España: Crisis del Antiguo Régimen, Constitución de 1812 y el Reinado de Fernando VII

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Crisis del Antiguo Régimen: Factores

La crisis del Antiguo Régimen en España se debió a varios factores:

  • Una coyuntura económica inestable debido a la subida de los precios.
  • Una crisis de la monarquía española, iniciada con Carlos IV. Su ministro, el Conde de Floridablanca, buscó la amistad con Gran Bretaña para evitar los ataques de esta potencia a las Indias. Durante el ministerio del Conde de Aranda se volvió a la alianza tradicional con Francia. El ministro Godoy firmó con Napoleón el Tratado de Fontainebleau (1807), por el que se acordó la división de Portugal. Sin embargo, las tropas francesas terminaron ocupando no solo Portugal sino también el norte de España.

Las Cortes de Cádiz

En plena Guerra de la Independencia, se recogió el deseo de la Junta Suprema Central: convocar unas Cortes constituyentes. Se hizo en Cádiz, la única zona libre de la ocupación napoleónica. Acudieron representantes de casi todas las ciudades y de las Indias, en total unos 308 diputados. Existían tres corrientes ideológicas diferenciadas:

  • Liberales: Encabezados por figuras como el poeta Luis Quintana, defendían una cámara única y una Constitución que recogiese las ideas de la Revolución Francesa.
  • Absolutistas: Partidarios del Antiguo Régimen, defendían la sociedad estamental y la vuelta de Fernando VII como monarca absoluto.
  • Jovellanistas: Continuadores de las ideas de la Ilustración (influidos por Jovellanos), defendían que la soberanía nacional residía conjuntamente en el Rey y las Cortes.

Los liberales y renovadores realizaron una auténtica revolución cuyo objetivo fue acabar con el Antiguo Régimen y la monarquía absoluta mediante decretos como:

  • La abolición del régimen feudal.
  • La abolición del Tribunal de la Inquisición.
  • La separación de los poderes (ejecutivo, legislativo, judicial).
  • La desamortización eclesiástica.
  • La abolición de la tortura.
  • La proclamación de la libertad de imprenta.

La Constitución de 1812

Aprobada por las Cortes de Cádiz, fue conocida popularmente como "La Pepa" (por ser promulgada el 19 de marzo, día de San José). Sirvió de base a muchas constituciones liberales del siglo XIX, no solo en España. En ella se recogen los siguientes principios:

  • Soberanía Nacional: Reside en la Nación, representada por las Cortes. El Rey debía jurar la Constitución.
  • Separación de Poderes: Se aprueban los tres poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) y actúan con independencia.
  • Declaración de Derechos y Deberes de los Ciudadanos: Incluye igualdad jurídica, libertad de imprenta y supresión de la tortura.
  • Confesionalidad Católica: Se proclama el catolicismo como la única religión de la nación española y se prohíbe el ejercicio de cualquier otra.
  • Elección de Diputados: Se establecía un sistema electoral (sufragio universal masculino indirecto) y la renovación de las Cortes cada dos años.
  • Creación de la Milicia Nacional: Un cuerpo de ciudadanos armados para defender el régimen liberal.
  • Reforma Institucional: España se dividía en provincias, cada una con un jefe político (antecedente del gobernador civil) y una diputación provincial.

Fernando VII

La vuelta a España de Fernando VII ("El Deseado") contó con el apoyo de la nobleza, el clero y gran parte del pueblo español. Aceptó de inmediato el "Manifiesto de los Persas". Este documento fue elaborado por un grupo de diputados absolutistas que pretendían anular los principios liberales establecidos en la Constitución de 1812.

En su reinado se distinguen tres etapas:

Sexenio Absolutista (1814-1820)

Se caracterizó por la disolución de las Cortes, la anulación de la Constitución de 1812 y la dura persecución de los liberales y afrancesados, muchos de los cuales emigraron al extranjero formando sociedades secretas (como la masonería).

Trienio Liberal (1820-1823)

Aprovechando el caos económico y el descontento militar, parte del ejército expedicionario destinado a América, al mando del coronel Rafael de Riego, se sublevó en Las Cabezas de San Juan (Sevilla) el 1 de enero de 1820. Riego proclamó la Constitución de 1812, que el Rey se vio obligado a aceptar y jurar. Este período liberal duró poco, puesto que la Santa Alianza (potencias absolutistas europeas) envió un ejército francés, los "Cien Mil Hijos de San Luis", que restableció el poder absoluto de Fernando VII en 1823.

Década Ominosa (1823-1833)

Se persiguió cruelmente a los liberales; figuras como Riego o Mariana Pineda fueron ajusticiados. Se restauraron otra vez los organismos del Antiguo Régimen. En los últimos años de su reinado, ante la falta de un heredero varón, el Rey anuló la Ley Sálica (que impedía reinar a las mujeres si había varones en la línea principal o lateral) y promulgó la Pragmática Sanción, lo que permitía que su hija Isabel II fuese la heredera del trono, en detrimento de su hermano Carlos María Isidro, lo que daría lugar a las Guerras Carlistas tras la muerte del rey.

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