Evaluación de Competencias en Entornos Virtuales de Aprendizaje: Estrategias y Herramientas
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Una aproximación a la evaluación del aprendizaje en UDGVirtual
El Concepto de Evaluación
Evaluar implica describir un objeto (aprendizaje, enseñanza, currículo, etc.), identificar fortalezas y debilidades, y comprender los problemas más relevantes relacionados con aquello que se está evaluando. A través de la evaluación, se obtiene información que orienta la toma de decisiones para mantener y mejorar lo que está bien, y para resolver lo que está mal. Se trata de contrastar lo real con lo ideal, como se representa en la figura 6. No se puede evaluar si no hay información.
- Actores: Quienes participan directa o indirectamente en el proceso evaluativo. De forma indirecta, participan expertos y representantes del sector productivo, sobre todo definiendo o aportando información para definir las competencias laborales que servirán como referente para evaluar las capacidades logradas en el ámbito educativo.
Así mismo, este juicio competencial describe fortalezas y aspectos de mejora, brindando sugerencias para continuar el proceso formativo.
IDEAL
(Referente: objetivos, normas, criterios de evaluación)
JUICIO DE VALOR
REAL
(Referido: evidencias, indicadores)
Figura 6. Es importante saber qué tipo de decisiones se requieren para poder determinar el tipo de información que habrá de obtenerse.
Evaluación de Competencias
Hernández (s.d.) asume que la evaluación es la parte central del enfoque de competencias en la educación, puesto que juega un papel integrador del proceso de aprendizaje. Para este autor, la evaluación desde este enfoque se concibe como un proceso a través del cual se diferencian los logros en términos de aprendizaje y los estándares mínimos aceptables de desempeño, considerando las condiciones en que este se realiza.
Esta información es la base a partir de la cual se toman decisiones sobre formación, estrategias docentes, estrategias de aprendizaje, el diseño y utilización de recursos, políticas institucionales y sociales (Tobón, 2005). Por otro lado, el docente también se beneficia, al recibir retroalimentación sobre sus decisiones y acciones sobre su práctica educativa, lo que le permite crecer tanto personal como profesionalmente.
La evaluación puede también entenderse como una actividad de comunicación en la que circulan mensajes que pueden ser interpretados de distintas maneras para cada uno de los participantes en el proceso.
Fines y Propósitos de la Evaluación de Competencias
Pensar en evaluación implica pensar en los propósitos de la misma, puesto que al determinar el para qué de la evaluación, prácticamente se define o condiciona todo el sistema. Los propósitos de la evaluación se relacionan directamente con el tipo de decisiones que el docente o evaluador deberá tomar a partir de la información obtenida durante el proceso evaluativo.
Este proceso se le conoce comúnmente como acreditación y puede definirse como el reconocimiento que da la institución educativa de que el estudiante ha cumplido con los requisitos de aprendizaje establecidos para aprobar un curso, módulo o programa formativo. Considerando la postura de Avolio de Cols e Iacolutti (2006), los propósitos de la evaluación están orientados a proporcionar información sobre los saberes previos y capacidades de un estudiante (o aspirante), proporcionar información sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje para introducir mejoras o ajustes y, por último, aquella que se orienta a comprobar los logros del aprendizaje. Considerando que una evaluación completa integra estas tres funciones, conviene recuperar los aspectos básicos de cada una.
Este proceso de aprendizaje se da en un contexto determinado y en interacción con otros, aspectos que deben considerarse en la enseñanza y, por lo tanto, en la evaluación. El conocimiento sobre las condiciones iniciales de los estudiantes permite anticipar posibles dificultades, orientar el aprendizaje y contextualizar cada situación de enseñanza.
Figura 7. Su propósito es proporcionar información sobre lo que sucede y lo que debería suceder para el logro de la competencia. Esta última perspectiva se relaciona directamente con el principio de autogestión del modelo educativo de UDGVirtual.
En este tipo de evaluación es importante considerar que:
- La evaluación es un proceso que permite la comprensión y la mejora.
- Los errores como oportunidades de aprendizaje. El propósito desde esta perspectiva no es comprobar si se lograron los objetivos, sino comprender por qué las cosas han salido así y por qué estamos donde estamos.
En este sentido, la evaluación vuelve a demostrar su potencial didáctico proporcionando valiosa información de su acción, tanto al estudiante como al docente.
- Requiere de diversas técnicas e instrumentos que permitan recoger evidencias de distinto tipo según los procesos evaluados.
- ¿Qué obstáculos se presentan?
- ¿Qué representaciones se construyen? Así, desde el enfoque de competencias, la evaluación formativa adquiere mayor relevancia puesto que la competencia es expresada y desagregada en el diseño curricular como subcompetencias o procesos.
Así mismo, cabe señalar que puede adquirir una función diagnóstica para niveles o periodos posteriores. Si la función de la evaluación es identificar las motivaciones, expectativas, saberes y capacidades de los estudiantes respecto a los objetivos formativos (diagnóstico), la evaluación se lleva a cabo al iniciar el proceso. El propósito de este tipo de evaluación es proporcionar retroalimentación a los estudiantes dentro del mismo proceso de aprendizaje.
La evaluación se expresa en un código (calificación) que puede ser un número o concepto, y se traduce en un certificado. De esta manera y de acuerdo con las autoras, se asume que la evaluación fundamenta y da significado a la acreditación de los aprendizajes. Sin embargo, para McDonald et al (2000) muchas veces la evaluación se ha concentrado en los juicios sumativos, en el registro y la medición en lugar de la comunicación y la descripción de la competencia lograda en función del aprendizaje. Esta intención coincide con la evaluación de procesos de Avolio de Cols e Iacolutti (2006) y parcialmente con noción de la evaluación formativa de McDonald, et al (2000) para quienes la finalidad de este tipo de evaluación está orientada exclusivamente a retroalimentar al estudiante.
Promoción y Certificación
Si se analiza desde el enfoque de la promoción, el fin de la evaluación será determinar el grado de desarrollo de las competencias en un determinado curso o programa formativo y con esto decidir si el estudiante es promovido a un siguiente nivel de formación. Ambos propósitos tienen que ver con la evaluación de resultados o sumativa, ya que, aunque se trate sólo de una parte del proceso de formación (asignatura, créditos, módulos), se está acreditando con la intención de promover al estudiante a niveles superiores. Se subraya la importancia de la información que se obtiene a través de esta para
Conviene mencionar que la certificación puede hacerla: la institución educativa para determinar si los estudiantes tienen las competencias en el nivel esperado al finalizar un nivel o programa de formación; el Estado para determinar el grado de desarrollo de ciertas competencias generalmente a través de pruebas masivas para determinadas poblaciones; y ciertas organizaciones profesionales que buscan certificar las competencias a través de análisis independientes, tal es el caso de la certificación para gerentes de proyectos que otorga el Project Managment Institute. Por último, también se reconocen distintos momentos dentro del proceso educativo en los que la evaluación se lleva a cabo. Tobón (2005) plantea estos tres tipos de valoración como procesos interdependientes para la valoración de las competencias. La autovaloración promueve la construcción de autonomía en el estudiante, el autoconocimiento, en el sentido de que posibilita reconocer qué competencias es necesario desarrollar y cuál es la mejor manera de hacerlo, y la autorregulación, es decir, conociendo qué competencia debo desarrollar y cómo hacerlo, llevarlo a la acción sistemática y deliberadamente. Así también se requiere de un ambiente de confianza y respeto que facilite la expresión de todos, por último, motivar a la aceptación de la retroalimentación desde una perspectiva constructiva que permita el reconocimiento de los logros y áreas de mejora. Al adoptar unos u otros métodos de aprendizaje para responder a la evaluación, se reconoce en el aprendizaje, una influencia parcial dada por las formas y la naturaleza de las tareas de evaluación.
Por estas razones y de acuerdo con los mismos autores, toda evaluación, incluyendo aquella diseñada y ejecutada bajo el enfoque de competencias, debe basarse en los siguientes principios:
- Validez: Una evaluación es válida cuando evalúa lo que pretende evaluar. Asegurarse que los alumnos comprendan lo que se espera de ellos y cómo se realizará la evaluación es una forma de lograr imparcialidad. Esto cobra especial importancia puesto que se requiere establecer qué tipos de desempeños permitirán reunir evidencia en cantidad y calidad suficiente para determinar si una persona es competente o no. Además, resaltan la necesidad de coherencia que debe existir entre el enfoque adoptado, las situaciones (de evaluación) diseñadas, las preguntas formuladas, lo que se enseña y lo que se evalúa.
El Proceso de Evaluación de Competencias
Retomando la postura de Avolio de Cols e Iacolutti (2006), se considera a la evaluación un proceso continuo y sistemático en tanto no se trata de un hecho aislado si no un conjunto de actividades interrelacionadas y ordenadas de manera secuencial. Se trata de definir claramente cuál será la base de referencia que permitiría saber si un estudiante logró o no los objetivos propuestos y cuáles son los requisitos mínimos para determinar su aprobación. Esta información será la evidencia a través de la cual se puede evaluar el desarrollo de una competencia. Lo que significa que además de determinar los momentos, hay que definir cuáles son los instrumentos más adecuados para recabar datos considerando el tipo de información que se busca. Se selecciona la técnica de acuerdo con el propósito de la evaluación y a lo que se pretende evaluar.
- Recolección de datos: Esta información se analiza e interpreta buscando establecer relaciones que sirvan de base para formular juicios y conclusiones.
- Formulación de juicios y toma de decisiones: Por último, los resultados de la evaluación son informados a quienes participaron en el proceso, esto con el objetivo de promover la mejora, no sólo dando a conocer los vacíos o distancias entre lo esperado y lo logrado, si no apuntando alternativas que permitan superar dichas brechas. ¿Cuál es el problema de la práctica profesional que sirve de núcleo? ¿Cuáles se evaluarán a través de los productos elaborados? ¿Qué criterios vamos a considerar para determinar la aprobación?
Las actividades evaluativas que se desprenden de estas reflexiones podrían establecerse de la siguiente manera:
- Con base en los objetivos, reflexionar sobre las competencias o subcompetencias a evaluar. Estas competencias tienen que estar referidas al perfil profesional por un lado y, por otro, a aquellas que fueron promovidas y desarrolladas durante el proceso formativo. Una situación de evaluación integradora debe posibilitar la evaluación de las competencias (es decir la integración de sus componentes en el desempeño esperado) considerando los criterios que orientan las decisiones, el dominio de los procedimientos y métodos de trabajo, la utilización de herramientas e instrumentos específicos, la resolución de problemas habituales e inesperados (Tobón, 2005), la práctica reflexiva y las actitudes. Para que estas evidencias sean válidas deberán estar siempre relacionas con los criterios de desempeño definidos en la competencia.
- Seleccionar técnicas de evaluación. Definido el qué, es posible decidir sobre cómo proceder y seleccionar las técnicas o procedimientos que permitan obtener información válida y confiable. Es importante, al momento de su construcción, no perder de vista la competencia o elementos de competencia a evaluar, así como el contexto donde ésta o éstos se desarrollan, las características de los estudiantes y los medios disponibles.
- Definir criterios de aprobación. Se trata de establecer los aspectos mínimos a considerar para la aprobación, determinando para cada uno los requisitos que deben cumplirse para un desempeño satisfactorio. Esta propuesta es denominada como metodología sistémica de evaluación de las competencias basada en matrices. Lo que facilita incorporar valores y reconocerlos como elementos de un desempeño competente, la necesidad de una práctica reflexiva o diálogo auto-reflexivo (Avolio de Cols e Iacolutti, 2006), la influencia del contexto cultural y el hecho de que además de reconocer la existencia de diversas formas de trabajar competentemente, también se reconoce que hay distintas formas de desarrollarlas. Este tipo de herramientas permite también evaluar la consistencia de lo que se busca aprender con lo que será evaluado y considerando ésta la principal intención de esta investigación, se asume esta postura como referente.
Describir y Comprender la Competencia a Evaluar
Las competencias se definen a partir de ejes de intervención que surgen de la identificación de problemáticas socio-profesionales en el entorno. Para Tobón (2009), las competencias se identifican con un verbo de desempeño, un objeto conceptual, una finalidad y una condición de referencia-calidad, como se ejemplifica en la figura 8.
Verbo de desempeño
Objeto
Finalidad
Condición
Elaborar
diagnósticos
que sustenten propuestas de intervención
describiendo ampliamente la realidad desde un enfoque educativo,
con base en el manejo de una metodología específica.
Competencia:
Elaborar diagnósticos que describan ampliamente la realidad y sustenten propuestas de intervención describiendo ampliamente la realidad desde un enfoque educativo, con base en el manejo de una metodología específica.
Figura 8. De acuerdo con lo expuesto, la evaluación puede ser diagnóstica (al inicio del curso o programa); formativa (a lo largo de todo el curso); de acreditación o promoción (durante el
En el anexo 4 se muestra la matriz de evaluación dada como ejemplo por Tobón (2009).
- Que sean concretos. Definir evidencias es definir la información a recabar en función de la competencia a evaluar. Es decir, si sólo se cuenta con evidencia de conocimientos obtenida a través de un examen escrito, difícilmente se podrá inferir de esto una competencia ocupacional. Esto sugiere entonces que hay grados o niveles que deben ser reconocidos tanto para disponer recursos instruccionales que permitan su desarrollo y de parámetros que faciliten su identificación y evaluación. Esto significa que para cada criterio se determinan indicadores que lo aterricen para efectos de evaluación (establecer los logros en el aprendizaje) y estos indicadores se establecen para cada nivel de dominio de la competencia. La figura nueve describe los niveles de dominio propuestos por el autor.
Figura 9. Tomado de Tobón (2009)
Ponderación
Para Tobón (2009), la ponderación consiste en:
- Establecer el valor en términos de porcentaje que tiene cada criterio respecto a su grado de importancia para valorar la competencia establecida. Los criterios que reflejen la competencia con mayor profundidad o que impliquen mayor reto poseerán un mayor porcentaje.
- Determinar el porcentaje de cada indicador. Igualmente, los indicadores que representen un mayor reto de aprendizaje y que sean altamente valorados en el contexto poseerán los mayores porcentajes.
Criterios e Indicadores Obligatorios para Acreditar una Competencia
En la propuesta de Tobón, estos indicadores son señalados en la matriz con el término “fundamental”. La misma matriz propuesta en este modelo es un instrumento de evaluación. Cabe destacar que la retroalimentación, ya sea por el asesor o por algún compañero, afianza el carácter formativo de la evaluación puesto que, al hacerse a partir de las competencias (considerando criterios, evidencias, nivel de dominio o idoneidad en los desempeños…) favorece el proceso de reflexión y aprendizaje en el propio estudiante.
Estrategias e Instrumentos de Evaluación de Competencias
La evaluación de competencias, por su naturaleza, requiere de la articulación de procedimientos e instrumentos válidos y confiables a través de los cuales se puedan evidenciar las competencias. La “multivariedad” y la triangulación entre los distintos instrumentos permite conjugar congruentemente distintos modos de recoger evidencias, sean estas de conocimiento, de proceso y/o de producto. Para llevar a cabo la evaluación según se ha definido, las estrategias echan mano de instrumentos que permiten recabar la información (evidencias) necesarias el proceso de aprendizaje del estudiante.
McDonald et al (2000) considerando la relación entre evidencias y estrategias e instrumentos de evaluación desde el enfoque de competencias, sugieren:
- Usar los métodos de evaluación más adecuados para evaluar la competencia de manera integrada: Recordando que “competencia” implica la integración de conocimientos, habilidades, actitudes y valores, se hace evidente la necesidad de utilizar métodos integrados (e. Por último, las evidencias de producto corresponden a los resultados o productos tangibles que son usados para demostrar que una actividad fue llevada a cabo.
- Seleccionar los métodos que sean más directos y relevantes para aquello que se está evaluando: Se trata de considerar la integralidad de la competencia en la evaluación a través de la selección de diversos métodos (e. observación del desempeño más comprensión de instrucciones a través de cuestionarios) que se complementen y que faciliten la obtención de evidencias para determinar el nivel de competencia alcanzando por el estudiante. El procedimiento consiste en, previa descripción de las características y contexto de la situación a simular, la descripción de la tarea asignada (lo que se debe hacer), las condiciones que influyen en el desempeño y, por supuesto, la competencia o competencias a evaluar. Cuando el evaluado comienza a describirlas se le va solicitando más información, detalles, al respecto, con el fin de valorar cómo fue su comportamiento en determinada situación, bajo qué condiciones se dio y cuáles fueron sus consecuencias.
- Cuestionarios por competencias: Estas personas podrían ser superiores, colegas, subordinados, clientes, proveedores, etc., se trata de personas que conocen al evaluado y que han podido observar su desempeño en situaciones pasadas.
Tabla 1.
Tabla 2. Estos trabajos o productos, dan cuenta del proceso de formación de las competencias, es decir, contienen diversas evidencias de aprendizaje (como pueden ser ensayos, artículos, consultas, informes, talleres…) e informes de evaluación (auto, co y/o heteroevaluación) que han sido recolectados durante el curso. La premisa que sustenta esta herramienta parte de la idea de que la evaluación de lo aprendido puede analizarse conjuntamente entre el profesor y el estudiante y debe servir tanto para la construcción progresiva de los aprendizajes, como para que ambos puedan monitorear la evolución de las competencias.
Además del portafolio, el proceso de evaluación se vale de la aplicación de otros instrumentos basados en los criterios definidos de evaluación.
Tabla 3.