El futuro que nos espera

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El futuro que nos espera
VICENTE VERDÚ
DOMINGO - 05-01-2002
Peregrinos hindúes cruzan el Ganges por los pontones tendidos en Allahabad. India es uno de los países que pueden promover la recuperación económica. ( AFP )
En estos tiempos de recesión general, tres países -India, China y Rusia- serán las locomotoras que promuevan la recuperación económicaSe confía en que la esperanza de vida crezca espectacularmente gracias a la reducción de hasta un 20% en la mortalidad por afecciones coronarias y cáncerTodos los comienzos de año son símbolo de inauguración y el mes de enero se alza como una plataforma para divisar el porvenir. Desde esa meseta, una serie de publicaciones airean sus pronósticos para los meses y hasta los años siguientes. Siempre ocurre así porque la experiencia de la historia o de la biografía se depuran con el tránsito iniciático de una anualidad a otra.
En Estados Unidos existe una suerte de club llamado The World Future Society que posee más de 30.000 socios de ochenta países, y entre sus colaboradores se hallan futurólogos como John Naisbitt, Nicholas Negroponte, Alvin y Heidi Toffler. O han participado también en sus debates desde Isaac Asimov hasta Margaret Mead, desde Arthur C. Clark hasta Vaclav Havel. Este club edita diferentes publicaciones, celebra congresos en diversas ciudades del mundo y estimula debates en Internet para contrastar opiniones sobre el porvenir. Ahora que no es moda realizar predicciones sobre ninguna cosa, The World Future Society dedica su número de enero-febrero de 2002 a mostrar las tendencias en las que se pusieron de acuerdo sus directores.
Algunas de las enunciadas son éstas:
1. Aunque los Estados que patrocinen el terrorismo serán cada vez menos, aumentarán los actos terroristas. La razón residiría en la flagrante desigualdad entre pobres y ricos, entre privilegiados y desamparados globales.
2. Como efecto de los mayores riesgos terroristas o similares, el sociólogo Severyn Brun escribe en The Futurist que los ciudadanos se verán compelidos a adiestrarse incluso en artes marciales y en estrategias que les permitan defenderse o cooperar más competentemente con las autoridades policiales.
3. En estos tiempos de recesión general, tres países -India, China y Rusia- serán las locomotoras que promuevan la recuperación. Se trata de países con bajo nivel de desarrollo, pero con una potencialidad de consumidores que se acerca a los 3.000 millones de habitantes y una gran capacidad de atracción sobre las inversiones exteriores.
4. La época de los precios bajos en el petróleo no acabará enseguida. Por el contrario, se espera que la cotización del barril se mantenga en torno a los 20 dólares durante toda la década. Una creciente exploración de nuevos pozos y su explotación intensiva es la razón que induce a ese diagnóstico.
5. Otra razón complementaria sería la perspectiva de llegar a la utilización de hidrógeno como combustible para la automoción. Tanto Daimler-Chrysler como Toyota desarrollan en estos momentos programas que convierten hidrógeno y oxígeno en electricidad y planean hacer efectiva su aplicación en 2010.
6. Sin contemplaciones, los estudios del club certifican que relativamente pronto, el libro tradicional se verá sustituido por los e-books tal como los discos son gradualmente reemplazados por la música descargada de la Red.
7. En convergencia con lo anterior, los futurólogos creen en el fin del libro de texto y su sustitución por los aprendizajes interactivos en la pantalla. Todo esto, asociado a una profunda reforma de la educación que ya lleva camino de emprenderse en varios de los países más avanzados.
8. Las carreras serán, a su vez, menos especializadas que ahora. Se tenderá más bien a mezclar disciplinas de diferentes carreras para acomodarse a necesidades sociales más flexibles y complejas. La tendencia a la hibridación, a la mixtura, es, además, tendencia dominante en la fabricación de automóviles, en el diseño de locales, en la preparación de platos, en la composición de melodías, en la definición sexual, en las ideologías y programas políticos.
9. Los ordenadores se multiplicarán y desmaterializarán hasta formar parte de una cotidianidad invisible. En lugar de pulsar sobre una superficie dura y evidente como son los teclados, se rozarán apenas superficies suaves, como manteles o colchas, en los que se encontrarán impresos los circuitos que ahora posee un mando de televisor a distancia.
10. En pocos años, aseguran el sociólogo Marvin Cetron y el escritor de ciencia-ficción Owen Davis, serán despenalizadas las drogas. El mayor aporte material de esta medida radicará en que el dinero ahorrado en los sistemas de persecución criminal podrá dirigirse al tratamiento de los drogodependientes, y con ello ofrecer un trato más humano al problema mundial de la drogadicción.
11. De otro lado, se confía en que la esperanza de vida humana crezca espectacularmente en un inmediato porvenir gracias a la reducción de hasta un 20% en la mortalidad por afecciones coronarias y cáncer. La ventaja, en términos económicos, se plasmará en la prolongación de los años de productividad y en el descenso del coste farmacéutico. Ronald M. Klatz, doctor en medicina, titula su trabajo The benefits of immortality.
Pronósticos de la George Washington University aparecidos en vísperas de 2002 no son, en general, tan satisfactorios como los de The World Future Society y, por ejemplo, se aplican en anunciar grandes catástrofes naturales y la desaparición de amplias extensiones de zonas húmedas. Habrá unos mil millones de personas mayores de 60 años en el planeta para dentro de unos quince años, y esto se pondera como una fuerte carga en los países desarrollados, donde habitarán dos terceras partes de esos mayores. ¿Pesimismo total? Como compensación, se vislumbra un formidable desarrollo de la medicina y la producción de fármacos o vacunas inscritas en los alimentos modificados genéticamente con proteínas virales.
Finalmente, para entendernos bien unos y otros, dentro y fuera de la desunida Unión Europea se propagarán dispositivos de traducción simultánea, cara a cara o a través del teléfono, el televisor o la Red. La explosión tecnológica, en suma, acabará siendo tan decisiva que, como sentencia John Naisbitt, costará distinguir lo real de lo virtual.

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