España a principios del siglo XX: Regeneracionismo y transformación

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La crisis del 98 y la búsqueda de soluciones

La derrota de 1898 frente a Estados Unidos causó una profunda conmoción en España. La pérdida de las colonias, la superioridad militar estadounidense y la rapidez de la rendición generaron pesimismo y malestar en diversos sectores: industriales, exportadores, militares y la población en general, que se sintió traicionada. Intelectuales y políticos buscaron explicaciones a la debacle, cuestionando tanto las circunstancias coyunturales como las estructuras del sistema.

Nuevas opciones políticas: Cataluña y País Vasco

En contraste con el pesimismo general, Cataluña mostró un optimismo pragmático. En 1899, se solicitó a la regente descentralización administrativa, concierto económico y un sistema indirecto de elección de ayuntamientos y diputaciones. Los industriales catalanes, a pesar de la pérdida de los mercados coloniales, se replantearon sus estrategias y buscaron fórmulas de colaboración con Madrid. Sin embargo, esta colaboración fue breve. En 1901, la Lliga Regionalista de Cataluña, de carácter conservador e industrialista, triunfó en Barcelona, cuestionando el sistema político de la Restauración y consolidando el regionalismo.

En el País Vasco, el nacionalismo, liderado por Sabino Arana, surgió como respuesta a los cambios sociales provocados por la industrialización y la inmigración. Arana propuso la independencia, combinando elementos históricos, defensa de la raza y la religión, y rechazo a los maketos (inmigrantes españoles). En 1895, fundó el Partido Nacionalista Vasco. Al igual que en Cataluña, parte de las clases dominantes vascas abandonaron el sistema de la Restauración.

El Regeneracionismo: propuestas de cambio

Los regeneracionistas, surgidos tras el desastre del 98, diagnosticaron los problemas de España y propusieron soluciones para "regenerar" el país. Utilizaron metáforas médicas para describir la situación. Macías Picavea, en El problema nacional (1899), describió la historia reciente de España como una "infección general del organismo". Joaquín Costa, por su parte, comparó la clase política con un "tumor". Propuso reformas educativas y agrarias, y creó la Liga Nacional de Productores. Basilio Paraíso, a través de las Cámaras de Comercio, buscó convertir a los pequeños empresarios en un grupo de presión política. En 1900, se fundó la Unión Nacional, partido que unió los esfuerzos de Costa y Paraíso, movilizando a agricultores, empresarios, burgueses y clase media. El gobierno conservador de Silvela (1899) intentó aplicar políticas regeneracionistas, recortando el presupuesto e implementando una reforma tributaria, que generó críticas. En 1900, se reguló el trabajo de mujeres y niños, marcando el inicio de la legislación social en España.

La "revolución desde arriba" de Maura

En 1902, Alfonso XIII fue declarado mayor de edad. Los gobiernos de Antonio Maura (1903-1904 y 1907-1909) buscaron una "revolución desde arriba" para evitar una "revolución desde abajo". Maura intentó reformar el sistema electoral, descentralizar el Estado (colaborando con la Lliga Regionalista), implementar reformas sociales y combatir el caciquismo. Sin embargo, su proyecto se vio frustrado por la oposición del ejército y otros grupos. Tras el desastre del 98, el ejército se sintió traicionado y la opinión pública lo criticaba. En 1905, oficiales asaltaron periódicos en Barcelona que habían publicado comentarios vejatorios. La presión militar llevó a la aprobación de la "Ley de Jurisdicciones" (1906), que sometía las críticas al ejército y la patria a tribunales militares. El descontento con la política del gobierno propició la Solidaritat Catalana, una coalición política que triunfó en las elecciones de 1906. El sistema de Cánovas se debilitaba.

El sistema canovista: la Constitución de 1876 y el turno de partidos

La Constitución de 1876

La Restauración puso fin a la guerra carlista, pero suprimió los fueros vascos, generando inestabilidad en la región. La paz en Cuba llegó en 1878 con el Acuerdo del Zanjón. Cánovas manipuló las elecciones para asegurar la aprobación de una Constitución moderada que garantizaba la monarquía, el principio hereditario y las Cortes.

La Constitución de 1876 estableció una monarquía constitucional con un sistema bicameral: el Congreso de los Diputados, de representación proporcional, y el Senado, no electivo. Se reconoció el catolicismo como religión oficial, tolerando otros cultos.

Los partidos dinásticos

Conservadores y liberales eran los partidos dinásticos que aceptaban la Constitución y la monarquía. Los conservadores representaban a los sectores tradicionales (grandes propietarios, Iglesia, aristocracia), mientras que los liberales representaban a industriales, clases medias y profesiones liberales. El sufragio censitario restringía el voto a los ricos, y el fraude electoral era común.

Partidos políticos y asociaciones de intereses

Los partidos políticos de la época eran grupos de presión con pocos miembros, que controlaban redes de influencia a través del caciquismo. Existían partidos fuera del sistema (republicanos, socialistas, carlistas, nacionalistas), pero con escasa representación.

La reconciliación de las clases dirigentes

Cánovas logró reconciliar a los grupos de poder, garantizando la propiedad y el orden social. Integró a los "nuevos oligarcas" (industriales, banqueros) en la élite, con la aprobación del monarca. La Iglesia católica aceptó el liberalismo moderado a cambio de subvenciones estatales, buscando recristianizar la sociedad. Tuvo éxito en las clases medias, gracias a las escuelas religiosas, pero fracasó en su intento de frenar las ideas socialistas y anticlericales entre los obreros.

La economía: del desastre a la Primera Guerra Mundial

Los ajustes de la posguerra

La guerra de Cuba no provocó una grave crisis económica en España. La pérdida de las colonias se compensó con la reorientación de las exportaciones hacia Europa y América Latina. La repatriación de capitales y la depreciación de la peseta tuvieron efectos beneficiosos. A principios del siglo XX, aumentó la inversión, tanto española como extranjera, en sectores como la banca, la química, la electricidad y los transportes.

Las reformas de Fernández Villaverde (1899-1905)

Fernández Villaverde implementó reformas para estabilizar la hacienda, incluyendo una reforma tributaria y la reducción de la deuda pública. En 1900, se logró un superávit presupuestario.

Desarrollo económico y regiones industriales

A finales del siglo XIX y principios del XX, la economía española experimentó un crecimiento y diversificación. El desarrollo se concentró en Asturias, País Vasco y Cataluña, pero también se expandió en Valencia y Madrid. Asturias destacó en sectores como el azúcar, la minería, los textiles, la metalurgia y la construcción naval. En Vizcaya, surgieron empresas químicas, eléctricas y de seguros, además de las tradicionales siderúrgicas, navales y bancarias. En 1902, se fundaron los Altos Hornos de Vizcaya. Cataluña, tras una recuperación más lenta, experimentó un auge a partir de 1905, especialmente en los sectores químico, metalúrgico, eléctrico y de servicios públicos. En 1911, se creó la Barcelona Traction Light and Power ("La Canadiense").

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