La Esencia de la Libertad: Naturaleza, Conciencia y Ley
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La Libertad Esencial: El Poder del Querer
La libertad esencial es la del querer. Pero ¿de dónde me viene ese poder de querer o no querer mi querer? Ese poder sólo puede venir de un ser de naturaleza irreducible a cosa material. Sólo puede tener un origen extracósmico (en Dios) y un modo de ser tal que se encuentre abierto, referido esencial y constitutivamente, en tensión invencible, a la totalidad del bien; dicho desde otro ángulo, al bien sin límite y sumo, que en la realidad no es otro que Dios.
La Naturaleza Humana
Sin embargo, hay algo obvio que nos obliga a admitir la existencia de la naturaleza humana, es decir, de un denominador esencial común al ser de cada hombre, desde Adán, pasando por el de Neandertal, Cervantes, Newton, Einstein, Thatcher, Bush, Gorbachov... Algo en común que nos fuerza a considerarnos miembros del mismo género humano.
Libertad Positiva y Negativa
La Idea de Libertad Negativa
Normalmente se dice que soy libre en la medida en que ningún hombre ni ningún grupo de hombres interfieren en mi actividad. En este sentido, la libertad política es simplemente el ámbito en el que un hombre puede actuar, sin ser obstaculizado por otros. Yo no soy libre en la medida en que otros me impiden hacer lo que yo podría hacer si no me lo impidieran, y si a consecuencia de lo que me hagan otros hombres, este ámbito de mi actividad se contrae hasta un cierto límite mínimo, puede decirse que estoy coaccionado o quizás oprimido.
La Idea de Libertad Positiva
El sentido positivo de la palabra libertad se deriva del deseo por parte del individuo de ser su propio dueño. Quiero que mi vida y mis decisiones dependan de mí mismo, y no de fuerzas exteriores, sean éstas del tipo que sean. Quiero ser el instrumento de mí mismo y no de los actos de voluntad de otros hombres. Quiero ser sujeto y no objeto, ser movido por razones y por propósitos conscientes que son míos, y no por causas que me afectan desde fuera. Quiero ser alguien, no nadie; quiero actuar.
La Libertad y la Ley
El Derecho a Ser Libre
Existe un marco legal donde se encuentra la libertad. Es decir, la libertad está encerrada dentro de la ley, aparentemente. Este marco comienza con la declaración universal de los derechos humanos. La ley toma a la libertad como un derecho que esta otorga. Lo correcto sería decir que la libertad permite que existan los derechos de la ley. La libertad es una facultad natural de la humanidad. Contamos con ella desde nuestro nacimiento. El problema es que debido a nuestra dependencia, también natural, hacia nuestros padres nos es imposible practicar esta facultad. Con el tiempo se nos trata de enseñar lo que es libertad, cuando nosotros ya la poseemos. Está escrita en nuestro cuerpo. Es la educación que se nos da la que nos dice qué es nuestra libertad o, más correctamente, cómo vivirla. Necesitamos entonces una educación liberal para poder conocerla a fondo.
La Conciencia
1. ¿Qué es la conciencia?
La conciencia es un juicio de la razón por el que el hombre reconoce la bondad o maldad de un acto. Por ejemplo, dice: "soy consciente de que este detalle con mis padres es bueno".
2. ¿Qué se necesita para tener conciencia?
Para emitir un juicio de conciencia sobre el bien-mal de un acto, se necesita una inteligencia que juzgue, y un conocimiento previo que sea la base en que se apoya este juicio moral. Algo similar sucede cuando el entendimiento dictamina sobre la verdad de algo. Por ejemplo, al escuchar: "las vacas vuelan", la razón emite un juicio inmediato que dice: "falso". Este juicio está basado en el conocimiento previo de vacas y vuelo.
Cualidades de la conciencia
- La conciencia no crea la ley, sino que aplica la ley de Dios al caso concreto. El hombre no inventa el bien-mal, sino que juzga basado en la ley natural grabada en su naturaleza. Un carterista puede autoconvencerse de que robar es bueno, pero no lo es. Simplemente se equivoca.
- La conciencia es inseparable de los actos humanos. Se llaman actos humanos a los voluntarios y libres, y por tanto conscientes. Conscientes de su bondad sensible -me gusta- y de su bondad moral -me conviene-.
- La conciencia instruye sobre el bien y mueve a obrar. El juicio de conciencia es práctico: esto lo puedo o debo hacer; esto lo debo evitar. Y se adquiere experiencia.
- La conciencia aprueba o reprende. El juicio de conciencia es principalmente anterior a la acción, para obrar o no. Pero una persona continúa reflexionando después de actuar, con un dictamen de aprobación y paz si se obró bien, o de inquieto rechazo si se obró mal. Por esto el hombre tiene responsabilidad ante sí mismo.
Libertad de las conciencias
Se debe respetar la libertad de las conciencias, pero esto no significa que la conciencia sea independiente de la ley divina. En este campo la libertad consiste en ausencia de coacción al buscar la verdad, pero no independencia respecto a la verdad. Una persona puede convencerse de que robar es bueno, o de que no existe Pekín. En ambos casos obra.
La Libertad y la Ley
La ley moral lejos de ser negación de libertad, la hace posible. Hay quienes sueñan en ser «libres como los pájaros». Pero las palomas -advierte Kant- no pueden volar en el vacío.
Qué es la libertad personal
La dignidad que se instruye en la persona, implica necesariamente la libertad, entendida no como simple posibilidad de optar o elegir entre unas cuantas cosas más o menos interesantes, sino como capacidad de decidir por mí mismo lo que he de hacer en cada momento para ser lo que quiero ser. (Y, en resumidas cuentas, lo que quiero es ser feliz, estar satisfecho. Cómo se alcanza es otra cuestión).
Leyes que hacen posible la libertad
No es difícil llegar ahora al principio siguiente: la ley moral lejos de ser negación de libertad, la hace posible.
Hay quienes sueñan en ser «libres como los pájaros» Pero esto no pasa de ser una imagen poética sin valor real alguno. La libertad de los pájaros es una libertad muy poco libre, muy rudimentaria y superficial, porque está regida por una fuerza instintiva, inevitable, por tanto no libre. El pájaro vuela, pero no sabe por qué, ni se lo plantea, y por eso no puede quererlo ni no quererlo. Y sobre todo no puede querer-quererlo. No es difícil llegar ahora al principio siguiente: la ley moral lejos de ser negación de libertad, la hace posible.