España frente a Napoleón: De la Paz de Basilea a la Constitución de Cádiz
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La Guerra de la Independencia Española (1808-1814)
En 1794, el ejército enviado por Manuel Godoy fue derrotado. Muchas ciudades importantes se rindieron a los franceses. Esta situación aceleró los intentos de llegar a la paz, que se firmó en Basilea (1795). Este tratado dio paso a 13 años de acuerdo entre la Francia revolucionaria y la España absolutista. Durante este periodo, la monarquía española se unió a Francia en diferentes alianzas para luchar con Portugal y Gran Bretaña. En estas guerras, la armada española sufrió daños importantes, sobre todo en la Batalla de Trafalgar (1805).
El Tratado de Fontainebleau y la entrada de Napoleón en España
Uno de los acuerdos entre Francia y España fue el Tratado de Fontainebleau en 1807, firmado por Godoy y Napoleón, cuyo objetivo era repartirse Portugal y sus posesiones de ultramar. Para llevar a cabo esta conquista, numerosos contingentes de tropas francesas entraron por los Pirineos. Pero, en realidad, Napoleón no pretendía ocupar solo Portugal, sino toda la península ibérica, con el fin de establecer un reino dependiente del que su hermano José Bonaparte sería el monarca. Godoy convenció a la familia real para que se trasladase a Sevilla, a fin de que huyera hacia los territorios españoles.
El Motín de Aranjuez y la abdicación de Carlos IV
El plan del primer ministro fue considerado ofensivo por una parte de la corte, que consideraban que esta acción constituía una rendición ante las aspiraciones de Napoleón. El príncipe de Asturias, Fernando, y los sectores contrarios a Godoy instigaron el Motín de Aranjuez en marzo de 1808. Este motín provocó la caída de Godoy y obligó a Carlos IV a abdicar a favor del príncipe de Asturias, quien el 19 de marzo asumía el trono con el nombre de Fernando VII con el beneplácito de Napoleón. Estos hechos provocaron la disputa del poder entre padre e hijo.
Las Abdicaciones de Bayona y el reinado de José Bonaparte
Napoleón aceleró sus planes para España y convocó a Carlos IV y a Fernando VII en Bayona, donde los forzó a abdicar a favor de su hermano José Bonaparte. Se formó una especie de constitución, el Estatuto de Bayona, otorgada por Napoleón, proclamando a José I rey legítimo de España. Se formó un grupo de ilustrados que vieron en la nueva situación política la oportunidad de sacar al país del vacío de poder en el que se encontraba. Estos colaboradores de José I recibieron el nombre de afrancesados y fueron su principal apoyo durante los 5 años de su reinado (1808-1813). La nueva situación política no llegó a consolidarse. El 2 de mayo de 1808 se produjo un alzamiento popular en Madrid, con los últimos miembros de la familia real y de la Junta de Gobierno que encabezaba Antonio Pascual. Los sublevados no aceptaron al nuevo rey. En España se dispusieron juntas provinciales de defensa. Una de las misiones que se plantearon estas juntas fue organizar el levantamiento militar contra las tropas francesas. Se iniciaba así la Guerra de la Independencia, que duró hasta 1814.
Desarrollo de la Guerra de la Independencia
El desarrollo de la guerra se produjo en tres fases:
- Primera fase (1808): Reacción popular. Los generales franceses establecieron un plan para acabar con la regencia. Para ello, tuvieron que someter a ciudades que se habían hecho fuertes. En Andalucía, vencieron las tropas francesas, lo que obligó a José I a abandonar el país.
- Segunda fase (1808-1812): Control francés del territorio. Durante 3 años, el ejército francés sufrió una terrible guerra de desgaste. Las tropas napoleónicas consiguieron controlar las principales ciudades, excepto Cádiz.
- Tercera fase (1812-1813): Ofensiva británica. En 1812, se inició una larga guerra contra las tropas francesas, a las que venció. Persiguió a las unidades que protegían la huida de José Bonaparte hacia Francia y las derrotó en 1813. Cuando se acabó con la guerra, se firmó el Tratado de Valençay.
Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812
En 1808 se habían formado en España 13 juntas provinciales de defensa. Algunos de sus representantes constituyeron la Junta Suprema Central Gubernativa del reino, que asumió la regencia hasta la vuelta de Fernando VII. Se constituyeron dos bandos: el de los afrancesados y el de los patriotas. Estos últimos, a su vez, se dividían en liberales y absolutistas. Mediante un complicado sistema de elección, fueron elegidos representantes de 33 ciudades importantes. El objetivo de estas juntas era redactar una constitución para el reino.
En 1810 se convocaron las Cortes generales de Cádiz. Recibieron instrucciones directas de Gaspar Melchor de Jovellanos. Las Cortes de Cádiz promulgaron una serie de decretos:
- Se decretó la libertad de imprenta (excepto para los religiosos).
- Fueron abolidos los señoríos jurisdiccionales.
- Fueron suprimidos los gremios.
- Se decretó la incautación y venta pública en subasta de las tierras comunales de los municipios.
- Fueron derogados los privilegios de la Mesta.
- Fue abolida la Inquisición.
El 19 de marzo de 1812 se aprobó la Constitución. Para ser diputado se requería ser propietario. Los diputados representaban a la nación, dividida en provincias y municipios. Establecía la educación primaria en todos los pueblos y declaraba al Estado confesional. Más tarde se produjo la restauración absolutista y, dentro de ella, surgió un manifiesto importante: el Manifiesto de los Persas.