Educación en Valores: Precisiones desde la Filosofía de la Educación

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CAPÍTULO 6

Educación en Valores: Precisiones desde la Filosofía de la Educación

Es necesaria la aclaración del concepto de valor, puesto que está expuesto a diversas apreciaciones que pueden alejarnos del significado del mismo. Se suele hablar de los mismos con una falta de rigor pronunciada, por lo cual, desde la Filosofía de la Educación, es necesario abordar el término y refinarlo. El positivismo y su reducción de la realidad a los hechos suponen una traba para la apreciación de los valores en la actualidad.

Los valores no se encuentran, como tales, situados en el mundo de los hechos, puesto que no son entes visibles. Por una parte, desde el realismo platónico, podríamos tomar los valores como una parte de un mundo irreal solamente accesible a través de los sentidos. Desde un punto basado en el realismo, los valores serían una idea utópica, no son materiales. De todas formas, esa índole utópica no les niega su realidad.

La Utopía de los Valores y su Aplicación Real

Como inciso, ese carácter utópico no implica una carencia de aplicación real del valor. Implica que el valor es un ente imposible de alcanzar, pero eso no significa que no se pueda aproximar a ese estado de valor. Como ejemplo, los filósofos eran tales por el hecho de que no podían abarcar toda la sabiduría. Eran aspirantes a la sophía. Pues con los valores se daría el mismo caso. Podemos aproximarnos a los valores, pero los actos de valor no hacen que un ente alcance su perfección. Ergo, nunca alcanzaremos el valor como tal. A los hechos no se les aplica el cumplimiento axiológico, pero sí su aproximación. El valor tomaría una significación regulativa, una forma de aproximación normativa a lo que es la perfección del propio valor. Los hechos basados en el valor serían un intento de perfección valorativa.

Al fin y al cabo, el hombre es, en gran medida, lo que aspira a ser y, por lo tanto, su ser futuro es utópico. Pero no por ello irrealizable, sino simplemente aproximable. El desear ser en un futuro no tiene valor físico como tal, pero como valor utópico tiene una existencia en el mundo irreal. Aquí tiene cabida la tarea educativa como modo de ofrecimiento de modelos a los que las personas puedan parecerse mediante un reconocimiento propio y, en consecuencia, de emularlos. Más adelante se explicará la importancia de los modelos en educación.

Diferencia entre Valor y Bien

La teoría de los valores postula que los valores no son ni están, solamente deben ser. Por lo tanto, los valores nada tienen que ver con la existencia, sino que infunden valores que están directamente unidos con la realidad. Los valores no tienen una importancia para nosotros, sino que su importancia se impone a nosotros desde el objeto.

Para precisar el concepto de valor, es importante diferenciar entre los conceptos de valor y bien. El bien es la apetibilidad misma del ente, es decir, la capacidad de ser deseado y querido. Sin embargo, el valor es la bondad de lo bueno, que se puede dar en las formas de honestidad, utilidad y deleite sensorial. Por lo tanto, el bien sería el recipiente en el que se deposita el valor.

También, como remarcaba Aristóteles, es necesario no solo que un valor encarnado como una buena acción sea propuesto, sino que sea, a su vez, llevado a cabo.

Objetividad de los Valores

Por otra parte, los valores no son subjetivos. Es decir, que en la tarea de educar en valores no podemos reducirnos al conformismo de adoptar la postura que afirma que los valores son algo personal. Los valores no pueden adscribirse a ningún espacio temporal, cultural, histórico o de caracteres similares. Por lo tanto, no podemos limitar nuestras metas en lo referente a valores, en función de nuestros intereses, deseos o pulsiones.

Superación del Neutralismo Axiológico

Dentro de este contexto, debemos subrayar la importancia de la superación del neutralismo axiológico. Esto es, la superación del prejuicio de la escuela única y laica. No podemos hacer que la indiferencia sea la base educativa de este ideal de escuela. Teniendo en cuenta que la educación es vida y, a su vez, preparación para la misma, no es adecuado que la preparación para la vida esté basada en una indiferencia y neutralidad propia de esa escuela. La ausencia de valoración es imposible.

De todas formas, es cierto que en muchos países y zonas cercanas a nuestro entorno cultural, nunca se ha tratado nada respecto a lo que está bien o mal. Solamente se ha recibido el mensaje de que los valores son subjetivos y que es la persona la que obra en función de los valores que se aplica dentro de su subjetividad. Esto supone una pérdida de compromiso, algo impensable dentro de los valores, que implican una dedicación y un contrato por parte del ser que le "obligue moralmente" a no solo pensar, sino a actuar en función de dicho valor.

Importancia de la Metafísica y la Filosofía en la Educación

Aun así, es difícil educar en valores si tenemos en cuenta que no existe un estudio metafísico y filosófico dentro de la escuela. Hay que enseñar a diferenciar entre la parte subjetiva del valor, que es lo que a mí me suscita y me evoca, y la parte objetiva, que es lo que el valor es y supone como tal.

Deber y Valor

El hecho es que no todo valor funda un deber, pero todo deber se fundamenta en un valor. Dentro de esta afirmación, se puede deducir, por lo tanto, que, siendo los valores un aspecto trascendental del ser, entonces el deber no puede ser ajeno al ser. Es decir, que todo ser exige un deber.

Modelos Educativos y Alienación

Retomando el tema de los modelos educativos, es importante tener en cuenta que modelar no es alienar. Las características de otro ser nos llegan con "otra luz", es decir, que no nos llegan las características de su ser de forma objetiva, sino como engrandecidas, totalmente subjetivas. Esto hace que el querer ser como el otro sea una tarea de mejora y perfeccionamiento, lo que no provoca seres iguales y alienados, sino seres interconectados.

Modelado Pedagógico

Dentro del modelado pedagógico, es importante integrar el esfuerzo por proponer modelos que puedan ser apreciados, que provoquen una apetencia desde el educando para que este modele su ser. También es necesaria la ayuda pedagógica para que el educando perciba con nitidez los rasgos de dicho carácter que se quiere perfeccionar. Además, la ayuda para una buena autoestima, de forma que también se valoren las características propias y no solo se engrandezcan las ajenas, es a su vez necesario para un correcto modelado.

Educación en Valores como Mejora del Ser

En este ámbito educativo, y volviendo a la educación en valores, se subraya la importancia de un discurso que promueva tal educación. Es necesario que, aunque se exponga la visión utópica de los valores, no se estanque el discurso en la misma. La educación debería ser la mejora, el compromiso por alcanzar el valor, aunque seamos conocedores de su utopía. Pero en tanto que el alcanzar los valores implica mejora del ser, y la educación es el aprendizaje de cómo ser y vivir potencialmente, la educación en valores se debería tomar como una mejora del ser. Por lo tanto, basarse en esa utopía no implica una imposibilidad, sino una falta de compromiso desde el ser que se acomode en esa idea.

Autonomía y Modelos

Para continuar, es necesario abordar el término de autonomía. Aunque se propongan unos modelos, la obligación de cumplirlos debe ser racionalizada por el ser. Estos modelos se proponen como un deseo hacia el otro de aportarle lo que mejor sea para el mismo, pero no es necesario que el ser lo cumpla como tal. Es decir, que dentro de los modelos que se ofrecen, el educando debe tener autonomía para aceptar o renegar de determinadas características de los modelos.

Racionalización de los Valores

La educación en valores, recordando que los valores son accesibles a través de lo sentimental, de la estimativa, tienen el punto de vulnerabilidad de que, al basarse en esa base sustanciosamente irracional y más primaria, pueden no ser tomada como educación en valores y sí como educación en valoraciones personales. Esto provoca que haya que precisar dentro de esta axiología pedagógica. Es importante que, dentro de la educación en valores, se eduque en la aproximación a los valores desde un orden racional. Aunque en un primer estado, la reacción sea sentimental, es necesaria la reflexión e introspección sobre los mismos, haciendo que los valores no pierdan esa parte sentimental, sino que adquieran otra más con carácter racional y cognoscitivo.

Compromiso Racional y Libertad Educativa

Deben existir unos compromisos racionales de preferencia, sin ser basados exclusivamente en lo que agrada y desagrada. El actuar solo en función de la sentimentalidad provoca una pérdida de libertad educativa, puesto que solo estaríamos a merced de nuestra propia conducta primaria. Y teniendo en cuenta que la racionalidad es una característica propia y personal del ser humano, abandonarnos únicamente al sentimiento sería una pérdida de nuestras capacidades y, por lo tanto, de nuestra libertad.

El Educador como Facilitador

En este discurso, la figura del educador se posicionaría como figura de ayuda en la estimación, aproximando al sujeto dentro de sus sentimientos intrínsecos a una racionalización de los mismos, sin perder el carácter emocional, puesto que, al fin y al cabo, todo grupo humano surge de una emocionalidad, de un amor por la unión.

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