España en Convulsión: De la Crisis de la Restauración al Umbral de la Guerra Civil (1917-1936)
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La Crisis Política de 1917 y sus Secuelas
Durante 1917, en el contexto de la crisis de la Restauración, los gobiernos liberales (como los de Moret y Canalejas) habían iniciado una experiencia reformista con el objetivo de democratizar el sistema político y restar influencia a la Iglesia sobre el Estado. Sin embargo, el asesinato de Canalejas en 1912 a manos de anarquistas truncó parte de este impulso y llevó al poder a los conservadores. La coyuntura creada por la Primera Guerra Mundial (en la que España se mantuvo neutral, pero que generó importantes desequilibrios económicos y sociales) y la crisis económica subsiguiente provocaron una oleada de protestas en 1917 (crisis militar, política y social).
La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
En septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, con el consentimiento del rey Alfonso XIII, dio un golpe de Estado que suspendió la Constitución de 1876 y dio paso a una dictadura militar. El régimen intentó solucionar algunos problemas crónicos del país, pero con el tiempo perdió apoyos. El dictador dimitió en enero de 1930, y el rey nombró jefe de gobierno al General Berenguer (periodo conocido como la “Dictablanda”), con la intención de retornar paulatinamente a la normalidad constitucional. Sin embargo, la oposición republicana y antimonárquica creció. En las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, aunque los monárquicos obtuvieron más concejales en total, la victoria de la coalición republicano-socialista en las grandes ciudades y capitales de provincia evidenció el masivo rechazo a la monarquía. Ante esta situación, el rey Alfonso XIII abandonó el país.
El 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República Española.
La Segunda República Española (1931-1936)
El Gobierno Provisional y la Constitución de 1931
Se formó un Gobierno Provisional integrado por los partidos que habían firmado el Pacto de San Sebastián (republicanos de diversas tendencias, socialistas y nacionalistas catalanes y gallegos). Este gobierno se comprometió a convocar elecciones a Cortes Constituyentes. Estas elecciones, celebradas en junio de 1931, dieron la mayoría a la coalición republicano-socialista. La primera gran tarea de estas Cortes fue elaborar una nueva Constitución, que fue aprobada en diciembre de 1931.
Características de la Constitución de 1931:
La Constitución definía a España como una «República democrática de trabajadores de toda clase» que se organizaba en régimen de Libertad y Justicia. Se configuraba como un Estado integral, compatible con la autonomía de los municipios y las regiones, y se declaraba aconfesional (separación Iglesia-Estado).
Establecía la siguiente división de poderes:
- Poder legislativo: Residía en las Cortes (unicamerales).
- Poder ejecutivo: Correspondía al Consejo de Ministros y al Presidente de la República (jefe del Estado).
- Poder judicial: Se garantizaba su independencia y se creaba el Tribunal de Garantías Constitucionales.
Niceto Alcalá Zamora fue elegido primer Presidente de la República y Manuel Azaña se convirtió en Presidente del Gobierno.
El Bienio Reformista (1931-1933)
La coalición republicano-socialista, vencedora de las elecciones y con Azaña al frente del gobierno, emprendió un amplio programa de reformas para modernizar el país y resolver problemas históricos:
- Reforma Militar: Se buscó reducir el excesivo número de oficiales (Ley Azaña), modernizar el ejército y asegurar su lealtad a la República.
- Cuestión Religiosa: Se aplicaron los principios de aconfesionalidad del Estado, suprimiendo la financiación estatal al clero, permitiendo el divorcio, secularizando cementerios y aprobando la Ley de Congregaciones Religiosas (que limitaba sus actividades, incluyendo la enseñanza, y preveía la disolución de la Compañía de Jesús en España y la nacionalización de sus bienes).
- Reforma Educativa: Se impulsó la educación laica, pública y gratuita, con la creación de miles de escuelas y la contratación de maestros.
- Reforma Agraria: Se aprobó la Ley de Bases de la Reforma Agraria, que contemplaba la expropiación de latifundios y fincas deficientemente explotadas para su asentamiento por campesinos sin tierras. Su aplicación fue lenta y compleja, generando frustración.
- Reformas Sociales y Laborales: Impulsadas por el ministro socialista Largo Caballero, se aprobaron leyes como la de Contratos de Trabajo, Jurados Mixtos, y se estableció la jornada de 8 horas en el campo.
- Cuestión Territorial: Se aprobó el Estatuto de Autonomía de Cataluña en 1932.
El Bienio Conservador o Radical-Cedista (1933-1935, aunque el texto original indica 1934-1936 para el periodo)
El desgaste del gobierno de Azaña y la reorganización de las derechas llevaron a la convocatoria de elecciones en noviembre de 1933. Estas elecciones dieron la victoria a los partidos de centro-derecha y derecha, siendo la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), liderada por José María Gil Robles, el partido más votado, aunque el gobierno fue inicialmente formado por el Partido Radical de Alejandro Lerroux con el apoyo parlamentario de la CEDA. Durante este periodo, se inició un proceso de paralización o rectificación de muchas de las reformas del bienio anterior. Esta política generó una fuerte polarización social y política y dio lugar a importantes revueltas sociales, destacando la Revolución de Asturias en octubre de 1934 y la proclamación del Estado Catalán, ambas duramente reprimidas. Una serie de escándalos de corrupción que afectaron al Partido Radical (como el del estraperlo y el caso Nombela) erosionaron la coalición gubernamental y provocaron la convocatoria de nuevas elecciones para febrero de 1936.
El Frente Popular (Febrero-Julio 1936)
Para enfrentarse a las derechas en las elecciones de febrero de 1936, los partidos de izquierda (Izquierda Republicana, Unión Republicana, PSOE, PCE, POUM, Partido Sindicalista) y algunos nacionalistas catalanes y gallegos se agruparon en una coalición denominada Frente Popular.
El Frente Popular ganó las elecciones. Manuel Azaña fue nombrado de nuevo Presidente de la República, y Santiago Casares Quiroga, Presidente del Gobierno. El nuevo gobierno retomó con urgencia el programa reformista del primer bienio (amnistía para los presos políticos de 1934, restablecimiento del Estatuto catalán, continuación de la reforma agraria). Esto agudizó la tensión y la polarización social y política. Se produjeron numerosos enfrentamientos, huelgas y actos de violencia entre grupos de extrema izquierda y extrema derecha. El clima de crispación se exacerbó con el asesinato del teniente de la Guardia de Asalto José Castillo (simpatizante socialista) y, en represalia, el asesinato del líder monárquico y derechista José Calvo Sotelo el 13 de julio de 1936.
El Estallido de la Guerra Civil
Un sector importante del ejército, junto con grupos políticos conservadores, monárquicos y fascistas, que se habían opuesto frontalmente a las reformas republicanas y al gobierno del Frente Popular, decidieron poner fin al proceso democrático y reformista de la República mediante la fuerza. El 17 de julio de 1936, la guarnición militar de Melilla se sublevó, y el 18 de julio el golpe de Estado militar se extendió a otras partes de la Península y los archipiélagos. El golpe fracasó en su intento de tomar el control inmediato de todo el país, ya que encontró una fuerte resistencia por parte del gobierno republicano y de organizaciones obreras y populares en muchas ciudades importantes. Este fracaso parcial del golpe dividió a España en dos zonas y dio inicio a la trágica Guerra Civil Española (1936-1939).