Etapas de la primera guerra carlista

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ÍSABEL


11:

LAS REGENCIAS Y EL PROBLEMA CARLISTA (1833-1843)

EL PROBLEMA CARLISTA.

La Primera Guerra Carlista (1833-1840)

La causa de la guerra fue el problema sucesorio planteado a la muerte de Fernando VII. En los últimos años de la vida del rey nacíó Isabel de Borbón. En 1830 el rey confirmó la Pragmática
Sanción por la que se abolía la Ley Sálica que excluía del trono a las mujeres. Cuando Fernando VII murió en 1833 le sucedíó en el trono su hija de tres años Isabel II.
Debido a su minoría de edad la regencia fue asumida por la reina viuda, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias.Carlos M
a Isidro, hermano del rey y hasta ese momento su sucesor, no aceptó los derechos dinásticos de su sobrina y reclamó sus derechos dinásticos desde su exilio en Portugal en el Manifiesto de Abrantes. Inmediatamente después de conocerse la muerte de Fernando VII, se iniciaron levantamientos armados a favor del pretendiente D. Carlos María Isidro que son el origen de la Primera Guerra Carlista. En este conflicto se enfrentaron dos bandos:

El bando isabelino o cristino defendía la ideología liberal:
Ma Cristina, la reina Gobernadora, se vio obligada a buscar ayuda de los liberales para mantener a su hija en el trono. Contaron con el apoyo de la alta nobleza, los funcionarios y un sector de la jerarquía eclesiástica.

El bando carlista defendía el absolutismo:
reconocía los derechos al trono de D. Carlos y sus ideales:
el absolutismo, el inmovilismo, el tradicionalismo católico
y el foralismo lo que explica su fuerte arraigo en Navarra, País Vasco, Cataluña y el Maestrazgo. El programa ideológico-político del carlismo se podía sintetizar en el lema "Dios, Patria, Fueros, Rey". Se apoyaban en la pequeña nobleza, el bajo clero y los campesinos El desarrollo de la guerra pasó por dos etapas:

La primera etapa (1833-1835)


se caracterizó por los triunfos carlistas en el norte. Don Carlos llegó a instalarse en Navarra y organizó la monarquía, con su corte, su gobierno y su ejército. El general carlista Zumalacárregui conquistó Tolosa, Vergara y otras ciudades aunque fracasó en el sitio de Bilbao (1835), donde murió. A Zumalacárregui le sustituyó el general Maroto.

En la segunda fase (1836-1840), la guerra terminó por decantarse hacia el bando isabelino a partir de la victoria del general liberal Baldomcro Espartero en Luchana (1836) que puso fin al sitio de Bilbao. A partir de 1837 las derrotas carlistas fueron continuas (el intento carlista de tomar Madrid en
1837 fracasó). La guerra terminó con el denominado Convenio o Abrazo de Vergara (1839), acuerdo firmado por el general liberal Espartero y el carlista Rafael Maroto representante de los transaccionistas.

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