El desarrollo urbano en España: pasado, presente y futuro
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El desarrollo urbano en España: pasado, presente y futuro
b) El periodo del desarrollo urbano se extiende entre 1960 y 1975 (el "desarrollismo").
Desde finales de los años cincuenta, la intensificación de la industrialización y los cambios demográficos que esta provoca (éxodo rural y baby boom) dan lugar a una intensa urbanización de la población española.
La rapidez de este crecimiento urbano y la adopción de un modelo desarrollista a ultranza, en el que el objetivo prioritario era el aumento de la producción, fortalece los fuertes desequilibrios territoriales que ya estaban presentes: así, el triángulo del NE 0 del desarrollo (País Vasco, Navarra, Zaragoza, las provincias costeras catalanas, Comunidad Valenciana) supera en crecimiento urbano a la media nacional, mientras que el interior (con la excepción de Madrid y Valladolid) aparece claramente rezagado. Otro fenómeno que modificó profundamente la red urbana fue el turismo, que afectó fundamentalmente a la costa mediterránea y a las islas.
A lo largo de este periodo se asiste a una ampliación superficial de la ciudad sin precedentes, así como a una profunda transformación de su interior. El crecimiento de las ciudades españolas se realiza fundamentalmente a través de nuevas barriadas -"polígonos de viviendas" y barrios de autoconstrucción- que surgen en la periferia de las ciudades, de forma discontinua en torno al espacio construido en la etapa anterior, y de polígonos industriales.
El crecimiento urbano de los años sesenta y setenta -y las condiciones en que se realiza: de forma rápida y sin control urbanístico- ha incidido negativamente en las condiciones de habitabilidad de las ciudades y en la creación de un espacio urbano desarticulado y fuertemente estratificado, tanto social como espacialmente.
1.3. La etapa post-industrial
Desde 1975, las transformaciones del sistema productivo (la crisis económica e industrial da paso a un nuevo modelo económico y social, conocido como sociedad postindustrial), unidas a los cambios sociales, culturales y políticos, tienen una repercusión urbana importante:
a) Ralentización del crecimiento urbano por la disminución drástica del éxodo rural y por el aún más escaso crecimiento vegetativo, debido a la caída de la fecundidad.
b) También se ralentiza el proceso de polarización espacial. Aunque siguen superando la media nacional las ciudades del cuadrante nordeste de la Península; se frena el proceso de crecimiento de las mayores ciudades en favor de las ciudades medias y pequeñas próximas como resultado de la saturación de las grandes urbes y de la tendencia actual a la descentralización de las actividades económicas.
c) Desde el punto de vista de la forma de crecimiento de las ciudades, aparecen nuevas áreas metropolitanas y conurbaciones, y se expanden las ya existentes, al mismo tiempo que se inicia la formación de una región urbana en el corredor del Mediterráneo.
d) Otro aspecto característico de esta etapa es la suburbanización o expansión superficial de las ciudades a lo largo de las vías de comunicación, sin que ello suponga un aumento demográfico urbano (urbanización difusa).
e) Desde finales de los años setenta la mayor sensibilidad hacia la calidad de vida y la revalorización del medio ambiente, que coincide con los nuevos ayuntamientos democráticos, propicio un cambio en la planificación urbana, orientada ahora hacia la calidad del crecimiento urbano (dotaciones, zonas verdes...).
2. MORFOLOGÍA Y ESTRUCTURA URBANA
Las aportaciones de cada etapa al proceso de urbanización -sobre todo los cambios producidos desde finales de los años cincuenta- han dado lugar a una zonificación de la ciudad. La ciudad actual se configura como un espacio diferenciado en grandes áreas con funciones (usos del suelo), composición sociodemográfica (grupos sociales) y morfología (plano y construcción) características, que forman un verdadero puzzle urbano. A esta distribución espacial de la ciudad en áreas se denomina estructura urbana.
Esta estructura urbana está marcada por una gran segregación funcional y social, de tal forma que su organización sectorial reproduce la de las diferentes funciones urbanas y la de su estructura social. Esta segregación se realiza de forma espontánea -a través del precio del suelo- 0 planificada por las instituciones públicas (p.e., los Planes Generales de Ordenación Urbana).
Al analizar la morfología y estructura del espacio urbano es necesario combinar el enfoque espacial (articulación de sus diversas zonas desde el centro a la periferia) con su evolución histórica. Así, se pueden diferenciar: las áreas históricas -que incluyen el casco histórico, los ensanches y núcleos de extrarradio de diverso tipo (suburbios obreros, eluded-jardín, primeras áreas industriales)-, y las recientes y actuales -que comprenden la periferia urbana y la zona periurbana-.