Economía y Sociedad en la España de Isabel II: Transformaciones y Estructura Social

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Economía y Sociedad en la España Isabelina

Los Principios Económico-Sociales del Liberalismo

Según la doctrina liberal, los individuos tienen derecho a ser felices y a tener la mejor existencia futura posible, para lo cual era imprescindible poseer bienes, que son el sustento de las naciones y el motor de la sociedad. Para que los individuos alcancen ese interés, es necesario que sean libres y que cuenten con igualdad de oportunidades. La libertad de actuación se convierte en un requisito fundamental para que cada uno logre su máxima felicidad. La labor del Estado es garantizar el derecho a la propiedad privada y proporcionar la máxima libertad a los individuos para poder ejercer ese derecho; por lo tanto, debía intervenir lo menos posible en la economía.

La Desamortización

Comienza en Cádiz en 1811-1813 y finaliza en 1841. La primera tarea fue desamortizar los bienes de la Iglesia y los municipales, y desvincular los bienes de la nobleza. El objetivo era sacarlos a pública subasta para que aumentara el número de propietarios y creciera la felicidad personal y la riqueza nacional. La desvinculación significó acabar con las relaciones de dependencia entre campesinos y señores, pero también convertir en propiedad particular y libre todas aquellas tierras. En realidad, transformó a los antiguos señores en propietarios libres. La segunda medida fue la supresión de los mayorazgos. La abolición significaba que podían ser vendidas por los titulares. El hecho desamortizador suponía:

  • Que esas tierras dejaban de ser de "manos muertas", es decir, dejaban de estar fuera del mercado para convertirse en bienes nacionales.
  • Su puesta en venta permitía satisfacer las necesidades del Estado con lo recaudado.

El Proceso Desamortizador

La desamortización comenzó con Carlos III en 1767, cuando expropió los bienes de los jesuitas. Hasta 1924, cuando Calvo Sotelo derogó las leyes desamortizadoras, pasaron a manos particulares el 40 % de la superficie del Estado.

La Desamortización de Mendizábal

La puesta en marcha de su decreto trajo la ruptura de las relaciones con Roma. Mendizábal llegó de Londres para hacerse cargo del gobierno. Para ello, era fundamental ganar la guerra carlista, por lo que necesitaba dinero. Era preciso disminuir la deuda pública y había que recurrir a nuevas fuentes de ingresos; se fijó en los bienes de la Iglesia y se pusieron en venta todos los bienes del clero regular, ampliándose luego la ley al clero secular. Los objetivos de la desamortización de Mendizábal eran:

  • Ganar la guerra carlista.
  • Eliminar la deuda pública.
  • Atraer al partido liberal a los beneficiados por las desamortizaciones.
  • Poder solicitar nuevos créditos.
  • Cambiar la estructura de la propiedad eclesiástica a una libre e individual.
  • Reformar la Iglesia, comprometiéndose el Estado a mantener a los clérigos y a subvencionar el culto.

La Desamortización de Madoz

Madoz promulgó la ley de desamortización general, por la que se ponían en venta todos los bienes de propiedad colectiva: los eclesiásticos que no habían sido vendidos en la etapa anterior y los de los pueblos (bienes propios y comunes). Las diferencias con la desamortización de Mendizábal son que el dinero obtenido se utilizó para industrializar el país y que no era propiedad del Estado, sino de los ayuntamientos. La burguesía fue la principal beneficiada.

Resultados de la Desamortización

  • El proceso no sirvió para que las tierras fueran distribuidas entre los más necesitados; nunca se intentó hacer una reforma agraria.
  • Contribuyó a que aumentara el volumen general de los productos agrícolas.
  • Se produjo una expansión de la superficie cultivada y una agricultura algo más productiva.
  • Apareció un proletariado agrícola, más de dos millones de campesinos sin tierra, jornaleros sometidos a duras condiciones de vida y trabajo, y una burguesía terrateniente.
  • La estructura de la tierra no varió: el latifundio seguía predominando en el centro y sur, y el minifundio en el norte y noroeste.
  • La desamortización de los bienes comunes empeoró las condiciones de vida de los pequeños campesinos, que ya no podían disfrutar de los bienes del pueblo.
  • Se produjo una pérdida y un expolio de gran parte del patrimonio artístico y cultural español.

La Libertad Económica

El paso siguiente fue la eliminación de todas las aduanas para permitir la libre circulación de mercancías y el desarrollo de la actividad industrial. Se intentaba crear un mercado común para toda España.

Los Comienzos de la Industrialización

La Industria Textil

Cataluña fue la primera región que comenzó a modernizarse. Factores:

  • La existencia de un mercado nacional protegido con fuertes aranceles exteriores.
  • Disponer de recursos procedentes de la agricultura y de la exportación de aguardientes.
  • Contar con un campesinado con cierta capacidad de trabajo a domicilio y consumo.

La burguesía catalana sustituyó la industria de la lana por la del algodón; al introducir la máquina de vapor y la fábrica, logró aumentar la producción, mejorar la calidad y abaratar los precios. El gobierno apoyó esta actividad con medidas proteccionistas que prohibían la entrada de productos de algodón.

La Siderurgia

Industria dedicada a la obtención de hierro y acero. Los altos hornos sustituyeron a las antiguas herrerías y forjas. La siderurgia andaluza era la más importante de España. En 1860 se produjo el predominio en Asturias, con las localidades de Mieres y La Felguera. Y en 1870, los Ybarra se hicieron con el 30 %.

El Ferrocarril

La expansión del tren fue el factor determinante para la modernización del país. Causas:

  • Condiciones orográficas poco propicias.
  • Estancamiento económico.
  • Retraso técnico.
  • Ausencia de capitales privados para su financiación.
  • Inestabilidad política del Estado español.
  • Guerras civiles.

Se construyó la red ferroviaria con rapidez, con capitales procedentes de Francia, Bélgica y Gran Bretaña.

La Nueva Estructura Social

Surge un nuevo modelo social, la sociedad de clases, que sustituye a la sociedad estamental. El mérito y el esfuerzo personal son ahora los criterios para el ascenso o descenso social.

La Aristocracia

La nobleza mantenía una vigencia social. Aunque ya no tenía un estatus jurídico diferente, constituía una élite asociada a la burguesía, con gran poder económico e influencia política. Su poder económico permanecía intacto.

La Iglesia

Había perdido poder político y pasó a depender del Estado. Los miembros del alto clero que ocuparon puestos en el Senado pretendían un espíritu de paz y reconciliación entre los españoles que sirviera para asentar el orden establecido. La Iglesia fue muy importante para calmar los exaltados ánimos que provocaba el desarrollo industrial.

El Ejército

La victoria en la guerra civil había proporcionado a los jefes militares una gran influencia. Gracias a ellos, existía una monarquía liberal. Se sentían defensores de Isabel II y del orden social. Esto les llevó a participar en los diferentes gobiernos del siglo XIX, dando comienzo al régimen de los generales.

La Burguesía

Isabel II pudo ganar la guerra civil y sentarse en el trono gracias a la burguesía, que construyó un Estado a su medida. La burguesía española se identificó con la nobleza. Era una burguesía aristocratizante que, por el matrimonio, la concesión de nuevos títulos o la compra de los mismos, pretendía ennoblecerse. Eran los defensores de la propiedad privada, los derechos individuales, la participación política y la nueva economía. Se veían a sí mismos capaces de acceder a la riqueza y a desarrollar cargos políticos.

Las Masas Populares: Campesinos y Proletarios

El proletariado era la capa más baja entre las clases populares. El estrato inferior de la sociedad no formaba un todo unitario. Aparecían dos grupos diferentes: el rural y el urbano. La comunidad rural, regida por un tiempo lento, contrastaba con la comunidad urbana, siempre acelerada; todo lo que llegaba de la ciudad se rechazaba. Ambas sociedades, la urbana y la rural, eran desiguales: mientras que la población activa agrícola superaba el 80 %, los obreros industriales representaban el 4 % de la población activa.

Por último, la variedad de oficios, de ocupaciones y de salarios producía una gran diversidad de situaciones concretas.

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