Desarrollo Económico en España: Auge y Desafíos (1960-1975)

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El desarrollo económico

Una Industrialización acelerada

El sector industrial actuó como **motor central** de la expansión de la economía española y el incremento de la producción industrial alcanzó tasas del 10% anual. Este crecimiento se debió a la **mejora de la productividad** y a la **inversión de capitales extranjeros**. La mejora de la productividad permitió el descenso de los precios y ello favoreció las exportaciones. También estimuló la subida de los salarios que condujeron a un gran aumento de la demanda de bienes de consumo duradero. Los sectores industriales que lideraron el proceso de avance y cambio tecnológico fueron la industria química, la energía, la siderúrgica, la construcción naval y el sector del automóvil. También se generaron nuevos enclaves industriales en Valencia, Ferrol, Vigo, Huelva, Burgos...

La reconversión de la agricultura tradicional

Las transformaciones económicas de España de 1960 provocaron la crisis de la agricultura tradicional. Ésta se sustentaba en la mano de obra, en los bajos salarios y en la adecuación de la oferta a las necesidades de un mercado poco extenso y poco diversificado en sus necesidades alimenticias. Además, un amplio minifundismo subsistía con grandes dificultades al lado de grandes latifundios en manos de propietarios absentistas que regentaban unas explotaciones insuficientemente trabajadas y con una escasa productividad. Las nuevas oportunidades de trabajo que ofrecía la industria estimularon el **éxodo rural**. Los empresarios agrícolas iniciaron un proceso de **mecanización** y de uso de **abonos químicos** que comportaron una intensificación de los cultivos. La mejora de la renta de la población conllevó una diversificación de la demanda de comestibles: el consumo de cereales y legumbres disminuyó en favor de los productos ganaderos y hortofrutícolas. Desde el gobierno se estimuló la concentración parcelaria y se promovió la construcción de nuevos regadíos. Todo este proceso cambió radicalmente el aspecto del campo español.

El avance del sector terciario

En la década de 1960 se produjo un considerable aumento del peso de los servicios en el conjunto de la economía española. En la terciarización de la economía influyeron notablemente un intenso proceso de **urbanización**, el aumento de las redes de distribución y comercio, la mejora de los medios de transporte y de comunicación y el **turismo**. La llegada masiva de turistas supuso una elevada fuente de ingresos y el aumento de la actividad hostelera y de los servicios complementarios. El bienestar europeo y la generalización de las vacaciones pagadas para la mayoría de sus trabajadores resultaron decisivos en el **boom turístico** de 1960. Igualmente, las necesidades de financiación promovieron el crecimiento del sector bancario, que invirtió cuantiosos capitales en empresas industriales y obtuvo abundantes beneficios. Este crecimiento se vio favorecido por la prohibición de actuar a la banca extranjera en España. El comercio internacional también conoció cambios significativos. Aumentó su volumen en cifras absolutas tanto de importaciones como de exportaciones y modificó su composición. Sin embargo, la balanza comercial resultante seguía siendo negativa, ya que el valor de las importaciones superó siempre al de las exportaciones. Este tradicional déficit comercial se vio compensado por los ingresos procedentes del exterior que generaban un saldo positivo en la balanza final de pagos.

La dependencia del exterior

La contribución de las economías más desarrolladas de Europa fue crucial para lograr el rápido crecimiento económico. La favorable coyuntura internacional permitió abrir amplios mercados donde vender la producción, obtener energía a precios reducidos y abastecerse de tecnología más avanzada y de capitales para financiar las inversiones. España recibió del extranjero los recursos que permitieron equilibrar el déficit comercial generado por las importaciones de maquinaria imprescindibles para renovar la estructura productiva. Asimismo, una serie de países europeos absorbieron la mano de obra excedentaria procedente del sector agrario. Su permanencia en España habría podido dificultar el crecimiento porque el desempleo habría aumentado y la abundancia de la mano de obra habría frenado la mecanización del campo.

Las limitaciones de la economía española

La prolongada etapa de crecimiento económico, con tasas anuales de aumento del PIB superiores a la media del resto de países europeos, comportó un incremento del 40% en la renta por habitante entre 1960-1975, y la mejora del nivel de vida de los españoles. Sin embargo, estos datos no pueden ocultar las grandes limitaciones del modelo de crecimiento económico franquista.

  • En primer lugar, las acciones emprendidas se polarizaron en el sector industrial y de servicios, mientras que el **sector agrario** era relativamente abandonado, quedando en una situación de atraso, y gran parte de su población, en el paro o la pura subsistencia.
  • En segundo lugar, la gran **dependencia de la tecnología y de las inversiones extranjeras**, no sólo implicaba un gasto importante en la compra de patentes, maquinarias, etc., sino también la supeditación a los ritmos de crecimiento y las decisiones de empresas foráneas. Lo mismo sucedía con los recursos financieros, dada la congénita debilidad y la poca competitividad del sistema financiero español.
  • Por último, los beneficios del crecimiento no significaron un aumento significativo del nivel de desarrollo del país, ya que el Estado no fue capaz de cumplir suficientemente su papel de redistribución.

Todas estas deficiencias se pusieron gravemente en evidencia con la **crisis económica de 1973**.

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