Dialogo de tres personas con registros lingüístico diferentes

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Las variedades socioculturales y los registros idiomáticos: clases y principales rasgos.(Tema 6)


6.1. Introducción

Definiremos toda lengua, como un sistema de signos lingüísticos, utilizado por una comunidad de hablantes determinada, y caracterizado por: tener una diferenciación fuerte respecto a las lenguas de su entorno, una gran nivelación y estabilidad, una tradición literaria histórica y el hecho de haber sido impuesta o no a las lenguas de otros pueblos, que fueron colonizados por nuestro país de origen.

Toda lengua viva presenta variedades como son:

Diatópicas o regionales,

*
diastráticas o sociales, conocidas como sociolectos o jergas, que incluyen los usos distintos según los diferentes ámbitos sociales, dentro de la misma comunidad de hablantes (“habla pija”, “barriera”...)

*
diafásicas o registros de uso según las diferentes situaciones comunicativas, y así encontramos el habla culta frente a la coloquial y la vulgar,

E individuales o idiolectos, relativos a las diferencias personales, por ejemplo en la pronunciación

6.2. Variedades socioculturales

 la lengua no es una realidad uniforme,

Los sociolectos pueden agruparse en tres niveles de uso de la lengua: culto, coloquial y vulgar.

I.- El nivel culto es el que puede ser utilizado por personas con un alto nivel de instrucción, y en ámbitos científicos, académicos y literarios. Presenta como carácterísticas:

La riqueza y la variedad del léxico,

- una correcta pronunciación,

- una precisión sintáctica

A este nivel pertenecen los lenguajes específicos de la ciencia, la tecnología, las ciencias humanas… en definitiva, las conocidas como “jergas profesionales”.

II. El nivel coloquial se corresponde con la espontaneidad en el uso de la lengua y, por ello, por la relajación en la pronunciación, en lugar de la perfección del nivel anterior, y por el empleo de un nivel de vocabulario menos elevado, más doméstico, pero sin cometer vulgarismos.

III. Por último, el nivel vulgar viene representado por los usos lingüísticos que incumplen la norma, es decir, que se aleja de lo que se considera correcto. Es el utilizado por los hablantes con escasa instrucción o formación. Sus rasgos más frecuentes son:

* A nivel fonético, presenta la confusión de vocales y consonantes (Juaquín, selezto); la pérdida de vocales o consonantes (mu, dotor); la adición de vocales o consonantes (arradio, ansín, amoto); el cambio de posición de vocales o consonantes (naide, dentrifico), y el cambio de unas consonantes por otras (agüelo, abujero).

* A nivel morfosintáctico encontramos contracciones (pal, pos, ca); una inadecuada ordenación de los pronombres átonos (solecismo: me se, te se); el dequeísmo o la utilización de la proposición “de” con verbos que no la requieren (pienso de que, opino de que…); el empleo de formas verbales incorrectas hechas por analogía con otros verbos (vistes, haiga…), y frecuentes anacolutos o estructuras sintácticas inacabadas.

* En cuanto al léxico, destaca la pobreza de vocabulario y el uso de palabras comodín y de significado impreciso.

Un ejemplo de variedad lingüística propia del nivel vulgar es el “argot”, una jerga marginal propia del ámbito de la delincuencia y cuyos hablante suelen pertenecer a un nivel sociocultural muy bajo. El argot constituye un código restringido ya que pretende ser una expresión en clave para lo que, con frecuencia, utiliza palabras del uso común pero otorgándoles otros significados más específicos (caballo, talego, maderos, agua…).

6.3. Los registros idiomáticos

Los registros idiomáticos son, en esencia, las diferentes formas de usar la lengua que un hablante posee potencialmente, y que le permiten adaptarse a las diferentes circunstancias o situaciones comunicativas en las que se puede producir en proceso de la comunicación, es decir, el contexto.

La adecuación del texto (el mensaje del emisor) a la situación o contexto comunicativo se realiza mediante la elección, por parte del hablante, del registro que corresponda a cada situación concreta: comprar el pan, pasear con una amiga íntima, una conversación con tus padres, defender una tesis doctoral sobre los últimos avances médicos... Para ello se tienen en cuenta, inconscientemente, los siguientes factores:

* el tema (que determina el vocabulario, en algunos casos),

* la relación entre los interlocutores (de mayor o menor confianza),

* el canal utilizado para la comunicación (no hablamos igual que escribimos, por ejemplo),

* y la intención comunicativa, de la que parte siempre el emisor antes de construir el mensaje [recordad el proceso de la comunicación].

Distinguimos entre tres tipos de registros:



* vulgar,
que se corresponde con el nivel de uso de la lengua vulgar, ya detallado,

*
formal, que pretende aproximarse al uso culto de la lengua, ya que se utiliza en textos que se desarrollan en situaciones institucionalizadas. Estos textos, ya sean orales o escritos, requieren una planificación previa.


* informales, que equivalen al nivel de uso coloquial de la lengua y se utilizan en situaciones de comunicación cotidianas y familiares. Se caracterizan por la espontaneidad, frente a la planificación de los anteriores, y representan el uso estándar o más empleado de la lengua. Presenta los siguientes rasgos:

o una escasa estructuración de los contenidos y unos frecuentes cambios de tema,

o una dependencia de la situación comunicativa, y este aspecto se refleja en el abundante uso de palabras deícticas que sitúan a los interlocutores dentro de esa situación. (Estas palabras deícticas son los pronombres personales, que aluden a personas, seres u objetos presentes en el contexto, los adverbios de lugar, de tiempo, los demostrativos…),

o la utilización de las personas gramaticales segunda y primera para aludir a los interlocutores que participan en el diálogo,

o la escasa complejidad sintáctica que se manifiesta en la preferencia por las oraciones simples o, en cualquier caso, breves,

o una gran expresividad que se logra gracias a la utilización de modalidades oracionales diversas: aunque predomina la enunciativa, son frecuentes las exclamaciones y las interrogaciones,

o es habitual, por último, la alteración del orden sintáctico lógico para dar relevancia a ciertos contenidos, anteponiendo aquello sobre lo que se desea hacer énfasis.

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