Euclion estafila

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ACTO II, Escena I: ME. — Eres una mujer fantástica, ¡dame esa mano! EUN. — ¿Fantástica? ¿Dónde está? ¿Es que hay alguna que lo sea? ME. — Tú lo eres. EUN. — ¿Yo? ME. — Si te empeñas, entonces, no. EUN. — Sé sincero, una mujer fantástica no existe. Cada una es peor que la otra, hermano. ME. — Ésa es también mi opinión y de seguro que no te voy a llevar la contraria en ese punto, hermana.EUN. Préstame atención, por favor. ME. Soy todo oídos, no tienes más que mandar, si quieres algo. EUN. Es una cosa, que en mi opinión, es lo mejor para ti lo que quiero aconsejarte. ME. Hermana, eres la misma de siempre. EUN. Me alegro. ME. A ver, hermana, ¿de qué se trata? EUN. Se trata de una cosa que ojalá te traiga felicidad sin término: para que tengas hijos... ME. ¡Dios lo haga! EUN. Quiero que contraigas matrimonio. ME. ¡Dios mío, muerto soy! EUN. Pero, ¿qué pasa? ME. Pobre de mí, tus palabras, hermana, me hacen saltar los sesos, son más duras que la piedra. EUN. Ea, haz lo que te dice tu hermana. ME. Si fuera de mi agrado, sí que lo haría. EUN. Es por tu bien. ME. Sí, antes morir que casarme.

ESCENA II:
ME. ¡Salud y suerte, Euclión! EUC. Queda con Dios, Megadoro. ME. ¿Qué tal, contento y bien de salud? EUC.No creas que cuando un rico se ponetan amable con un pobre, es así a la buena de Dios: ése sabe ya que tengo el oro, por eso me saluda tan atento. ME. Dime, pues, ¿sigues bien? EUC. A ver, en lo referente a los monises, así así. ME. Caray, si es que sabes llevarlo, tienes bastante para un buen pasar. EUC. La vieja le ha descubierto lo del oro, ¡maldición!, está más claro que el agua; cuando vuelva a casa le voy a cortar la lengua y a sacarle los ojos. ME. ¿Qué es lo que estás hablando ahí a solas?EUC. Me estoy quejando de mi pobreza. Tengo una muchacha soltera ya mayor, sin dote y que no hay quien la case, lo que es yo no soy capaz de encontrarle una colocación. ME. Calla, no te apures, Euclión, se le dará una dote, estoy dispuesto a ayudarla.

ME. Mientras más te arrimes a las gentes de bien, tanto mejor para ti. Euclión, acepta mi propuesta, oye lo que te digo y prométeme a tu hija. EUC. Pero no tengo dote que darle. ME. Déjate de dotes, con tal que sea de buena condición, bastante dotada está. EUC. No, yo te lo digo, porque no vayas a pensar quehe encontrado un tesoro. ME. Lo sé, no hace falta que me lo avises; prométeme la mano de tu hija. EUC. Sea. (Se oyen unos golpes) ¡Santo Dios, ahora sí que estoy perdido! ME. ¿Qué te pasa? EUC. ¿Qué es lo que ha sonado, algo así como un ruido metálico?ME. No, es que he mandado cavar aquí en casa el jardín. ¿Pero dónde estáéste? Se ha marchado sin darme una contestación. Se porta con altanería porque ve que busco su amistad; hace igual que todos: deja a una persona rica ir a buscar el favor de un pobre; el pobre no se atreve a entrar en contacto con él; por miedo, echa a perder la cosa y luego, después que fenecíó la ocasión, entonces, cuando ya es tarde, la echa de
menos.EUC. ¡Maldición!, si no te hago arrancar la lengua de raíz, te doy orden y te autorizo a que me hagas castrar por quien te dé la gana. ME. Caray, Euclión, estoy viendo que me tomas por una persona a propósito para, a pesar de mi edad, andar jugando conmigo, y eso sin que yo dé motivo para ello. EUC. ¡Por Dios!, Megadoro, ni lo hago, ni aunque quisiera, tendría posibles para juegos de ninguna clase. ME. Entonces, ¿qué? ¿Me prometes la mano de tu hija? EUC. Pero con las condiciones y con la dote que te dije. ME. Entonces, ¿me la prometes? EUC. Te la prometo. ME. Que sea para bien. EUC. Dios lo haga. Pero ten presente que hemos convenido que no llevaría dote al matrimonio. ME. Lo sé. EUC. Pero yo también me sé los subterfugios que os gastáis: lo convenido no está convenido, lo no convenido está convenido, según os viene en gana. ME. No habrá problema entre nosotros. Pero, ¿tienes algo en contra de que celebremos la boda hoy
mismo? EUC. De ninguna manera, todo lo contrario. ME. Entonces me voy para hacer los preparativos. ¿Algo más? EUC. Nada, que te vaya bien. ME. (A su esclavo.) ¡Tú, Estróbilo, ven conmigo enseguida deprisa al mercado! EUC. Se fue. ¡Dioses inmortales, lo que puede el oro!Estoy seguro que es que se ha enterado de que tengo un tesoro en casa y no está más que deseando echarle la garra, por eso se ha empeñado en emparentarse conmigo.

ACTO IV, Escena IV: EUC. Fuera de aquí, lombriz de caño sucio, conque acabas ahora mismo de salir de la tierra, hace nada ni rastro había de ti, pues ahora que estás ahí, verás, vas a acabar tus días, tú,malabarista, te las vas a tener que ver conmigo pero que de muy mala manera. ESCL. Pero, ¿a qué viene esa furia, qué tengo yo que ver contigo, abuelo, por qué me zarandeas, por qué me arrastras, por qué me golpeas? EUC. Tú, cosechero de palos, ¿todavía me lo preguntas, ladrón, más que ladrón? ESCL. ¿Pero qué es lo que te he robado? EUC. ¡Venga, devuélvemelo! ESCL. Pero, ¿qué te voy a devolver? EUC. ¿Encima me lo preguntas? ESCL. Yo no te he quitado nada a ti. EUC. Pero para ti me has quitado algo, ¡dámeló, venga! ESCL. ¿Cómo venga? EUC. No puedes quitármelo. ESCL. Pero, ¿qué es lo que quieres? EUC. Dame. ESCL. Desde luego que me creo yo que estás acostumbrado a que te las den, abuelo. EUC. Dame, hale, déjate de pamplinas, no estoy yo ahora para bromas. ESCL. Pero, ¿qué te voy a dar? ¿Por qué no llamas a lo que sea por su nombre? ¡Maldición!, yo no he cogido nitocado nada. EUC. Enséñame las manos. ESCL. Aquí las tienes, te las enseño, míralas. EUC. Bien, venga, enséñame la tercera. ESCL. Este viejo está endemoniado y mal de la cabeza. ¿No ves que me estás tratando injustamente? EUC. Desde luego que sí, pero sólo por no haberte colgado ya, pero bien sabe Dios, que te colgaré, si no confiesas. ESCL. Pero, ¿qué voy a confesar?EUC. ¿Qué es lo que te has llevado de aquí? ESCL. Los dioses me confundan, si te he quitado algo tuyo (aparte) y si no es que quería quitártelo. EUC. Venga, sacude la capilla esa. ESCL. Como quieras. EUC. No sea que lo tengas entre los vestidos. ESCL. Tienta tú mismo por donde te dé la gana. EUC. ¡Ah!, mira que amable se pone ahora el muy sinvergüenza, para que piense que no se ha llevado nada. Yo me sé esos trucos. Venga enséñame otra vez la manoderecha. ESCL. Aquí la tienes. EUC. Ahora enséñame la izquierda. ESCL. Toma, las dos al mismo tiempo. EUC. Basta de registros. Devuélvemelo. ESCL. ¿El qué te voy a devolver? EUC. Ah, te estás burlando, tú lo tienes. ESCL. ¿Que lo tengo? ¿El qué tengo? EUC. No quiero decirlo, no estás más que deseando oírlo; lo mío, sea lo que sea, que lo tienes tú, devuélvemelo. ESCL. ¡Estás mal de la cabeza! Me has registrado como te ha dado la gana y no me has encontrado nada tuyo. EUC. Espera, espera, ¿quién es aquél?, ¿quién era el otro que estaba ahí dentro contigo? ¡Dios mío, estoy perdido! El otro está ahí dentro haciendo de las suyas; si dejo a éste, se me escapa. En fin de cuentas a éste ya le he registrado de punta a cabo, éste no tiene nada. Vete donde te dé la gana. ESCL. Mal rayo te parta. EUC. Bonita manera de dar las gracias. Ahora voy ahí a cortarle el gañote a tu cómplice. ¿Te largas ya de mipresencia? ¿Acabas o no acabas de irte? Mucho cuidado con volver a aparecer ante mi vista.

ESCL. Morirme de la peor de las muertes prefería antes que no dársela hoy al viejo. Ahora ya no se atreverá a esconder el oro ahí, seguro que lo saca y lo cambia de lugar. ¡Ajajá!, suena la puerta: ¡el viejo, que saca el oro fuera! Voy a retirarme aquí un poco junto a la puerta.

ESCENA VII:
LI. Esto es todo, madre, ya estás tú también al tanto de toda la historia con la hija de Euclión. Ahora, madre, te ruego y te suplico otra vez lo mismo que antes; habla al tío, madre, por favor.EUN. Bien sabes tú que mi único deseo es cumplir los tuyos; yo confío que tendré éxito con mi hermano. El motivo es además justificado, si es verdad lo que dices, que violaste a la muchacha cuando estabas bebido.LI. ¿Voy yo a decirte a ti una mentira, madre? FE. Ay, aya, por favor, me muero, me vienen los dolores, Juno Lucina, ayúdame! LI. ¡Mira, madre, hechos y no palabras, grita, le viene el parto! EUN. Ven conmigo, hijo, a mi hermano, que consiga de él lo que me pides. LI. Ve, madre, yo te sigo. Pero, ¿dónde puede estar mi esclavo? Le había dicho que me esperara aquí. Aunque ahora que lo pienso, si es que está ocupado en mi servicio, no es justo que me enfade con él. Voy
dentro, donde seestán celebrando los comicios sobre mi vida.




ESCENA X:
EUC. ¿Quién habla ahí? LI. Yo, un desgraciado. EUC. Yo sí que lo soy, un hombre perdido, tan grandes son los males y las tristezas que me acosan. LI. No te pongas así. EUC. ¿Cómo no voy a ponerme así, por favor? LI. Porque yo soy quien ha cometido la acción que te inquieta, lo confieso. EUC. ¿Pero qué es lo que dices? LI. La pura verdad. EUC. Pero, joven, ¿qué motivos te he dado yo para que hicieras una cosa semejante, acarreándome la perdición mía y de mis hijos? LI. Un Dios me empujó, él fue quien me sedujo hacia ella. EUC. ¿Cómo? LI. Confieso que he cometido una falta y que soy culpable; por eso vengo a rogarte, que te dignes concederme tu perdón. EUC. Pero, ¿cómo te has atrevido a hacer una cosaasí, tocar lo que no era tuyo? LI. ¿Qué quieres que le hagamos? Ya está hecho, y lo hecho hecho está; los dioses lo han querido, digo yo, porque de no ser así, seguro estoy que no hubiera sucedido. EUC. Y yo digo que los dioses han querido que te ponga en mi casa en el potro y te mande al otro barrio. LI. Por Dios, no digas una cosa así. EUC. ¿Qué tenías tú que tocar lo que era mío sin mi consentimiento?LI. Es que lo hice por culpa del vino y de la pasión. EUC. Descarado, ¿te atreves a venirme con esas explicaciones, sinvergüenza? Pues si fuera una cosa permitida el poder disculparse en esa forma, en pleno día les arrebataríamos las joyas a las señoras a todas vistas y luego, si nos echaban mano, nosdisculparíamos diciendo que estábamos borrachos y enamorados. Una cosa bien barata es el amor y el vino si al borracho y al enamorado le es lícito hacer impunemente lo que le venga en gana. LI. Pero yo vengo por mi voluntad a suplicarte que me perdones mi locura. EUC. No me hace a mí gracia la gente que viene con excusas, después de haber obrado mal. Tú sabías que no era tuya, no debías haberla tocado.LI. Pues porque me he atrevido a tocarla, no pongo inconvenientes en que sea yo precisamente el que me quede con ella. EUC. ¿Tú te vas a quedar con ella siendo mía en contra de mi voluntad?LI. Yo no la exijo en contra de tu voluntad, pero juzgo que me pertenece, es más, tú mismo, Euclión, tendrás que reconocer, digo, que debe ser mía. EUC. Como no me devuelvas... LI. ¿Qué es lo que te voy a devolver?EUC. Lo que es mío y me has quitado, ¡maldición!, te voy a llevar al juez y te voy a hacer un proceso. LI. ¿Que yo te quito lo tuyo? ¿De dónde? O ¿de qué se trata? EUC.¡Que Dios te bendiga tal y como es verdad que no lo sabes! LI. Como no sea que tú me digas qué es lo que echas de menos. EUC. La olla de oro, digo, te reclamo, que me has confesado tú mismo que me la has quitado. LI. Por Dios, ni lo he dicho ni mucho menos lo he hecho. EUC. ¿Lo niegas? LI. Una y mil veces, porque ni sé ni tengo la menoridea de qué oro ni de qué olla se trata. EUC. La olla que me has robado del bosque de Silvano, venga, hale, devuélvemela, yo la reparto contigo, aunque seas un ladrón, no te voy a molestar,  hale, devuélvemela. LI. Tú no estás en tu juicio, llamarme a mí ladrón. Yo, Euclión, creía que tú habías tenido noticia de otracosa, que me atañe; es algo de mucha importancia sobre lo que quisiera hablar contigo en calma, si es que tienes tiempo. EUC. Dime entonces bajo palabra de honor: ¿no me has robado tú el oro? LI. Palabra de honor que no. EUC. ¿Ni sabes tampoco quién me lo ha quitado? LI. Palabra. EUC. ¿Y me lo dirás, si sabes quién ha sido? LI. Lo prometo. EUC. ¿Y no cogerás para ti parte alguna de aquel quelo tiene ni darás acogida al ladrón? LI. Así es. EUC. Y ¿si mientes? LI. Entonces, que el soberano Júpiter haga de mí lo que le venga en gana. EUC. Eso me basta. Venga, di ahora qué quieres. LI. Por si acaso no conoces a mi familia: Megadoro, tu vecino, es mi tío, mi padre era Antímaco, yo soy Licónides, mi madre es Eunomia. EUC. Claro que conozco a tu familia. ¿Qué es lo que quieres? Eso es lo que deseo saber. LI. Tú tienes una hija. EUC. Sí, ahí en mi casa. LI. Según yo sé, se la has prometido a mi tío. EUC. Estás al tanto de todo. LI. Mi tío me ha encargado comunicarte, que renuncia al matrimonio.

ACTO V, Escena I:
ESCL. Dioses inmortales, ¡qué felicidad tan sin límite me habéis concedido! Tengo en mi posesión una olla de cuatro libras de oro. ¿Quién más rico que yo? ¿Qué otrohay en Atenas a quien los dioses le sean más propicios? LI. Me parece haber oído hablar a alguien por aquí. ESCL. Eh, ¿no es mi amo a quien diviso? LI. ¿No es ése mi esclavo? ESCL. Él es en persona. LI. Él es, desde luego. ESCL. Me acercaré a él. LI. Voy a su encuentro; seguro que, como le ordené,se habrá puesto en contacto con la vieja, el aya de la muchacha. ESCL. ¿Por qué no voy y le digo el botín que he encontrado? Luego le pediré que me conceda la libertad. Voy a hablarle: he encontrado... LI. A ver, ¿qué has encontrado? ESCL. No lo que los chiquillos gritan que han encontrado en las habas10. LI. ¿Ya estamos como siempre, con tus bromas?ESCL. Amo, espera, ahora te lo explico. LI. Venga pues, habla. ESCL. Amo, he encontrado unas riquezas inmensas. LI. ¿Dónde, pues? ESCL. Una olla, digo, de cuatro libras de oro. LI. ¿Qué es lo que oigo? ESCL. Se la he quitado a Euclión, el viejo ese de ahí. LI. ¿Dónde está ese oro? ESCL. En un arca, en mi cuarto. Ahora quería pedirte que me dieras la libertad.LI. ¿La libertad te voy a dar yo, cúmulo de maldades? ESCL. Vamos, amo, yo sé lo que estás pensando, anda que bien que te he tomado el pelo; ya estabas dispuesto a quitármelo. ¿Qué hubieras hecho, si lo hubiera encontrado de verdad? LI. No puedes decirme que era una broma, anda ve y devuelve el oro. ESCL. ¿Que devuelva el oro? LI. Devuélvelo, digo, que se lo devolvamos a Euclión. ESCL. ¿Y de dónde lo voy a sacar?LI. ¿No acabas de confesar que lo tienes en un arca? ESCL. ¡Bah!, yo soy de esa condición, de andar gastando bromas. *** Sí, eso digo. LI. ¿Sabes lo que te espera? ESCL. ¡Maldición!, jamás lo conseguirás, así me mates.






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