Estudios retroprospectivos

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¡Escribe tu texto aquí!Las representaciones de condado por condado de los Resultados de las elecciones presidenciales de los EE. UU. En 2016 mostraron un Océano de rojo salpicado de islas de azul, una vívida manifestación de una "división urbana-
rural" en la América contemporánea que ocultaba los Resultados de las elecciones electorales a nivel estatal. Los comentaristas se Apresuraron a aprovechar estas imágenes y relacionarlas con las fuentes de Diferencia descubiertas por la Encuesta de la Comunidad Estadounidense de 2016, Lamentando una América irremediablemente polarizada (por ejemplo, Badger et Al.2016; Davidson 2017; Uberti 2017). Muchos comentaristas atribuyeron la Dramática pérdida de Hillary Clinton al racismo rural latente y la xenofobia Desatada por Donald Trump luego de 8 años de retórica post-racial de la era Obama (Tessler 2016; Coates 2017). Otros pintaron un cuadro de reacción rural Contra un elitista, una América urbana y un gobierno que se percibía cada vez Más desatento con el sufrimiento, las necesidades y las prioridades rurales (Gass 2015; Cramer 2016; Guo 2016; Emont 2017). Para muchos, la elección marcó La cima de una marea populista en el corazón de Estados Unidos, caracterizada Por el nacionalismo, el colectivismo y los sentimientos anti-élite y Antiexpertos (Mudde 2004; Oliver y Rahn 2016). La importancia relativa de los Motivos económicos, culturales e ideológicos para impulsar la victoria de Donald Trump sigue siendo un tema de debate, pero la mayoría de los expertos Parecen estar de acuerdo en un punto: una profunda división entre América Urbana y rural es responsable de gran parte del vitriolo de la campaña Presidencial de 2016 y el resultado final de la elección. Como un equipo Interdisciplinario de académicos de sistemas agroalimentarios basados ​​en Sociología, geografía y agroecología, exploramos las complejidades y Contradicciones inherentes a las discusiones en curso de la división urbano-
Rural en el contexto de los sistemas agrícolas y alimentarios. Históricamente, la agricultura ha desempeñado un papel central en la definición De las relaciones urbano-rurales en los EE. UU. Si bien las complejas Relaciones comerciales ahora dan forma a los patrones de consumo de alimentos De los EE. UU. (Servicio de Investigación Económica del USDA 2017), persiste un imaginario agrario que posiciona a la América rural como un espacio Relativamente vacío para la producción, extracción e incluso "sacrificio" Frente a América urbana (Gutman 2007; Ashwood y MacTavish 2016). Al estudiar la Ruralidad y la dicotomía urbano-rural, la importancia de las ocupaciones Agrícolas ha proporcionado una distinción de facto entre lo urbano y lo rural (Bealer Et al. 1965). Sin embargo, en nuestra experiencia, la agricultura es una Herramienta cada vez menos útil para distinguir las zonas rurales de las zonas Urbanas de Estados Unidos, y los imaginarios agrarios perpetuados a través de Las discusiones sobre la división urbano-rural socavan soluciones efectivas e Integradoras para muchos desafíos compartidos. Los orígenes, el alcance y las Implicaciones políticas de la división urbano-rural se discuten ampliamente en Otros lugares (Fiorina et al. 2006; Cramer 2016) y no son el foco de este Documento. En cambio, buscamos problematizar el concepto de división Urbano-rural como marco en los estudios y políticas agroalimentarias, y Consideramos sus limitaciones a la luz de los supuestos e intenciones que lo Sustentan. Friedland (2002) argumentó que la agricultura moderna, que sugiere Que se describe mejor como agronegocios, no está necesariamente alineada con la Ruralidad o los imaginarios agrarios. Nos basamos en este argumento Confrontando suposiciones sobre la división urbano-rural que están integradas En las políticas de desarrollo rural, agricultura y nutrición de los EE. UU., Y Explorando la creciente conectividad de los medios de vida rurales y urbanos a Través de procesos de desagrarianización rural y reagrarianización urbana. A Partir de casos en nuestros propios sistemas de investigación, buscamos Informar las discusiones en curso sobre la forma de la división urbano-rural de Estados Unidos y los límites de su utilidad como marco. En última instancia, Argumentamos que centrarse en la división urbano-rural ignora las definiciones Borrosas de las áreas urbanas y rurales, así como las conexiones y puntos en Común que vemos en nuestro trabajo como académicos agroalimentarios. No Argumentamos que no existe una división urbano-rural, ya que los estudios y las Encuestas de opinión pública ilustran las diferencias medidas y percibidas en Muchos aspectos de las experiencias vividas de las personas (Cramer 2016, US Census Bureau 2016; USDA Economic Research Service 2016a; DelReal y Clemente 2017). Tampoco sugerimos que las necesidades rurales no merezcan una atención Concertada y respuestas personalizadas. Por el contrario, las respuestas a los Desafíos rurales (y urbanos) deberían estar formadas por una comprensión más Matizada de una división urbana-rural dinámica que cree espacio para soluciones Integradoras, sistemas agroalimentarios sostenibles y un mejor bienestar Humano.

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