España: Del Sexenio Revolucionario a la Restauración Monárquica
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El Sexenio Revolucionario y la Crisis del Reinado de Isabel II
Se produjeron revueltas en el campo y en las ciudades causadas por los problemas económicos y el hambre. Los progresistas, republicanos y demócratas eran excluidos del poder y estaban descontentos con el conservadurismo de los gobiernos. La reina era cada vez más impopular, se decía que llevaba una vida escandalosa y que se preocupaba poco por el gobierno. En 1866 firmaron el Pacto de Ostende en el que acordaron la expulsión de los Borbones y la desamortización de la vida política.
La Revolución de 1868 y la Monarquía de Amadeo I
Un pronunciamiento para deponer a Isabel II, liderado por Serrano y Prim, llevó a la creación de juntas revolucionarias para controlar las provincias y ciudades. La revolución triunfó y la reina se vio obligada a abandonar España. Se constituyó un gobierno provisional presidido por Serrano que convocó Cortes Constituyentes. Las Cortes aprobaron la Constitución de 1869, que mantenía la monarquía y nombraba regente a Serrano hasta la elección de un rey.
El general Prim fue asesinado en Madrid, pero fue el encargado de encontrar a Amadeo de Saboya, un rey moderno y democrático. Los republicanos y parte de la población no le apoyaban por ser extranjero (italiano). Estallaron dos conflictos: una insurrección en Cuba y una nueva guerra carlista. Amadeo acabó por abdicar.
El Sistema de la Restauración
El general Martínez proclamó rey a Alfonso XII, hijo de Isabel II, en 1874, dando comienzo a la Restauración. Era partidario de la monarquía constitucional y nombró presidente del gobierno a Cánovas del Castillo. Cánovas organizó y estabilizó la situación política, puso fin a la guerra de Cuba y a la carlista, y creó un nuevo sistema político en el que tenían cabida todos los partidos que aceptaran la monarquía y un régimen constitucional. Se basó en dos pilares: la nueva constitución y la alternancia en el poder de los partidos.
La Constitución de 1876
Tenía un carácter conciliador, ya que incorporaba principios moderados y progresistas. Para contentar a los progresistas, incluía una amplia relación de derechos y libertades. Para satisfacer a los moderados, proclamó la confesionalidad del estado y la soberanía compartida entre las Cortes y el rey.
El Turno Pacífico
El ejercicio del poder quedó asignado a dos partidos políticos:
- Los Conservadores: Liderados por Cánovas, se proclamaban defensores de la iglesia y del orden social, estado confesional, soberanía compartida, cortes bicamerales (Congreso y Senado) y sufragio censitario.
- Los Liberales: Liderados por Sagasta, en cuyos gobiernos se desarrollaron importantes reformas sociales y se aprobó el sufragio universal masculino (1890), libertad de asociación y prensa, y cierta libertad religiosa.
El monopolio fue posible por la existencia de la corrupción electoral. En el campo, los caciques forzaban a la población rural a que votaran al partido que convenía para la formación del gobierno, a esto se le llamó caciquismo. En las ciudades se manipulaban los votos; si los resultados electorales no eran los esperados, se le llamaba pucherazo. Así se fabricaban los resultados electorales que alternativamente daban la victoria a conservadores y a liberales.
La Oposición al Sistema
Este sistema político dejaba fuera a tres grupos:
- Anarquistas: Habían surgido tras la revolución de 1868 y sus focos más importantes se encontraban en Cataluña y Andalucía. Crearon la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), que se convirtió en el sindicato más importante del país.
- Socialistas: Estaban liderados por Pablo Iglesias, que había fundado en 1879 el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
- Nacionalistas: Reaccionaron en contra de la creación de un estado centralizado. Tuvieron especial relevancia en Cataluña, País Vasco y Galicia.