Discurso del método resumen

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4.

Contextualización

4.1.

En la obra de Descartes

La obra de Descartes de la que está extraído el fragmento que comentamos es el Discurso del método, aunque el título completo de la obra era Discurso del método para guiar bien la razón y buscar la verdad en las ciencias, donde se refleja perfectamente que el objetivo de Descartes era encontrar un método que permitiese encontrar la verdad en todas las ciencias. Es más, Descartes aplicaba su método en los tres tratados a los que su Discurso servía como introducción:

Dióptrica, meteoros y geometría

. Pero veamos cuáles son los contenidos de cada una de las seis partes en que Descartes divide su Discurso:La primera parte es una autobiografía intelectual en la que Descartes pone en duda todos los conocimientos aprendidos a lo largo de su educación. De manera que critica la filosofía escolástica de su tiempo, en la que se basaban las ciencias, y defiende la necesidad de una reforma del pensamiento y de la libertad de las ciencias para la investigación. Por lo que propone un nuevo método, para obtener a un saber seguro, basado en las matemáticas. Puesto que sólo las matemáticas, según él, nos ofrecen un conocimiento seguro de lo que estudian. La segunda parte aclara que no pretende reformar la enseñanza oficial, ni el orden social, sino que sólo expone cómo ha llevado a cabo una reforma de su propio pensamiento para obtener alguna certeza. A continuación, expone que su método parte de la duda metódica y provisional de todo lo que se sabe y, por último, expone las cuatro reglas de su método: evidencia, análisis, síntesis y enumeración.La tercera parte propone una moral provisional, mientras se mantiene en la duda. Esta moral provisional tiene varias máximas: la primera es obedecer las leyes y costumbres de su país, conservar la religión y guiarse por las opiniones más moderadas; la segunda, ser lo más firme y decidido posible en sus actos y seguir las opiniones más dudosas como si fueran verdaderas; la tercera, cambiar los propios deseos antes que el orden del mundo; y, por último, dedicar su vida a cultivar la razón y a desarrollar el conocimiento mediante el uso de su método. Con lo cual, Descartes parece no querer contradecir el orden social para no ser condenado por la Inquisición, tal como le ocurríó a Galileo. La cuarta parte es el capítulo central de la obra. A partir del “cogito”, Descartes demuestra la existencia de Dios y ésta nos garantiza la evidencia de nuestras ideas y la existencia del mundo, puesto que Dios al ser infinitamente bueno y veraz no puede permitir que seamos engañados constantemente por un genio maligno o por nuestros sentidos, aunque dependerá de nosotros, y no de Dios, evitar el mal uso de la razón que nos lleva a caer en el error.La quinta parte habla acerca del mundo y de los seres vivos. De manera que distingue al hombre de los animales porque éstos no poseen la facultad de pensar, no tienen alma racional, y su organismo funciona como una máquina, de forma mecánica o automática. Mientras que el alma de los seres humanos es racional, independiente del cuerpo e inmortal.En la sexta y última parte reflexiona sobre la importancia de las ciencias y de la publicación de sus investigaciones, porque para que las ciencias progresen es necesaria la comunicación de sus experiencias y ello será beneficioso para la humanidad. Sin embargo, el mismo Descartes confiesa que no publica todas sus investigaciones científicas, porque algunas de éstas podrían ser malentendidas y se vería mezclado con disputas teológicas en las que prefiere no entrar. Al final, confiesa que su única intención es poder dedicarse a la investigación científica y filosófica sin encontrar obstáculos que se lo impidan.Vistas así las partes del Discurso del método nos resta añadir aquí que lo que hace interesante esta obra, frente a otras del autor, es que, pese a su brevedad, expone los principios esenciales de su filosofía. Pues, en sus Reglas para la dirección del espíritu, Descartes aún no había terminado de madurar sus ideas, mientras que en sus Meditaciones metafísicas desarrolla los temas que ya había tratado en su Discurso. Por otra parte, escribiría también un Tratado sobre las pasiones del alma, un Tratado del hombre, así como un Tratado del mundo, donde defendía la teoría heliocéntrica, pero que no llegó a publicar por miedo a ser condenado como Galileo. En cualquier caso, sus obras fueron condenadas por la Iglesia católica, que prefería la filosofía escolástica de Santo Tomás.4.2.

En la historia de la filosofía

Aunque Descartes no reconocíó estar influido por ningún filósofo anterior y presentó su método como una forma de empezar a pensar desde cero, podemos ver un precedente de su Racionalismo en todos aquellos filósofos que, desde los pitagóricos hasta el neoplatonismo pasando por el mismo Platón, dieron más importancia al pensamiento que a la experiencia como origen de nuestro conocimiento; mientras que otros como Aristóteles, Santo Tomás o los empiristas defenderían, por el contrario, que el conocimiento comienza con lo que nos muestran los sentidos. Ahora bien, esto no quiere decir que podamos identificar las ideas de Descartes con las de Platón, puesto que para este último las ideas tienen una entidad real (de hecho, son más reales que las mismas cosas, que son sus copias), mientras que para Descartes las ideas no son realidades separables de la mente que las piensa sino representaciones mentales suyas.

Descartes daría lugar a una nueva corriente de pensamiento llamada “Racionalismo”, al sostener que el origen de todos nuestros conocimientos acerca del mundo se encuentra en la razón y no en los sentidos. De hecho, el poder del pensamiento para Descartes, como para otros racionalistas como Spinoza o Leibniz, no tiene límites y será capaz, según él, de conocerlo todo a partir de sus ideas innatas (como Dios o el yo). Su optimismo se basaría en el surgimiento de la nueva ciencia de Copérnico, Galileo y Kepler, que provocó la crisis de la imagen aristotélico-tomista del mundo basada en el geocentrismo y dio origen a las nuevas tesis heliocentristas. Pues, con Galileo, no sólo cambió la concepción astronómica del mundo sino que su aplicación de la matemática y del método hipotético-deductivo a la física daría origen a la ciencia moderna. Por eso, la propuesta de Descartes fue aplicar a todas las ciencias el método axiomático-deductivo de las matemáticas, e incluso las aplicaría a la metafísica, basándose en la idea de Galileo de que la naturaleza es como un libro escrito en el lenguaje de las matemáticas y, en lugar de limitarse a observar la naturaleza, las ciencias han de formular hipótesis que, más tarde, contrastarán con la experiencia.

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