Empirismo y crítica de la metafísica racionalista en Hume
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El origen del conocimiento
Los empiristas, como Hume, rechazaban la existencia de ideas innatas. Para ellos, todas las muestras proceden de la experiencia, de los sentidos, o como dice Hume, de las impresiones.
Para un empirista, el origen y fundamento de nuestro conocimiento es la experiencia. En cambio, para un racionalista es la razón. Los racionalistas defienden la existencia de ideas innatas a partir de las cuales se deriva todo nuestro conocimiento. La razón puede conocer dichas ideas al margen de la experiencia. Para los racionalistas, la razón no tiene límites. De hecho, la metafísica que defendían era una ciencia que tendía a conocer a priori, es decir, independientemente de la experiencia, objetos como Dios, el alma, etc.
La crítica de Hume a la metafísica racionalista
Hume critica esta metafísica racionalista y señala la falta de consideración en la que está sumida la metafísica en contraste con la exitosa situación en la que se encuentran las nuevas ciencias naturales, como lo son la astronomía, la física... De ahí que el objetivo principal de Hume fuera iniciar una revolución similar en el ámbito de las ciencias sociales o humanas.
Hume fue consciente de que debía realizar un estudio del entendimiento humano, ya que todas las ciencias son obra de la naturaleza humana ("ciencia del hombre") y esta ciencia se basa en la experiencia y la observación. De ahí que Hume diga que rechaza toda suposición que no esté fundada en la experiencia.
Percepciones: impresiones e ideas
La mente humana está compuesta de percepciones. Hume llama percepciones a todo aquello de lo que la mente es consciente y entre ellas distingue dos tipos:
- Impresiones (que tienen más fuerza)
- Ideas (copias débiles de las impresiones en el pensamiento)
Según Hume, las impresiones siempre son anteriores a las ideas, y estas proceden de las impresiones que corresponden. Por tanto, Hume afirma que todas las ideas proceden de la experiencia, y por ello no existen las ideas innatas. Hume convierte este primer principio de la naturaleza humana en criterio para determinar la verdad de nuestras ideas, y para saber si una idea es verdadera hay que comprobar si procede de alguna impresión. Si podemos señalar esta impresión se tratará de una idea verdadera.
Pero nuestro conocimiento va más allá de la experiencia. Además, está limitado por ella, es decir, no podemos conocer nada de lo que no tengamos impresión y nos venga dado por la experiencia.
Tipos de conocimiento
Hume establece una clasificación para diferenciar los tipos de conocimiento:
- Conocimiento a priori: proposiciones necesarias.
- Conocimiento a posteriori: cuestiones de hecho. Estas plantean un problema al referirse a acontecimientos futuros, ya que hay cierta tendencia a pensar que el futuro se asemeje al pasado y porque no existen impresiones de hechos futuros.
Para analizar los hechos futuros, Hume analiza la relación causa-efecto, también llamada relación causal.
Análisis de la relación causa-efecto
Hume aplica el principio "prioridad de las impresiones sobre las ideas" al análisis de la relación causal y afirma que si analizamos cualquier ejemplo basado en la relación causa-efecto se observan tres circunstancias:
- La causa-efecto se produce en espacios y tiempos próximos.
- Se establece una prioridad temporal de la causa sobre el efecto.
- Asociación entre causa y efecto con el fin de que las situaciones sean finalmente parecidas.
A partir de esta clasificación llamamos a un objeto causa y al otro efecto y se puede prescindir de uno utilizando la aparición del otro, y lo único que observaremos será que entre los dos se dará una situación constante.
Hume defiende que el conocimiento de la relación causal se obtiene a partir de la experiencia pasada que nos ha mostrado los objetos unidos entre sí. Para Hume, nuestra creencia en la uniformidad de las cosas (es decir, que son constantes) no tiene una justificación racional. Analiza la creencia que hace que cuando vemos la causa, aunque nos imaginemos unos efectos, solo creemos que sucederá uno de ellos. Para Hume, la creencia en un sentimiento no depende de nuestra voluntad, sino que surge de la costumbre, del hábito de observar qué ocurre siempre.
Crítica de otras ideas racionalistas
Aparte de criticar la idea de conexión necesaria, Hume también critica otras ideas racionalistas como la existencia de una realidad externa a nuestras percepciones. La crítica que Hume lleva a cabo es que la mente solo conoce percepciones (impresiones/ideas).
Y por último, Hume critica también la idea de sustancia pensante o alma y sustancia material. Hume considera que la noción racionalista de que el pensamiento es la esencia de la mente y que la mente es una sustancia (algo material) es del todo insostenible.
Según Hume, de lo único que tenemos impresiones es de nuestras percepciones, por tanto, no existe la mente como sustancia de las impresiones e ideas, la mente no es más que el conjunto de nuestras percepciones.