalidad ordinaria. La esperanza de vida era de 27 años.
- Natalidad: Un alto grado de celibato disminuyó los nacimientos, pero la nupcialidad precoz aumentó el número de hijos por familia. Este modelo, con una menor edad para contraer matrimonio y un alto celibato, caracterizó la demografía española.
- Inmigración: El saldo migratorio no fue especialmente favorable. Se produjeron migraciones internas, como la de gallegos y cántabros hacia el centro y sur de la península y América. Cataluña recibió inmigrantes franceses, mientras que Valencia y Murcia recibieron inmigrantes manchegos.
Agricultura
La producción agrícola aumentó gracias a la expansión de las tierras cultivadas y una mayor intensidad de cultivo. Sin embargo, las técnicas de cultivo se mantuvieron tradicionales, sin innovaciones significativas. Esto resultó en bajos rendimientos por unidad de tiempo y superficie, lo que provocó un aumento en los precios. La superficie dedicada a pastos disminuyó, rompiendo el equilibrio entre agricultura y ganadería.
Aparición del Informe sobre la Ley Agraria
La crisis agraria, provocada por el alza de precios debido a una mayor demanda de productos agrícolas derivada del crecimiento poblacional y la mejora de las condiciones de vida, impulsó la necesidad de reformas. A esto se sumó la necesidad de abordar las exigencias de privilegios del Concejo de la Mesta. En este contexto, se inició el proceso para la creación de la primera Ley Agraria.
La Secretaría de Estado y el Despacho de Hacienda ordenaron a los intendentes que propusieran medidas para fomentar la agricultura. Estos informes, junto con otros recursos y pleitos, conformaron el Expediente General y el Memorial Ajustado de la Ley Agraria.
Jovellanos y las Propuestas de Reforma
Jovellanos identificó tres tipos de obstáculos para el desarrollo agrario:
- Políticos o derivados de la legislación: Baldíos, tierras concejiles, apertura de heredades, utilidad del cercamiento de tierras, legislación sobre la Mesta, legislación sobre la amortización eclesiástica y civil, y legislación para la circulación de productos.
- Morales o derivados de la opinión: Procedentes del gobierno y de los agentes de la agricultura. Propuso instruir a los propietarios y labradores mediante cartillas rústicas.
- Físicos o derivados de la naturaleza: Falta de riego, falta de comunicaciones terrestres y fluviales, y falta de puertos comerciales.
Jovellanos propuso mejoras a diferentes niveles:
- Al reino: Mejorar caminos, puertos y puntos de comercio, financiado con el ahorro en el gasto, una contribución general y la reforma del ejército.
- A las provincias: Mejorar las rutas comerciales, financiado con los arrendamientos de los baldíos.
- A los concejos: Estructurar la administración, financiada con el arrendamiento de los arbitrios.
La invasión francesa en 1808 interrumpió este proceso. Desde 1808 hasta la Primera Guerra Mundial, los cambios se centraron en la industria española, con la lenta aplicación de las ideas liberalizadoras de Jovellanos y Campomanes. La industrialización española se vio frenada por diversos factores, como la orografía, la agricultura de secano, la falta de infraestructuras, la pérdida de los mercados americanos, el lento proceso de desamortización, el elevado endeudamiento del Estado, la falta de competitividad, el proteccionismo y una economía cerrada al comercio exterior.