España ante la Gran Guerra: Impacto Económico y Social (1914-1918)

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Consecuencias de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) para España

Neutralidad y Boom Económico

La opinión pública española y la prensa estaban divididas en su apoyo a los contendientes de la Primera Guerra Mundial:

  • Germanófilos: Partidarios de Alemania y Austria-Hungría.
  • Aliadófilos: Partidarios de Inglaterra y Francia.

No obstante, el Gobierno español se declaró neutral. Esta neutralidad posibilitó que la economía española experimentase un gran crecimiento, ya que España vendía productos a ambos bandos: carburantes, productos alimenticios, productos industriales y armamento. Las empresas españolas contrataron más trabajadores y aumentaron sus beneficios, destacando especialmente las vascas (siderurgia) y catalanas (textiles).

Impacto Social: Inflación y Agitación Obrera

Sin embargo, este auge económico tuvo contrapartidas. Los precios, con un aumento de hasta un 20%, crecieron significativamente por encima de los salarios, que subieron menos del 10%. Esto generó una fuerte inflación y una considerable pérdida de capacidad de compra para la población. Por ello, en los años finales de la guerra, se incrementó el paro y se multiplicaron las movilizaciones obreras, llegándose a registrar entre 1917 y 1918 más de 200 huelgas.

Influencia de la Revolución Rusa

Otra consecuencia indirecta de la guerra fue el impacto de la Revolución Rusa de 1917, que posibilitó la formación en Rusia de un gobierno revolucionario obrero. Este acontecimiento histórico contribuyó a animar a los trabajadores de otros países, incluida España, a movilizarse para conseguir objetivos similares. Como resultado, las huelgas y movilizaciones aumentaron en intensidad y frecuencia.

El Tratado de Versalles y los Nacionalismos Periféricos

En 1919 se firmó en París el Tratado de Versalles, que puso fin oficialmente a la Primera Guerra Mundial. Entre sus puntos más destacados se encontraba la creación de nuevas naciones tras el reparto de los imperios perdedores: el alemán, el austrohúngaro y el turco. Este nuevo mapa político europeo tuvo repercusión entre los grupos nacionalistas catalanes y vascos, que albergaban la esperanza de que sus exigencias de mayor autonomía o reconocimiento fueran también tenidas en cuenta en el nuevo orden internacional.

El Trienio Bolchevique Andaluz (1918-1921)

En 1918, se iniciaron en Andalucía, especialmente en la provincia de Córdoba, una serie de revueltas campesinas, alentadas por anarquistas y socialistas, que exigían el reparto de tierras. Dichas revueltas iban acompañadas por asaltos y ocupaciones de propiedades, quema de cosechas y la formación de nuevos Ayuntamientos por los rebeldes. Estos hechos, que transcurrieron entre 1918 y 1921, son conocidos como el Trienio Bolchevique Andaluz. El Gobierno respondió con las medidas habituales: declarar el estado de guerra, detener, juzgar y encarcelar a los dirigentes.

La Huelga de "La Canadiense" en Barcelona (1919) y sus Repercusiones

En 1919, se inició en Barcelona una importante huelga en "La Canadiense", la empresa que abastecía de electricidad a la ciudad y a gran parte de su industria. La huelga duró casi dos meses, dejando sin suministro eléctrico a más del 70% de la población. Las exigencias de los obreros eran claras: aumento de sueldo y la implantación de la jornada laboral de 8 horas.

La empresa acabó aceptando estas demandas, pero se negó a readmitir a los trabajadores despedidos durante el conflicto. Ante esta negativa, el comité de huelga, en su mayoría anarquista, convocó una nueva huelga, aún más radicalizada. Se formó el grupo de "Los Solidarios", entre cuyos miembros se encontraba Buenaventura Durruti, que optaron por la acción violenta, incluyendo secuestros y asesinatos de autoridades, patronos y agentes del orden.

Por su parte, el delegado del Gobierno en Barcelona y los patronos reforzaron las medidas para controlar la situación, aplicando la conocida como "ley de fugas" (que permitía disparar contra cualquier detenido que intentara fugarse) y contratando pistoleros a sueldo. Como consecuencia de esta espiral de violencia, murieron más de 200 personas de ambos bandos, incluyendo figuras notables como el presidente del Gobierno, Eduardo Dato (asesinado en 1921), y el abogado laboralista Francisco Layret (asesinado en 1920). Es importante señalar, sin embargo, que gracias a estas luchas se consiguió, por primera vez en España, la implantación de la jornada laboral de 8 horas en 1919.

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