Las distinciones morales se derivan de un sentimiento moral Hume

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La teoría del conocimiento constituye solamente una parte de su proyecto general de fundar y desarrollar una ciencia del hombre, basada en el método experimental.

Crítica del Racionalismo moral

En general, podemos decir que un código moral es un conjunto de juicios a través de los cuales se expresa la aprobación o reprobación de ciertas conductas y actitudes. La mayoría de los filósofos que se han ocupado de la moral, se han preguntado por el origen y fundamento de estos juicios morales.

Una contestación, extendida desde los griegos es que la distinción entre lo bueno y lo malo moralmente es una distinción basada en el entendimiento, en la razón.

Algunos autores, como Sócrates y Platón, afirman que la condición necesaria y suficiente para la conducta moral es el conocimiento. Esta teoría parece contraria a las ideas corrientes. El emotivismo moral se acerca mucho más a la concepción corriente o de sentido común al destacar la importancia en la esfera de los sentimientos y las emociones en la vida moral.
Hume es su más importante defensor en la filosofía moderna.

La mera razón, nunca puede ser el motivo de una acción de la voluntad. De este principio es de donde Hume deriva su conocida sentencia: La razón es y debe ser solamente la esclava de las pasiones, y nunca puede pretender otro cometido que servirlas y obedecerlas. Sin embargo la razón tiene su papel en la acción moral:1 Puede ser usada para descubrir que una pasión se basa en un juicio falso. 2 Los medios elegidos para lograr un fin son insuficientes. 3 La razón nos muestra que la consecución de un bien deseado resultará en algo cuya evitación aún deseamos más.

Sin embargo, Hume intentara mostrar que la razón es insuficiente.

  1. Si la razón fuese el fundamento de la moral, entonces lo moral tendría que ser un hecho o algún tipo de relaciones, dado que la razón solo puede juzgar sobre cuestiones de hecho o relaciones; pero Hume intenta mostrar que no es un hecho.
  2. El carácter de mala o buena de una acción o cualidad tampoco es una propiedad de relación.
  3. La esfera molar tiene una clara analogía con la esfera del gusto o experiencia estética.
  4. Existen relaciones similares a las que despiertan en nosotros valoraciones morales que sin embargo no tienen influjo en la moralidad.
  5. Los fines últimos de las acciones humanas no dependen de la razón sino del sentimiento.

Concluye Hume señalando que hay dos esferas en nuestra subjetividad:

  • La esfera de la razón; Base del conocimiento del mundo, de la verdad y la falsedad; Descubre lo que hay; Nos enseña los medios para alcanzar los fines; Nos muestra las cosas tal y como están en la naturaleza; No es motivo de la acción; La esfera del gusto:;Base de la experiencia moral y la estética; Da el sentimiento de belleza y deformidad, de vicio y de virtud; No descubre nada nuevo; Crea rasgos en las cosas; Da placer o dolor; 3Se convierte en motivo de acción

El sentimiento, fundamento de los juicios morales

Hume rechaza la razón como fundamento de la moral. La razón se ocupa de las deducciones de la matemática y de la descripción de las leyes naturales, y ni las unas ni las otras tienen nada que ver con el bien y el mal moral. La moral, sin embargo, se ocupa de motivarnos para hacer esto y no aquello y afecta a las decisiones y conductas de los hombres. Los sentimientos son las fuerzas que realmente nos determinan a obrar. El sentimiento moral, es un sentimiento de aprobación o reprobación que experimentamos respecto de ciertas acciones, es natural y desinteresado.

Las pasiones que dan lugar a nuestros motivos pueden ser directas o indirectas. Las pasiones directas (alegría, esperanza o temor) surgen o del instinto natural o de nuestro deseo del bien. Las pasiones indirectas (orgullo, amor u odio) surgen de una combinación de estos motivos primitivos con otros factores.

Afirmar de algo que es bueno o malo significa que lo aprobamos o lo rechazamos por motivos morales. La aprobación o desaprobación moral se refiere solo a las personas y sus actos que juzgamos mediante el sentimiento de simpatía (ponerse en el lugar del otro). Por tanto, el bien moral es aquello que aprobamos en los demás y sus actos.

El vicio y la virtud son percepciones de la mente. El sentimiento de aprobación despertado por una acción o cualidad mental es por sí mismo placentero, y el de desaprobación, displaciente. Podemos entender la virtud como la capacidad de producir amor u orgullo y el vicio como la capacidad de producir humillación u odio.

El sentido moral valora esta virtud por su utilidad para lograr una convivencia beneficiosa, al llevarnos a trascender nuestros intereses egoístas en aras del bien común. Este bien común es el objeto de que se ocupa la filosofía política. Para Hume, el ser humano tiene una propensión natural a la convivencia, es sociable por naturaleza. La sociedad le beneficia, pues aumenta su fuerza, incrementa su habilidad y aumenta su seguridad. El bien común es el encargado de promover la justicia. Así pues, no hay ni derecho natural ni leyes eternas e inmutables.

Ahora bien, ¿hay algún sistema político que encarne de modo eminente la idea de justicia? No podemos decidir a priori que un sistema sea mejor que otro. Debemos partir de la observación y analizar los procedimientos que se dan en la práctica para su producción antes de decidir qué régimen es más ajustado a las condiciones concretas de cada sociedad. Por tanto, también en política ha de guiarse el hombre por los principios empiristas de la observación y la experimentación.

Hume recoge una corriente de pensamiento desarrollada en la primera mitad del Siglo XVIII En Inglaterra por filósofos moralistas como Shaftesbury y Hutcheson, corriente que ha encontrado su continuación en la doctrina del emotivismo moral.

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