División ideológica de la primera internacional

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La Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) o I Internacional Obrera, adoptó como sede la ciudad de Londres y estuvo integrada por partidos, sindicalistas, socialistas, anarquistas y asociaciones obreras de variado signo. El encargado de redactar sus estatutos fue CarlosMarx.

Las diversas tendencias y sensibilidades que recogíó, obstaculizaron en gran medida su funcionamiento.En 1868, a raíz de la incorporación de Bakunin, la AIT sufríó una polarización que condujo a enfrentamientos entre dos tendencias irreconciliables: por un lado, la anarquista(con Bakunin a la cabeza), por otro, la marxista, cuyo liderazgo intelectual ostentó Marx
Episodio decisivo en la división del movimiento internacionalista lo constituyó el fracaso de la Comuna de París (1871), experiencia de carácter revolucionario que surgíó tras la derrota de Sedán(1870) sufrida por las tropas francesas de Napoleón III frente a Prusia.El fiasco de la Comuna de París agravó losenfrentamientos en el seno de la Internacional. En el Congreso de La Haya (1872), los anarquistas fueron expulsados de la organización, que pasó a ser controlada por los marxistas hasta su disolución en 1876. 
Las razones que llevaron a ese enfrentamiento pueden resumirse en las siguientes: Marx deseaba una organización estructurada en torno a una autoridadcomo forma de reforzar la eficacia de las decisiones adoptadas.Bakunin se opónía a cualquier control o jerarquía. Los anarquistas se definían a sí mismos como "socialistas antiautoritarios".La dictadura del proletariado como vía transitoria a la sociedad comunista, una de las piezas fundamentales de la teoría marxista, era rechazada por Bakunin, al considerar que todo tipo de Estado, inclusive uno de trabajadores, constituía un peligro para las libertades individuales. La intervención de la clase trabajadora en el juego político por medio de la creación de partidos obreros, e incluso su colaboración con partidos de carácter burgués si éstos apoyasen los intereses del proletariado, fue rebatida por Bakunin, quien sosténía que los obreros sólo debían organizarse en torno a sindicatos y no intervenir jamás en política (parlamento, elecciones, etc), ya que ello acabaría por desvirtuar su fuerza revolucionaria.



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