La Época de las Taifas (1031-1246)
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4. LA ÉPOCA DE LAS TAIFAS (1031-1246)
Desde que en el año 1009 comenzó la guerra civil en Al Ándalus, hasta el año 1031, en el que fue depuesto Hisham III, se sucedieron en el Califato de Córdoba nueve califas. La inestabilidad del poder central lo debilitaba y aumentaba la anarquía, de forma que, durante la guerra civil, algunos territorios, aprovechando el río revuelto, se fueron independizando progresivamente. Cuando en el año 1031 cayó definitivamente el Califato, todas las coras o provincias que aún no se habían independizado, se proclamaron independientes. Al Ándalus se fragmentó para siempre.
En un primer momento se formaron 39 pequeños reinos llamados taifas, cada uno de los cuales gobernado autónomamente por una familia (dinastía); aunque, con el pasar del tiempo, las taifas más fuertes fueron absorbiendo, o sometiendo, a las más débiles, hasta quedar reducidas más o menos a veinte.
Estos reinos, terminada la guerra civil, prosperaban, tanto económica como culturalmente. De hecho, sus propios dirigentes incentivaban y financiaban la cultura y las artes para ganar prestigio. Pero bien pronto, la codicia les hizo anhelar lo del vecino: empezaron a enfrentarse entre sí, unas veces asociándose con otras taifas, otras con los reinos cristianos y, casi siempre, contratando mercenarios. En guerra continua, se desgastaban.
Esta vez los reinos cristianos del norte pudieron y supieron beneficiarse de la situación. Y no lo hicieron normalmente conquistando las taifas, que no era su objetivo principal, sino buscando el beneficio económico: bien prestándoles ayuda militar, bien a cambio de no atacarlas, siempre les cobraban tributos, las llamadas parias. Y las taifas lo aceptaban. Pero, en el año 1085, Alfonso VI de León conquistó la taifa de Toledo. Temerosas todas las taifas de que los cristianos cambiaran su política y decidieran conquistarlas, optaron por algo que ya se había hecho algunas veces antes en la Península y siempre con malos resultados: buscaron ayuda militar en el exterior, en este caso la de los almorávides del norte de África. Al año siguiente, el sultán almorávide cruzó el estrecho y derrotó al rey leonés en la batalla de Sagrajas, en la actual provincia de Badajoz. A continuación sometió a todas las taifas.
4.1. LOS ALMORÁVIDES EN LA PENÍNSULA (1086-1145)
Comenzaremos diciendo que el término almorávide, en árabe significa ermitaño, y así podremos intuir cuál era su carácter. Los almorávides eran monjes-soldados, extremistas religiosos procedentes del Sáhara que, a mediados del siglo XI, habían conquistado todo el Magreb. En 1070 fundaron la capital de su imperio: Marraquech, en el actual Marruecos.
En 1086, reclamados por las taifas, llegaron a la Península Ibérica. Su intención primera era la de ayudar a sus correligionarios, pero, en vista de que el territorio en el que habían desembarcado era próspero y la relajación religiosa grande, decidieron quedarse y reunificar Al Ándalus, eso sí, bajo los preceptos del Islam observado muy rigurosamente. Como ya hemos visto, después de derrotar a los leoneses en la batalla de Sagrajas, comenzaron la conquista de las taifas. Y llegaron hasta Valencia; allí los frenó el Cid en 1094, por lo que no alcanzaron Zaragoza hasta 1110. Después se encontraron con muchos problemas internos:
- Su intransigencia religiosa ocasionó mucho malestar, tanto entre los mozárabes y los judíos, como entre la población musulmana. En casi todas las ciudades de Al Ándalus estallaron revueltas populares contra los almorávides, que, además, habían subido los impuestos.
- Los reinos cristianos del norte no habían detenido su avance hacia el sur.
- Al mismo tiempo, en el norte de África estaban siendo desplazados por un nuevo grupo, el de los almohades, que representaban ahora el integrismo religioso contra la relajación de los almorávides.
En 1145 estaban tan debilitados que su poder decayó y, de nuevo, Al Ándalus volvió a fragmentarse. Surgen ahora las segundas taifas, algunas de ellas gobernadas por los almorávides.
5. EL REINO NAZARÍ DE GRANADA (1246-1492)
A pesar de lo que dice su nombre, no se limitaba solo a la ciudad de Granada, sino que este reino se extendía por toda la región, incluyendo las actuales provincias de Almería, Granada, Málaga y Jaén, es decir, el sureste de lo que hoy es Andalucía. La familia de los nazaríes gobernó sobreviviendo a cambio de respetar a los Reyes Católicos. Durante varios siglos, Granada podía practicar en su territorio libremente su religión. El reino de Granada se añadió a la entidad política de la Corona de Castilla en 1492, pagando el correspondiente tributo.
En resumen, las taifas fueron un periodo de fragmentación y luchas internas en Al Ándalus, que permitió a los reinos cristianos del norte avanzar y beneficiarse económicamente. Los almorávides intentaron reunificar Al Ándalus, pero su intransigencia religiosa y los problemas internos llevaron a su debilitamiento y a la aparición de las segundas taifas. Finalmente, el Reino Nazarí de Granada fue el último reducto musulmán en la Península Ibérica antes de su conquista por los Reyes Católicos en 1492.