España: Transición del Antiguo Régimen a la Revolución Liberal (1788-1931)
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Los soberanos que reinaron durante este periodo fueron: Carlos IV (1788-1808), Fernando VII (1808-1833), Isabel II (1833-1868), Alfonso XII (1875-1885) y Alfonso XIII (1886-1931), junto con José Bonaparte (1808-1813) y Amadeo de Saboya (1871-1873). Los gobiernos, y los hechos, que hicieron posible este cambio fueron: la Guerra de la Independencia entre 1808 y 1814, el sexenio absolutista entre 1814 y 1820, el Trienio Liberal en el que gobernó el general Riego (entre 1820 y 1823), la década absolutista entre 1823 y 1833, los diferentes gobiernos isabelinos entre 1833 y 1868, el bienio liberal de Prim (entre 1868 y 1870), Amadeo de Saboya entre 1870 y 1873, la Primera República entre 1873 y 1874, los gobiernos de Alfonso XII entre 1875 y 1885 y la regencia de María Cristina entre 1885 y 1902.
El Trienio Liberal y la intervención de la Santa Alianza (1820-1823)
La mala situación de la Hacienda Pública y la persecución de los liberales fueron las causas principales de los continuos pronunciamientos que se produjeron en esta época. En 1820, los oficiales del ejército Quiroga y Riego, que se encontraban en Cabeza de San Juan (Sevilla) al frente de las tropas destinadas a combatir los movimientos de independencia en América, protagonizaron un levantamiento que triunfó y logró el retorno del liberalismo. Otros pronunciamientos se unieron al de Riego y obligaron al rey a restablecer la Constitución de Cádiz. Durante tres años, los liberales gobernaron. Fernando VII pidió ayuda a las potencias europeas absolutistas, unidas en la Santa Alianza, que enviaron un ejército (los Cien Mil Hijos de San Luis) que invadió la península y restableció de nuevo el absolutismo.
La vuelta al absolutismo y el problema sucesorio (1823-1833)
Década Ominosa
Fernando VII suprimió todas las reformas del Trienio Liberal, Riego fue ahorcado y el rey volvió a gobernar de manera absolutista. Se produjeron nuevos intentos de sublevación, que terminaron con el fusilamiento del general Torrijos y el ajusticiamiento de Mariana Pineda en Granada (acusada de bordar una bandera liberal). El problema sucesorio se planteó al promulgar Fernando VII la Pragmática Sanción, derogando la ley sálica (impuesta en el reinado de Felipe V) que impedía reinar a las mujeres en España. Al nacer su hija Isabel fue reconocida como heredera del trono dando lugar a que se formaran dos tendencias:
- Los liberales, partidarios de Isabel.
- Los absolutistas, partidarios del hermano del rey, don Carlos, que se oponía al sistema liberal.
Los seguidores de don Carlos no aceptaron a Isabel como reina, lo que dio lugar a una serie de guerras.
Crisis del Antiguo Régimen: Guerra y Revolución
Durante el reinado de Carlos IV, las tropas francesas invadieron España, lo que provocó la Guerra de Independencia. Al mismo tiempo, las ideas liberales que se extendían por el territorio español ya habían prevalecido en Francia.
La Guerra de Independencia (1808-1814)
El rey Carlos IV desatendió los asuntos de estado y dejó el gobierno en manos de su primer ministro, Manuel Godoy, cuyas relaciones con Francia pasaron por varias etapas:
- La ejecución del rey francés Luis XVI precipitó la incorporación de España a la primera coalición francesa para defender el Antiguo Régimen.
- En 1795, Godoy dio un giro a su política exterior porque en Francia había finalizado la época del terror. España se adhirió al bloqueo continental contra Gran Bretaña, decretado por Napoleón, cuyo propósito era invadir Gran Bretaña. La armada franco-española fue derrotada en la Batalla de Trafalgar (1805), lo que supuso la destrucción del poderío naval español.
- En 1807, Godoy firmó con Napoleón el Tratado de Fontainebleau, que preveía la entrada de tropas francesas en la península ibérica con el pretexto de ocupar Portugal (aliada de Gran Bretaña).
Se formó un grupo cortesano opuesto a Godoy y a su política que promovió una revuelta popular, denominada Motín de Aranjuez (1808), que forzó a Carlos IV a destituir a Godoy y a abdicar en su hijo Fernando. Carlos IV y Fernando VII fueron llevados a Bayona (Francia) y allí renunciaron al trono de España en favor de José Bonaparte, hermano de Napoleón, que reinó en España mientras duró la ocupación francesa, gracias al apoyo que recibió de los afrancesados.
La Guerra de Independencia comenzó el 2 de mayo de 1808, cuando los habitantes de Madrid se levantaron contra las tropas francesas y su ejemplo fue seguido en toda España.
La Revolución Liberal: Constitución de 1812
Los españoles que no aceptaron el gobierno impuesto por Napoleón, suplieron el vacío de poder originado por la marcha de los reyes con la creación de juntas, formadas por representantes elegidos por el pueblo. Al frente de todas ellas estaba la Junta Central. La Junta Central se refugió en Sevilla y, cuando esta ciudad fue conquistada por el ejército de Napoleón, se trasladó a Cádiz. Allí convocó a Cortes, que se reunieron en 1810. En las Cortes había:
- Representantes de la nobleza ilustrada y de los intelectuales liberales, que pretendían acabar con el Antiguo Régimen en España.
- Representantes de los partidarios del absolutismo que pedían el retorno del rey y del gobierno anterior.
El 19 de marzo de 1812, las Cortes de Cádiz promulgaron la primera constitución española que recogía y definía el principio de soberanía nacional, establecía la división de poderes y el sufragio censitario masculino, y reconocía a la religión católica como la oficial de la nación. Además, las Cortes de Cádiz dictaron una serie de leyes, entre las que cabe destacar las que determinaron:
- La supresión de los privilegios nobiliarios que permitían a los señores de un lugar administrar justicia entre sus habitantes.
- El reconocimiento de las libertades de expresión y de prensa.