Diatremas volcánicas

También llamado ciclo geodinámico, dicho ciclo es un conjunto de procesos por el cual los materiales de la tierra cambian y trata de explicar la transformación de los materiales geológicos. Este se relaciona con el ciclo de erosión y con la tectónica de placas, a unas escalas temporales superiores a la humana. Se producen diversas etapas, donde aparecen formaciones de diversas rocas. En la primera etapa aparece la formación de rocas ígneas, debido a que el magma se enfría y se solidifica en forma de cristales entrelazados. Estas rocas pueden formarse como materiales intrusivos, que penetran en otras rocas más antiguas a través de grietas profundas bajo la superficie terrestre antes de enfriarse y comprenden rocas cristalinas, o como materiales extrusivos, que son formados después de las erupciones volcánicas y que se depositan en la superficie después de haber sido expulsados en erupciones y fisuras volcánicas, agrupando las lavas.En la segunda etapa aparece la formación de las rocas sedimentarias, como las calizas o areniscas, que se produce cuando las rocas ígneas quedan expuestas a diversos procesos en la superficie terrestre, como la meteorización, la erosión, el transporte y la sedimentación. Estos fenómenos separan el material de las rocas en pequeñas partículas que son transportadas y se acumulan como sedimentos en los océanos y las cuencas lacustres. Estos depósitos sedimentarios quedan compactados por el peso de las sucesivas capas de material y también pueden quedar cementados por la acción del agua que llena los poros. Como consecuencia de todo esto, los depósitos se transforman en roca en el proceso de litificación.En la tercera etapa se produce la formación de la roca metamórfica, que se produce cuando las rocas sedimentarias quedan enterradas a gran profundidad o se ven afectadas por la formación de montañas,  asociado con movimientos de las placas de la corteza terrestre. Quedan de esta forma expuestas a distintos grados de presión y calor, transformándose en rocas metamórficas.En la cuarta etapa se produce la finalización del ciclo geodinámico, donde las rocas metamórficas quedan sometidas a niveles de calor y presión muy altos, pasando a ser ígneas.

Los volcanes son estructuras en forma de cono o de domo, formadas por la emisión de lavas y gases. La forma y dimensiones de los volcanes son variadas, dependiendo el tipo de lavas y de la existencia o no de tefra. Así, podemos distinguir dos tipos básicos: los volcanes compuestos y los conos de cenizas o lapilli. – Los volcanes compuestos son edificios altos y escarpados, producidos por el apilamiento de lavas ácidas y cenizas. Estos edificios suelen situarse en zonas de la superficie del planeta donde se producen fenómenos de subducción, que son ascensos del magma, si bien también pueden ser producidos por fenómenos de cristalización fraccionada. Una de las manifestaciones propias más importantes de este tipo de edificios es la nube ardiente, también conocida como peleana. Se trata de un compuesto subaéreo conformado por gases incandescentes, cenizas y fragmentos de roca arrancados a la chimenea y al cráter. Este compuesto asciende térmicamente y desciende después al enfriarse por las laderas del cono volcánico, quemando y arrasando el terreno. Una vez consolidada, forma una toba impermeable, que es una roca ligera con cenizas. Es esta una de las razones que lleva a considerar a estos edificios como peligros potenciales para la Humanidad, junto con la posibilidad de producir lahares, pues suelen favorecer la generación de importantes procesos de escorrentía. Muchos de estos edificios son admirados por su belleza (Kilimanjaro o Fuji,…). Como formas de relieves volcánicos, encontramos que se tratan de relieves caracterizados por la presencia de rocas ígneas formadas en superficie a través del enfriamiento de magma que ha alcanzado este punto a través de conductos en la corteza terrestre. Entre las formas propias asociadas a estos relieves, cabe destacar las siguientes: conos volcánicos (volcanes compuestos y conos de cenizas), calderas y coladas. La existencia de estas formas está determinada por algunas particularidades, entre las que destaca el tipo de magma. Así, las lavas más ácidas, a menor temperatura, son más viscosas y presentan grandes cantidades de gases bajo presión. Por el contrario, las lavas básicas son más fluidas y poseen menos gases. Al alcanzar la superficie del planeta, el material ígneo puede extenderse como una lengua de lava o proyectarse como tefra o ceniza bajo la presión de los gases. También la naturaleza de las erupciones volcánicas, es decir, el hecho de que sean explosivas o no, depende del tipo de magma.