El bien y el mal para platon

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Con la expresión “la ciencia de allí” Platón se refiere al saber o al grado de conocimiento que se puede adquirir en el mundo en el que estaba antes, es decir, en el interior de la caverna, que representa el mundo de lo sensible. Como se desprende del texto, este mundo es un mundo envuelto en las “tinieblas”, esto es, en la ignorancia. A él se refiere Platón también con la expresión “mundo de lo opinable”, un mundo de cosas que son sólo copias o sombras de los objetos del exterior, que representan lo verdaderamente real y por tanto el objeto de la auténtica ciencia. En cambio, “la ciencia” de la caverna es una clase de conocimiento que está vinculado a los sentidos, en contraposición a la ciencia que ha alcanzado el prisionero liberado fuera de la caverna, que versa sobre las Ideas (el mundo de “arriba”), las cuales son inteligibles gracias a la Idea de Bien, que funciona como el fuego en el interior de la caverna. La “ciencia de allí” es la ciencia de aquellos de entre los prisioneros que la mayoría reconocen y honran como “sabios”, sin serlo verdaderamente; estos sabios de la caverna son aquellos que disciernen mejor las sombras y se dedican a “opinar” acerca de ellas (517-a) y a “profetizar” o predecir las sombras que van a llegar, en clara alusión a los filósofos de la naturaleza y tal vez a los sofistas (516-d). Las cosas que estudian son sólo “sombras que pasan”, esto es, meras copias, sujetas al cambio y al devenir, de las cuales es imposible extraer verdadera ciencia (episteme), o sea, un conocimiento eterno, absoluto y objetivo. En conclusión, la “ciencia de allí”, no es ciencia o conocimiento en sentido estricto, sino mera opinión sobre lo sensible; y los sabios de la caverna son, a diferencia del filósofo, meros expertos en sombras que pasan.

 La expresión “la justicia en sí” se refiere sin duda alguna a la Idea de Justicia, que representa la noción eterna de justicia, invariable, perfecta, atemporal, independiente de las opiniones de los hombresy de las circunstancias históricas, y accesible a la inteligencia (nous). En el texto,Platón considera a la justicia en sí como una de esas “contemplaciones divinas” que ocupan la mente del filósofo, ajeno a los asuntos mundanos y a los quehaceres cotidianos que tanto preocupan a la mayoría de los mortales (“miserias humanas”). Por otra parte, la “justicia en sí” aparece claramente contrapuesta a  “las sombras de lo justo” y a “las imágenes de que son ellas reflejo”, expresiones que se refieren a la justicia de los hombres, esto es, a la justicia empírica y temporal, a las leyes y a las opiniones que los hombres tienen sobre lo justo, a los diferentes y variables modos de entender la justicia según cada Estado y cada época histórica. El texto dice que sobre estas cosas, envueltas permanentemente en “las tinieblas” de la opinión, los hombres discuten en “los tribunales o en otro lugar cualquiera”, sin ni siquiera haber llegado nunca a contemplar la Idea de Justicia. El texto también deja claro que, a diferencia de la justicia en sí, la justicia de los hombres es objeto de interpretación (es una de esas cosas que los hombres “interpretan”), y por lo tanto de opinión, y no de conocimiento. Por otra parte, como se sabe, la justicia en sí es el modelo eterno y el paradigma ideal que imperfectamente copian las leyes humanas y las opiniones humanas sobre lo justo, que en el texto aparecen aludidas como simples “imágenes” de la Justicia en sí o, incluso, como sombras de esas imágenes (copias de copias).

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