Desarrollo Agrícola e Industrial en la España del Siglo XIX: Un Crecimiento Desigual
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Del Cultivo Tradicional a la Agricultura Comercial en la España del Siglo XIX
En muchas explotaciones agrícolas del siglo XIX se mejoraron las técnicas de cultivo, como la rotación de cultivos de la patata y del trigo, y se introdujeron los abonos.
Los Avances en la Agricultura Comercial
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, en la costa mediterránea se fue imponiendo una agricultura orientada a la comercialización, tanto en el mercado interior como para la exportación. Los cultivos de la vid, de los cítricos, del arroz -que se cultivaba principalmente en el Empordà, en el delta del Ebro y en la Albufera valenciana- y de la caña de azúcar se generalizaron en esta época, junto con otros productos cuyo cultivo no estaba tan extendido, como los frutos secos, el aceite de oliva y el esparto.
Especialmente la vid, un cultivo tradicional que ya había experimentado cierta expansión de sus derivados, como los vinos, tuvo un gran crecimiento a finales del siglo XIX. España triplicó el volumen de la exportación de vinos a Europa, debido a la ruina francesa causada por la filoxera. España se convirtió en esta época en la primera potencia mundial en vinos. Desde entonces hay zonas que aún tienen en la actualidad fuente de riqueza en el cultivo de la vid: La Rioja, el Penedés, Jerez de la Frontera, la zona de Utiel y Requena, etc. La llegada de la filoxera a España, en los últimos años del siglo XIX, supuso también una fuerte crisis del sector, hecho que se vio agravado por la caída del precio del vino en los mercados franceses.
Se intentó paliar la caída de las exportaciones agrícolas basadas en el vino con el lanzamiento de otros productos, como el corcho, las cebollas, las almendras, y en especial las naranjas.
Aparte de estos sectores agrícolas orientados a la exportación seguía predominando el cultivo cerealista tradicional y gran parte de su producción se exportaba.
El Retraso de la Industria Española en el Siglo XIX
Cuando en el último tercio del siglo XIX algunos países europeos iniciaban la segunda fase de la Revolución Industrial, España continuaba siendo un país eminentemente agrario. Por eso se ha afirmado que la Revolución Industrial fracasó en España, a excepción de los casos del sector textil catalán y la siderurgia vasca.
Este atraso industrial puede explicarse de dos maneras: por falta de poder adquisitivo de la población y por un proteccionismo excesivo. Tradicionalmente, se ha atribuido a la escasa demanda de productos manufacturados por parte de los españoles. La pobreza de la población campesina, mayoritaria en el país y con un poder adquisitivo muy bajo, constituía un obstáculo para el crecimiento de la industria.
Los industriales vascos y catalanes consiguieron que los gobiernos liberales implantaran medidas proteccionistas. Sin intención, es decir, sin algún tipo de impuesto arancelario que agravara los productos industriales procedentes de Europa, era difícil que hubiera industria porque los productos que se elaboraban en Cataluña eran forzosamente más caros que los extranjeros, ya que en esta zona no había carbón ni hierro, ni buenos puertos en la costa que permitieran la carga y la descarga. A ello se añade la falta de inversiones, las malas comunicaciones terrestres y la falta de redes comerciales. Así, mientras que el trigo castellano en ocasiones se pudría en los graneros, en Valencia este cereal se importaba del exterior, por ejemplo.
Algunos de estos problemas se resolvieron a lo largo del siglo XIX y se generó una moderada expansión del sector industrial, pero a un ritmo mucho más lento que en la mayoría de los demás países europeos.
Por lo que respecta a la evolución económica en relación a la industria, existe una clara expansión sostenida desde la década de 1820 hasta finales de la década de 1850, le siguió un periodo de crisis durante el decenio siguiente. Las causas de esta crisis hay que buscarlas en las nuevas posibilidades de inversión, como la compra de tierras de la segunda desamortización, y también en el encarecimiento del algodón a causa de la guerra. El último cuarto de siglo, en cambio, se caracterizó por un crecimiento.