España 1931-1936: República, Frente Popular y Preludio de la Guerra Civil

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La Nueva Organización Territorial de la Segunda República

La Constitución de la Segunda República Española definía al Estado como "integral, compatible con la autonomía de los municipios y las regiones". Esta premisa abrió la puerta a la elaboración de estatutos de autonomía y a la formación de regiones autónomas.

El Gobierno del Frente Popular (1936)

Las elecciones de febrero de 1936 dieron la victoria al Frente Popular, una coalición de partidos de izquierda. Sin embargo, los crecientes enfrentamientos sociales y políticos allanaron el camino hacia la Guerra Civil.

Formación del Gobierno del Frente Popular

El nuevo gobierno, exclusivamente republicano y sin participación socialista, implementó medidas urgentes como la liberación de presos políticos, el restablecimiento de las instituciones autonómicas catalanas y la reactivación de la reforma agraria.

Antecedentes de la Guerra Civil Española

Los resultados electorales de febrero de 1936 no lograron estabilizar la situación política. Entre abril y junio de ese año, se intensificó la radicalización tanto de la derecha como de la izquierda.

Radicalización de la Izquierda

La izquierda promovió un ambiente revolucionario, con un notable crecimiento del Partido Comunista. La UGT y la CNT mantenían una constante presión sobre el gobierno con sus demandas. Los partidos de izquierda no lograron consensuar una estrategia política común con la clase obrera, que se inclinaba por la revolución social en lugar de apoyar al gobierno, al que consideraban "burgués".

Radicalización de la Derecha

Las fuerzas de derecha, especialmente Falange Española y el Bloque Nacional, adoptaron una postura radical y contrarrevolucionaria, recurriendo a cualquier medio para frenar el avance del marxismo. Un grupo de generales, desde febrero, planeaba una acción militar contra el gobierno. Falange Española (fundada por José Antonio Primo de Rivera en 1933) y el Bloque Nacional, desconfiaban cada vez más de las estrategias parlamentarias de la CEDA, liderada por Gil Robles.

La Espiral de Violencia

La lucha política se trasladó de las Cortes a las calles, a las organizaciones políticas y a los cuarteles. El orden público se vio gravemente alterado por enfrentamientos, asesinatos de militantes de diversas ideologías y una oleada de huelgas. La incautación de tierras por parte de los campesinos se sumó a este clima de inestabilidad. Asesinatos, incendios de iglesias y enfrentamientos públicos convirtieron la violencia en la principal herramienta política. El gobierno de Casares Quiroga se mostró incapaz de controlar la situación. Calvo Sotelo denunciaba al gobierno en las Cortes, mientras que, simultáneamente, era acusado de incitar a una intervención militar. Para prevenir esta posible sublevación, el gobierno destinó a generales considerados sospechosos a posiciones alejadas: Mola a Pamplona, Franco a Canarias y Goded a Baleares.

El asesinato del teniente Castillo (12 de julio), conocido izquierdista, desencadenó una rápida represalia: el asesinato de Calvo Sotelo, perpetrado por guardias de asalto. La muerte del líder de la derecha aceleró la sublevación militar, y el 17 de julio de 1936, las tropas del ejército colonial se alzaron contra el gobierno.

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