Economía Andaluza: Evolución, Sectores y Desafíos en el Siglo XXI

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Introducción

El agotamiento de los recursos naturales, los conflictos medioambientales, el desempleo, la insuficiente industria y la desarticulación regional han marcado la economía andaluza del siglo pasado. En el siglo XXI, Andalucía se encontrará más integrada en Europa que nunca, pero a cambio deberá adaptarse decididamente a las nuevas condiciones de competencia global para el aprovechamiento óptimo de sus mejores recursos: la emergente nueva agricultura y el turismo.

Antecedentes Económicos

En los años 60, gracias a su modesto nivel de partida, Andalucía inicia un periodo de intenso y continuado crecimiento económico que se paraliza en 1973, con la crisis internacional del petróleo. La destrucción consiguiente del empleo, unido al cierre del recurso a la emigración (muy utilizado en décadas anteriores), hará que las cifras de paro alcancen valores desconocidos hasta entonces, pasándose de una tasa del 10% en 1975 al 30% diez años después.

Es en esta situación, con la consolidación del turismo como principal recurso económico, cuando se incrementa el proceso de terciarización de la economía. Desde 1985, más de la mitad de la población se empleará en el sector servicios, a costa de la industria, que pierde peso relativo. Serán el comercio y, sobre todo, la hostelería, los subsectores más frágiles a las crisis económicas y a los cambios de orientación de la demanda, los que alcancen mayor desarrollo en la región. En 1986, con la recuperación económica y con la incorporación de España a la Comunidad Económica Europea (hoy Unión Europea), nuestra región se introduce en un nuevo modelo de relaciones con el exterior, la denominada globalización. Ahora, al perder relevancia las barreras políticas y las dificultades topográficas, los flujos de personas, capitales y mercancías superan los límites regionales y nacionales y tienen referencia mundial. El creciente desarrollo de las telecomunicaciones y los transportes, junto a una competencia más abierta, posibilita para Andalucía una mayor integración económica y social que en el pasado, ya que sabe aprovechar sus potencialidades y recursos, lo que significa una mejora del bienestar para la generalización de la población.

El Marco General de la Economía Andaluza

La escasez de agua y la pobreza del suelo son las principales limitaciones naturales de la economía andaluza. Por los recursos naturales que aporta y por su atractivo turístico, el mantenimiento del medio ambiente es fundamental para la región. Andalucía presenta fuertes desequilibrios territoriales que se manifiestan en tres zonas con niveles de actividad económica, de población y de renta bien definidas:

  • La más dinámica, situada en la franja litoral y en las grandes aglomeraciones urbanas. Posee las mejores conexiones internas y externas, localizándose aquí los veintiséis mayores núcleos urbanos de Andalucía. Ocupando el 6% del territorio, concentran casi la mitad de la población y generan el 70% de la renta regional.
  • Las áreas intermedias, de base productiva rural y urbana. Su estructura económica está diversificada, aunque tiene su pilar fundamental en la agricultura. Ocupan el 40% de la superficie andaluza y soportan el 39% de su población. Básicamente se localizan en las vegas y campiñas del Guadalquivir y en las hoyas del surco intrabético (Antequera, Guadix...). La base agrícola permite una industria alimentaria ligada a la fabricación de aceite, azúcar y productos vitivinícolas.
  • Las áreas rurales de montaña y algunas comarcas interiores. Ocupan la mitad de la superficie regional, asentándose en ellas el 12% de la población. Por su carácter árido o abrupto, este terreno es poco apto para su explotación agrícola, predominando el modelo tradicional de agricultura extensiva (monocultivo olivarero). Estas zonas pobres albergan un importante patrimonio natural, lo que ofrece la posibilidad de generar renta y empleo a través de empresas de bienes y servicios medioambientales, del turismo rural y naturalista.

Los instrumentos de ordenación territorial que persiguen el crecimiento armónico de la región son los planes de desarrollo y de infraestructuras, como el Plan de Desarrollo Regional 2000-2006 y el Plan Director de Infraestructuras de Andalucía 1997-2007. Afectando especialmente a mujeres y jóvenes, el desempleo es el principal problema de nuestra economía, cuya tasa (de un 25%) es nueve puntos superior a la española. La renta regional se produce y distribuye según determinadas pautas espaciales, funcionales y sectoriales, existiendo una elevada concentración en las comarcas del litoral y en las capitales de provincia, así como en el sector servicios, en detrimento del industrial. Por sus bajos niveles de renta, la capacidad de ahorro de los andaluces es la mitad del promedio de todos los españoles.

El Sector Primario

Dentro del sector primario regional hay un predominio absoluto del subsector agrícola. La heterogeneidad de espacios agrícolas y del tamaño de las explotaciones, el elevado desempleo, la vinculación con la industria y la orientación exportadora, son otras características del sector primario, que alcanza en la región elevadas producciones de hortalizas, aceite, remolacha y algodón. La provincia de Almería (cultivos de invernadero) aporta la cuarta parte de la producción total agraria. La ausencia de pastos y otros condicionantes naturales hacen que la ganadería andaluza tenga poca importancia económica, limitándose, en general, a satisfacer la demanda del entorno. Pese al aumento del consumo, el subsector pesquero no ha dejado de perder peso dentro de nuestra economía. El agotamiento de los recursos, la Política Pesquera Comunitaria, la reducción de caladeros internacionales y la antigüedad de la flota hacían imprescindible el Plan de Modernización del Sector Pesquero que, entre diversas medidas de mejora, incluye el apoyo a la acuicultura. Con total ausencia de minerales estratégicos y de hidrocarburos, los recursos mineros, que en la antigüedad dieron máximo protagonismo a la región, apenas si revisten trascendencia en nuestros días, siendo sólo destacables las rocas industriales (mármol de Macael).

La Industria, la Energía y la Construcción

La escasa especialización industrial es una de las características más relevantes de la economía andaluza, al representar solamente el 13% de la producción y del empleo regional, cifra muy inferior a la media española.

La dimensión inadecuada, con predominio de pequeñas empresas poco innovadoras y con bajos niveles de productividad, son aspectos negativos característicos de nuestra estructura industrial. La escasa industria se localiza fundamentalmente en la zona occidental de Andalucía, en las provincias de Huelva, Cádiz y Sevilla.

El Sector Servicios

Por la riqueza que produce y la población que mantiene empleada, el sector terciario es el más importante de Andalucía. El turismo es de gran trascendencia para la región, la primera de España en ingresos por este concepto. El 75% de la oferta hostelera se concentra en el litoral (Costa del Sol, sobre todo) y en las ciudades de Sevilla y Granada. La regulación del subsector pretende mejorar la calidad y comercialización del producto turístico, con los siguientes objetivos: romper la estacionalización y la subordinación a los factores de sol y de playa, promover el turismo interior, controlar el crecimiento desordenado de los municipios turísticos y ampliar el tamaño de las empresas hosteleras para hacerlas más competitivas. Consecuencia de la baja capacidad ahorradora de los andaluces, la banca mantiene en la región sólo el 11.7% de oficinas del conjunto nacional y las cajas de ahorro el 14.6%. Ambos modelos de intermediación financiera compiten duramente y ofrecen idénticos servicios, rivalidad a la que se suman las cajas rurales, especialmente en las zonas de agricultura intensiva. El subsector comercial en Andalucía se caracteriza por la superior presencia de los negocios minoristas y por la concentración de empresas en las provincias de Sevilla y Málaga. La competencia de las multinacionales de la distribución y su implantación en grandes superficies y centros comerciales, exige una regulación especial y una adaptación del comercio tradicional cuyo elemento clave es la Ley de Comercio de Andalucía. En el comercio exterior regional juegan un importante papel los productores hortofrutícolas y, si se excluyen las compras de petróleo, son los países de la UE el principal origen y destino de las transacciones.

Andalucía en la Unión Europea

Tras la integración de España en el Mercado Común (hoy Unión Europea) en 1986, Andalucía se ha visto afectada por tres circunstancias:

  • Ha tenido que asumir obligatoriamente determinadas políticas comunitarias que le afectan de forma considerable, tal es el caso de la Política Agraria Común.
  • Se ha visto beneficiada por la percepción de un elevado volumen de ayudas procedentes de los distintos fondos europeos.
  • Está inmersa en un proceso de convergencia real o de reducción de las diferencias de renta con la media de la UE.

Desde la integración de España a la UE, se ha producido un acercamiento del PIB per cápita andaluz al nivel medio europeo. La reducción de las diferencias y la aproximación a los niveles europeos se produce en las etapas expansivas de la economía, en las cuales el crecimiento del PIB por habitante es superior en Andalucía a la media comunitaria, ocurriendo todo lo contrario en las fases depresivas. Es, por tanto, necesario, aunque no suficiente, un crecimiento duradero a medio y largo plazo para que nuestra región acorte significativamente su diferencia de bienestar con otras regiones europeas.

Desequilibrios Estructurales de la Economía Andaluza

Los rasgos de carácter permanente que caracterizan a nuestra economía frente a la del resto de regiones españolas son:

  • Bajos niveles de producción y de renta per cápita. Representando el 18% de la población española, Andalucía viene aportando sólo el 14% del PIB nacional, y ocupa, con Extremadura, los últimos lugares entre las 17 comunidades autónomas en términos de renta per cápita.
  • Reducida productividad. Motivada fundamentalmente por la desequilibrada estructura productiva, la menor dotación de capital y las deficiencias organizativas de la producción y de la distribución en ciertas ramas.
  • Poca ocupación y elevado desempleo. Con nueve puntos por encima de la media española, Andalucía es la región de la UE con mayor desempleo. Uno de cada tres parados españoles se encuentra en Andalucía.
  • Deficiente especialización sectorial. La escasa industrialización y el excesivo peso del sector primario definen la estructura productiva de nuestra región.
  • Escasa dotación de capital físico y humano. A pesar de los avances experimentados durante las dos últimas décadas, Andalucía se encuentra aún por debajo de la media española en cuanto a dotación de importantes infraestructuras. Siendo también inferiores los niveles de cualificación de la población ocupada.
  • Marcadas diferencias intrarregionales. En Andalucía se manifiestan importantes desequilibrios económicos, de renta y empleo, sobre todo si comparamos algunas comarcas del litoral con otras del interior.

Conclusión

El crecimiento registrado desde 1994 permite a Andalucía encauzar el camino de su desarrollo económico. Pero para acercar su nivel de vida a la media comunitaria, la región ha de crecer más que las demás. Para ello, ha de aprovechar mejor los recursos productivos, con más innovación y excelencia empresarial, mayor dotación de capital e infraestructuras, y mejor y más eficiente formación de la población trabajadora. Niveles en los que, como se ha visto anteriormente, Andalucía tiene aún mucho que mejorar.

La mejora de las infraestructuras ha contribuido a reforzar la competitividad de la región, mientras que el avance en las comunicaciones, aún insuficientes, ha ayudado a reducir los desequilibrios espaciales internos y ha mejorado la accesibilidad a todo el territorio. En esta evolución positiva podemos destacar el afianzamiento internacional de nuestro aceite de oliva, el fuerte dinamismo de la hortofruticultura y la persistencia favorable del turismo. A este respecto y como mal menor, Andalucía sigue compensando su déficit industrial con un fuerte sector servicios, cuyos empleos poseen una remuneración y una productividad inferior a los industriales. El rasgo diferencial andaluz con el contexto nacional continúa siendo su incapacidad para crear empleo estable. Por ello, es fundamental que, impulsada por los poderes públicos, la iniciativa privada asuma decididamente la ampliación y modernización del tejido productivo y la mejora de la competitividad exterior, aspecto clave en la actual fase de globalización.

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