Entrenamiento Deportivo: Optimización del Rendimiento
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Resumen de los tres artículos
El término entrenamiento se utiliza en diversos ámbitos del conocimiento de las adaptaciones como explicación a toda clase de cambios, siendo sinónimo de ejercicio repetido, de acción y de experiencia. Visto así, parece que el ejercicio repetido podría ser condición suficiente para producir mejoras aprovechables en el entrenamiento, pero esto no garantiza el rendimiento deportivo en competición, siendo condición necesaria pero no suficiente.
Llegados a este punto, aparecen dos enfoques del entrenamiento:
- Sentido amplio
- Sentido restringido
Matveev destaca que la formación deportiva y el entrenamiento son el instrumento para desarrollarla en todos sus aspectos. Harre considera esta opinión de Matveev en sentido restringido porque, mediante cargas físicas, pretende alcanzar todos los objetivos del proceso. Harre lo considera en sentido más amplio: “proceso de entrenamiento a través de principios científicos y pedagógicos”.
Matveev, más tarde, amplió su definición con dos rasgos más:
- Entrenamiento como proceso didáctico organizado (sentido amplio)
- El sistema metodológico de ejercicios es la base del entrenamiento (sentido restringido)
Por tanto, el sentido restringido entiende el entrenamiento como método para incrementar el rendimiento, dependiendo de las posibilidades físicas; el sentido amplio lo entiende como método para mejorar la disposición para el rendimiento, dependiendo de las posibilidades del deportista (con el deseo y la voluntad del deportista).
La Metodología del Rendimiento Deportivo (MRD) se considera un proceso científico que generará normas y métodos que proporcionan la posibilidad de intervenir, realizando estudios de los métodos para apreciar su idoneidad para su aplicación. Por tanto, es la responsable del proceso científico-pedagógico que desarrollará las posibilidades de rendimiento para tener la disponibilidad psicobiológica y lograr el objetivo competitivo. La MRD comparte cualidades con la ciencia y la investigación y con algunas de sus características: la realidad es cognoscible; conocer y representar la realidad se puede fundamentar científicamente; existen diversas fuentes de conocimiento; las teorías son representaciones de objetos que se suponen reales.
La Teoría General de los Sistemas (TGS) cumplirá una doble función: tecnológica y científica, que ayudará a la división teórico-práctica, sirviendo para construir teorías. Este pensamiento sistémico tiene las siguientes características: no es reduccionista, no es organicista, contiene el precepto de pertinencia y se fundamenta en la endo-exo-causalidad. El Método de Sistemas Flexibles, que se basa en este pensamiento sistémico, tiene como objetivo en la MRD construir conocimiento y actuar para reformularlo permanentemente y ponerlo en la práctica de la MRD, llegando así a una Teoría del Entrenamiento.
Actualmente, existe la pluralidad de objetos de estudio de la MRD, pero hay que definir un objeto de estudio principal. Éste se definirá enlazado a tres grandes núcleos centrales:
- Formación deportiva para elevar las capacidades de la persona
- Preparación y entrenamiento para elevar las posibilidades de rendimiento
- Competición como proceso y producto
Por tanto, sería conocer cómo el proceso científico-pedagógico garantizará el tránsito desde las posibilidades de rendimiento a la disponibilidad para alcanzarlo en competición, a través del incremento de la autoeficacia percibida y la elevación de objetivos de autorrendimiento en entrenamiento y rendimiento, y la modificabilidad psicomotora, precisados por la competición deportiva específica, para poder formular fundamentos y principios metodológicos propios, específicos, científicos y pedagógicos.
Descripción del estado de forma
La forma deportiva es el estado de capacidad de rendimiento óptima que el deportista alcanza en cada fase de su desarrollo deportivo gracias a una formación adecuada.
La forma deportiva se caracteriza por un estado de entrenamiento óptimo. Es un fenómeno plural que abarca todos los aspectos de la capacidad o disposición de rendimiento del deportista: físicos, tácticos, técnicos y psicológicos.
La forma deportiva se caracteriza por el elevado nivel de las posibilidades funcionales y por la mejor coordinación del trabajo de todos los órganos y sistemas del organismo.
La forma deportiva se presenta como un todo orgánico, como una capacidad de rendimiento del deportista plural y, a la vez, unitaria, en la que va incluido lo que se refiere a la condición física, a lo técnico, a lo táctico y a lo psíquico.
La duración de las fases de la forma deportiva depende del nivel de estado de entrenamiento de que parta el deportista, de su edad, de sus peculiaridades individuales, de las características del deporte elegido y de otras circunstancias. Pero el factor más importante en el desarrollo de la forma deportiva es el entrenamiento.
La dinámica del rendimiento de los mejores deportistas mundiales presenta un carácter cíclico anual. Ello representa un argumento importante para asignar un ciclo anual al desarrollo de la forma deportiva. El carácter cíclico anual del rendimiento depende, en parte, del calendario tradicional de competiciones, ya que las más importantes de ellas suelen organizarse con intervalos de un año.
En ciertos deportes no hacen falta, para renovar la forma, intervalos de un año, sino solo de medio año, mientras que en otros el intervalo de medio año es demasiado corto. Hay que tener en cuenta que el valor del posible aumento del rendimiento no siempre depende de la duración del ciclo de entrenamiento. En los deportes en que predominan la fuerza o la fuerza veloz pueden emplearse ciclos de medio año, lo cual no debe entenderse como un rechazo de los ciclos de año completo.
Está claro que los intervalos de medio año no son lo suficientemente grandes como para ampliar y mejorar, con cualquier nuevo tipo de ciclo, el fundamento de la nueva forma deportiva. En cambio, sí cuentan con las condiciones requeridas para un aumento de la intensidad del entrenamiento.
Fases de la forma deportiva
La forma deportiva está constituida por tres fases:
- Desarrollo
- Conservación (o la relativa estabilización)
- Pérdida temporal
La primera fase comprende dos etapas sucesivas: la creación y desarrollo de los presupuestos de la forma deportiva, y la edificación directa de la misma. En la primera, se trata, sobre todo, de potenciar el nivel general de las capacidades funcionales del organismo, del desarrollo general de las cualidades físicas y de la voluntad del deportista, de formar diferentes cualidades y hábitos del aparato motor, teniendo en cuenta ciertos elementos nuevos, técnicos y tácticos, propios de la disciplina deportiva elegida. Esta etapa es de trascendental importancia en el desarrollo de la forma deportiva. Se dan reorganizaciones y cambios biológicos en el nivel de desarrollo de las cualidades físicas y de las condiciones de coordinación.
En la segunda etapa, los cambios adoptan un carácter más especializado y, a la vez, constituyen un proceso más concentrado. Todos los cambios tienden a hacer más profundo el perfeccionamiento de la técnica y la táctica convenientes. Nace la forma deportiva. Disminuyen las reorganizaciones funcionales en el organismo del deportista y ello hace que sus rendimientos queden relativamente estabilizados en un nivel elevado. Los resultados deportivos no se estancan, sino que siguen mejorando dentro de los límites de la forma deportiva adquirida.
La fase de desaparición esporádica de la forma deportiva se caracteriza por un rápido descenso del estado de entrenamiento. El carácter de la actividad del deportista cambia. El grado de descenso del estado de entrenamiento durante el período de desaparición de la forma deportiva depende de la duración del período y del carácter del entrenamiento. El descenso de la forma no constituye un descenso en las funciones vitales del organismo. La pérdida esporádica de la forma deportiva representa una fase normal dentro del proceso de perfeccionamiento deportivo.
Fases de la forma deportiva y períodos del entrenamiento
El deportista no puede encontrarse constantemente “en forma” durante todo el tiempo que dura su actividad deportiva.
Así, un ciclo de entrenamiento comprende tres períodos:
- El período preparatorio, en el que se edifica la forma deportiva
- El período de competiciones, en el que se crean los presupuestos de la forma deportiva y, en las competiciones, se traduce en realidad la capacidad conseguida
- El período de transición, que significa recuperación activa
Los períodos de entrenamiento no sólo resultan del hecho de que el deportista no pueda estar siempre “en forma” por razones biológicas, sino también de que el cambio periódico de la estructura y del contenido del entrenamiento representa una condición objetivamente necesaria para el desarrollo deportivo. Las condiciones para la consecución de la forma deportiva consisten, principalmente, en una preparación amplia de tipo general y, sobre todo, en un aumento del volumen de las cargas de entrenamiento. En cambio, durante la fase de mantenimiento de la forma, han de preponderar los medios específicos de la especialidad deportiva escogida. Durante la fase en la que la forma se pierde, disminuyen tanto la intensidad como el volumen de las cargas; vuelven a preponderar los medios que favorecen la preparación de tipo general, aunque encaminados principalmente a una recuperación activa.
Por otra parte, el proceso de entrenamiento no puede configurarse sin tener en cuenta las leyes intrínsecas de la constitución, el mantenimiento y la pérdida esporádica de la forma deportiva. Por tanto, entre las fases de la forma y los períodos del entrenamiento existe una relación que, si no se respeta, dificulta el curso normal del perfeccionamiento deportivo.
Las fases de la forma deportiva son estadios sucesivos de un proceso biológico; representan etapas de cambios fisiológicos, biomecánicos y morfológicos que se dan en el organismo del deportista por efecto del entrenamiento y de otros factores. Los períodos del entrenamiento son estadios sucesivos de un proceso pedagógico. Los períodos del entrenamiento son estadios sucesivos de un proceso encaminado al desarrollo de la forma deportiva. De donde se deduce que las leyes de la periodización del entrenamiento son, fundamentalmente, leyes para dirigir el desarrollo de la forma deportiva en sus diferentes estadios.
Causas objetivas de la periodización para tener un estado de forma
Carácter continuo y ondulatorio del entrenamiento
Cuando se habla del carácter continuo del entrenamiento, nos atenemos a tres lemas:
- El proceso de entrenamiento ha de estructurarse como una especialización que dura todo el año y durante varios años.
- Toda unidad de entrenamiento debe seguir las “huellas” de la unidad anterior.
- El carácter continuo del entrenamiento no queda asegurado sólo por las cargas, sino también por la introducción de intervalos de recuperación.
El primer y el segundo lema nadie los pone en duda; la discusión está en el tercero, porque no existe un acuerdo en el sistema que ha de seguir esa alternancia. Esta cuestión suele solucionarse con la concepción de Folbort: toda carga debe aplicarse sólo cuando se haya logrado una completa recuperación del esfuerzo anterior, pero sin que desaparezcan del todo las huellas de la carga precedente. Esta teoría tenía un fallo: no se había tenido en cuenta la posibilidad de un entrenamiento sin un previo restablecimiento de las funciones del organismo. La praxis demuestra que se llevan a cabo entrenamientos sin que se restablezcan algunos valores funcionales. Esta idea dio lugar a la tesis de la interrelación entre los procesos de desgaste y de restablecimiento. Si el desgaste funcional estimula el restablecimiento y la intensidad de éste es proporcional a la compensación, la suma de varias unidades de restablecimiento como única carga exigirá más al organismo y se conseguirá un aumento integral de sus posibilidades funcionales en la siguiente recuperación. Hay que tener en cuenta que, si se repiten cargas mientras la capacidad de rendimiento desciende constantemente, es imposible que mejore el estado de entrenamiento.
Si se quiere avanzar a lo largo del proceso de entrenamiento, los ejercicios repetidos han de constar de forma y contenido. Por consiguiente, la repetición no es más que un aspecto transitorio del proceso de entrenamiento, mientras que la continuidad es una característica permanente del mismo.
Carácter ondulatorio
En el estudio de la dinámica de cargas, gráficamente aparecen tres tipos de ondas:
- Ondas pequeñas: durante los microciclos (≈ 7 días)
- Ondas medias: tendencia de varias ondas pequeñas (≈ 1 mes)
- Grandes ondas: tendencia de las ondas medias (meses)
En la práctica, sólo nos encontramos con las ondas pequeñas directamente. La estructuración del entrenamiento a largo plazo consiste en establecer la oportuna relación entre ellas. Tarea cuanto más difícil porque el volumen y la intensidad de las cargas presentan dinámicas diferentes.
El carácter ondulante de las cargas de entrenamiento tiene diversas causas: la interrelación entre procesos de fatiga y recuperación, procesos del organismo a causa del entrenamiento, condicionados por la alternancia de las cargas y recuperación, y formas de las cargas en los microciclos de entrenamiento.
Las ondas grandes y medias son provocadas por los procesos de adaptación a largo plazo en el organismo y, aparte, las distintas modificaciones funcionales no se producen al mismo tiempo; por eso, estas ondulaciones que disminuyen la carga harán posible las adaptaciones y, al mismo tiempo, que no se retrase ninguna respecto a otra. La dinámica de los diversos procesos no puede reflejarse en una curva porque estos procesos son heterocrónicos. La causa es que la intensidad y el volumen no coinciden porque existe cierta “oposición” entre ellos. Cuando el volumen llega a un máximo, se estabiliza y disminuye para que la intensidad pueda seguir aumentando. Esto es según qué procesos queramos provocar (a largo plazo, mayor volumen; aumentar su capacidad de rendimiento, mayor intensidad); el volumen provoca una adaptación mucho más retardada que la intensidad. Los bajones de rendimiento siempre delatan cambios readaptativos, también a causa de cambios adaptativos necesarios para el organismo.
Los deportistas que sólo aumentan sus cargas de entrenamiento en ondas pequeñas y medias dificultan el desarrollo de sus rendimientos. Con los tres tipos de ondas, es el camino que hace posible aumentar progresivamente las cargas de entrenamiento hasta alcanzar el máximo necesario.
Ejercicios, taxonomía y clasificación
El ejercicio físico representa el medio más importante entre los disponibles para la mejora del rendimiento deportivo. Conocidos los límites que existen en el entrenamiento, es necesario seleccionar y programar los ejercicios físicos más eficaces para el éxito en el desarrollo de la prestación. Los otros medios utilizables deben ser considerados como auxiliares, porque su eficacia sobre la formación deportiva se produce únicamente asociados con ejercicios físicos. El número de éstos es muy grande; deben ser escogidos, combinados y unidos a otros factores. Con este complejo se construye una estructura bien definida de entrenamiento.
La gran cantidad de ejercicios hace necesario formar grupos, es decir, clasificar los ejercicios físicos según criterios para poder confrontar el entrenamiento. También permitirá extraer conclusiones de la planificación y compararlos con otros entre deportes.
Se encuentran diversas clasificaciones, elaboradas en la experiencia práctica; la diferenciación nace si las clases de ejercicios son distintos desde el punto de vista de la tarea parcial o la tarea global del entrenamiento. Así, en el de composición técnica: A, B, C. En el de la fuerza: ejercicios globales y ejercicios parciales. Según el modo de trabajar: estático o dinámico. Cernjak y Kacajev, criterio es el objetivo específico del ejercicio: ejercicio de fuerza, velocidad y de resistencia. Y otra los divide en cíclicos y acíclicos. También representantes de la teoría y metodología del entrenamiento elaboran una clasificación seleccionando un criterio con objeto de poder crear una lista de una clasificación válida para muchos deportes.
Matveev: semejanza con modelo competitivo
- Ejercicios de competición
- Ejercicios propios de la modalidad de competición
- Formas de entrenamiento del modelo
- Ejercicios preparatorios especiales
- Ejercicios de iniciación
- Ejercicios de desarrollo
- Ejercicios preparatorios generales
Harre: similitud ejercicio y competición
- Ejercicios de competición
- Ejercicios especiales
- Tipo I
- Tipo II
- Ejercicios generales
Existen algunos problemas de clasificación, ya que el criterio que se elige para asignar los ejercicios a los diferentes grupos debe consentir, siendo una determinación de contenido que permita establecer el posible efecto que tendrán sobre el desarrollo de la prestación deportiva. Esto constituye un problema porque, si se quiere subdividir los ejercicios respecto a su efecto condicional, variando algún parámetro del ejercicio, obtendremos un efecto condicional distinto. También subdividir los ejercicios en ejercicios de fuerza, velocidad y de resistencia es totalmente inadecuado. Otro problema sería si es razonable subdividir los ejercicios según la estructura del movimiento y la de la carga. La subdivisión de ejercicios de entrenamiento y de competición; al final, los ejercicios de competición también sirven de entrenamiento.
Matveev parte de un punto relativamente claro: subdivisión en ejercicios de competición, ejercicios especiales y ejercicios generales, según el grado de similitud con el ejercicio de competición. Aquí aparecen problemas, como el de los ejercicios de competición en las disciplinas múltiples. Luego está el de los pasos graduales; habrá aquí que cuestionarse a partir de dónde el movimiento se convierte en otro tipo de ejercicio.
Algunas posiciones sobre los problemas
- Una clasificación de los ejercicios físicos en ejercicios parciales y globales, en ejercicios cíclicos y acíclicos, en ejercicios de trabajo muscular dinámico y estático, como en ejercicios de diferentes grados de dificultad, es legítimo de tareas específicas.
- Una taxonomía con un grado de generación relativamente elevado puede solamente ser hecha según un único criterio. No será un medio práctico.
- Un modelo con un grado de generalización elevado no puede excluir que existan, a veces, zonas de confluencia en el paso de una a otra.
En conclusión, tenemos que ser capaces de conocer cómo es el deporte: estructura anatómica, estructura energética, estructura biomecánica y estructura psicológica. A partir de ahí, diremos si los ejercicios son más amplios o no, más abiertos o no… Cuando tengamos esto claro, “etiquetaremos” los ejercicios en categorías y subcategorías lo suficientemente claras y precisas, con una definición concreta en la que se vean sus características, los materiales, lo que tiene que ver o no con la competición. Ningún ejercicio puede estar en varias carpetas.
Relación entre la preparación general y específica con las tareas
La preparación general se centra en el desarrollo de las capacidades físicas básicas, como la fuerza, la resistencia, la velocidad y la flexibilidad, que son fundamentales para cualquier deporte. Las tareas en esta fase son más generales y variadas, buscando un desarrollo integral del deportista. Por otro lado, la preparación específica se enfoca en las habilidades y capacidades propias de cada deporte. Las tareas se vuelven más específicas y se asemejan a las exigencias de la competición.
Existe una estrecha relación entre la preparación general y específica con las tareas. La preparación general proporciona la base para la preparación específica, y las tareas de ambas fases deben estar diseñadas para complementar y potenciar el desarrollo del deportista. A medida que se avanza en el proceso de entrenamiento, las tareas se vuelven más específicas y se integran en la planificación para alcanzar los objetivos deportivos.