Dioses de la mitología griega

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Hermafrodito, el ser ambiguo y bisexual

Concibió con Afrodita a Hermafrodito, ser ambiguo y bisexual. Tiene una sutil inteligencia práctica, la astucia odiseica que en griego se llama metis. Es también inventor de los instrumentos musicales: fabricó la primera lira con un caparazón de tortuga y los nervios de un buey; y también la primera flauta con cañas bien unidas. Luego le entregó la lira recién fabricada a Apolo, como regalo de amistad.

Dioniso, el dios de la máscara y el vino

Dioniso es hijo de Zeus y de la princesa tebana Sémele. Es el dios de la máscara, del frenesí, de la danza enloquecida, del entusiasmo y la embriaguez, el introductor del vino (Baco en la mitología romana). Al ser de madre mortal no es un dios, sino un héroe por su origen. Recogido del fuego, fue injertado en el muslo de Zeus y, alumbrado por el dios padre, renace como un ser ya totalmente divino. Esta doble naturaleza explica su trato con los humanos: mucho más cercano a ellos que Apolo, busca la intimidad con el género humano.

Hades, el señor del inframundo

Hades es hijo de Crono, y obtuvo como reino el mundo de los muertos. Llamado también Plutón (‘el rico’). Hades, que significa ‘invisible’, es también el nombre del lugar donde reina, el inframundo oscuro y misterioso delimitado por el río Aqueronte; el lugar donde está la laguna Estigia, que cruza con su barca oscura el barquero Caronte, llevando las almas al sitio del que no se vuelve. Hay mitos que cuentan que lo visitaron algunos héroes audaces, como el músico Orfeo (que intentó rescatar a su amada Eurídice); Odiseo (que descendió allí para consultar al adivino Tiresias); y Heracles, que bajó para raptar al perro guardián, Cerbero. Como se ha dicho, el señor del mundo oscuro raptó a Perséfone, la hija de Deméter, y la hizo su esposa. Tras interceder Deméter ante Zeus, se llegó al acuerdo de que la joven diosa pasara unos meses al año con su madre en la tierra y otros, los del invierno, junto a su esposo. Hades es el único de los dioses que no reside en el Olimpo.

Prometeo, el inventor del sacrificio y el fuego

Prometeo es el inventor del sacrificio, el introductor del fuego y el causante de la creación de la primera mujer, Pandora. En la versión del mito que nos ofrece Hesíodo, Prometeo es hijo de un titán (Jápeto) que, a diferencia de otros titanes (como sus propios hermanos Atlante y Menecio), no se enfrentó a Zeus. Destaca por su inteligencia y por su afecto hacia los hombres. Zeus le encargó el primer sacrificio (la muerte de un buey) para pactar la relación entre hombres y dioses. Prometeo engañó al dios (haciendo que este eligiera la parte del buey menos valiosa); Zeus le castigó quitando el fuego a los hombres. Prometeo robó una chispa del fuego celeste y se la llevó de nuevo a los hombres, para que combatieran el hambre y el frío. El castigo de Zeus fue doble esta vez: a Prometeo lo encadenó en una cumbre del Cáucaso, condenado a que un águila le devorara el hígado cada día (al ser un dios no podía morir, pero sí sufrir eternamente). A los humanos les regaló un nuevo ser: la mujer. Ordenó al artesano Hefesto que modelara con barro un hermoso ser, tomando como modelo la belleza de las diosas. Atenea le dio la laboriosidad; Afrodita la gracia y la seducción; y Hermes el carácter taimado y voluble. Se llamó Pandora (‘todo’ y ‘regalo’, todo un regalo). Epimeteo (hermano de Prometeo, menos inteligente que él) la aceptó en su casa como esposa (regalo de Zeus). Pandora llevaba una jarra donde los dioses habían encerrado los males; ella, curiosa, levantó la tapa y, desde entonces, los males se difundieron por el mundo. Al cerrar de nuevo la jarra, quedó sola dentro la Esperanza.

Prometeo encadenado, una versión del mito

Otra versión del mito nos la proporciona Esquilo en su tragedia Prometeo encadenado. Prometeo es en ella él mismo un titán, hijo de la divina Gea. En la obra se nos presenta como un redentor de la humanidad (la palabra filántropo, ‘el amigo de los humanos’, aparece por vez primera en esta obra). Esquilo lo presenta como un dios dispuesto a sufrir por haber salvado a los humanos, en contraste con el despiadado Zeus. Es el redentor sufriente y heroico de la humanidad, crucificado en el último extremo del mundo, por su amor a los humanos.

Eros, el dios del amor

Eros es poderoso y fugaz; personifica el impulso erótico. Es el amor una pasión que penetra por los ojos e inflama el corazón. Eros es un dios con más presencia en la poesía que en el culto religioso. Hesíodo cuenta que surgió entre los primeros seres divinos del mundo, después de Gea. Es una fuerza cósmica, que no tiene descendencia, pero que es capaz de mover a todos los demás con un furor original, genésico. Muchos poetas lo hacen hijo de Afrodita, aunque con distintos padres (Afrodita y Urano; Afrodita y Hefesto; Afrodita y Ares...). Afrodita es la diosa del amor y de los placeres derivados de él; Eros aspira a más, es la pasión natural al servicio de lo espiritual; el amor como enfermedad; la fuerza divina que atrae el alma hacia el bien y hacia la belleza.

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