Desamortizaciones en España: Liberalismo político y económico en el siglo XIX

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1-INTRODUCCIÓN.

Entre 1833 y 1868 se produjo en España, al igual que en Europa Occidental, la implantación del liberalismo político y económico. Las pautas comunes con Europa fueron: la creación de una monarquía constitucional y parlamentaria, la transformación de la propiedad feudal en propiedad privada-capitalista y la libertad de comercio e industria; pero en España este proceso presentó peculiaridades: el predominio de la burguesía agraria sobre la industrial (lo que favoreció la implantación de modelos muy conservadores) y, derivada de la hegemonía conservadora, una gran conflictividad política y social entre las diferentes facciones políticas y socio-ideológicas. Por ello, las desamortizaciones fueron un hecho fundamental en el proceso de configuración del liberalismo. No sólo implicaron un cambio esencial en el sistema de propiedad y tenencia de la tierra sino que se trataron del principal instrumento político de los liberales para ganar apoyos entre la antigua nobleza y la burguesía.

2-DESARROLLO

Aunque a lo largo del siglo XIX fue perdiendo peso, la agricultura siguió siendo el sector económico más importante de nuestra economía, lo cual es indicativo del escaso desarrollo industrial de España en ese periodo. Los cambios más importantes en el sector agrícola afectaron a la estructura de la propiedad y a la creciente comercialización de los productos. En cambio, la productividad siguió siendo baja debido al uso de técnicas arcaicas. Por eso periódicamente se siguieron produciendo crisis de subsistencias, que afectaban al conjunto de la economía española.

2.1-LA DESAMORTIZACIÓN DE MENDIZÁBAL:

En plena guerra carlista, el ministro de Hacienda Juan Álvarez Mendizábal, del Partido Progresista, disolvió las órdenes religiosas (excepto las dedicadas a la enseñanza y a la asistencia hospitalaria) y organizó por decreto del 16 de febrero de 1836 la incautación y posterior subasta de los bienes de las órdenes regulares. Otra ley del 29 de julio de 1837 amplió ese proceso a los bienes del clero secular. Al comenzar la Década Moderada, que puso freno a la desamortización, cerca de las tres cuartas partes de las tierras de la Iglesia habían sido expropiadas y subastadas y, por tanto, pertenecían ahora a dueños particulares. La finalidad de estas leyes de desamortización fue múltiple:

  • Obtener fondos para sufragar los gastos de la guerra carlista.
  • Eliminar la deuda pública (los compradores podían pagar con títulos de la deuda). El saneamiento de la Hacienda Pública permitía al Estado obtener nuevos préstamos.
  • “Castigar” a la Iglesia por su adscripción mayoritaria al bando carlista. Las leyes de desamortización provocaron la ruptura de las relaciones diplomáticas de la España liberal con Roma. Además el Papa excomulgó a quienes compraran bienes que habían pertenecido a la Iglesia. Sin embargo esta amenaza de nada sirvió para frenar el afán de lucro de los compradores. En compensación por los perjuicios ocasionados, el estado se comprometió a subvencionar el culto y a pagar a los sacerdotes, con lo que éstos pasaban a ser una especie de “funcionarios” dependientes económicamente del estado liberal.
  • Atraer a las filas liberales del gobierno a la nueva clase de burgueses que adquieren los bienes desamortizados, ampliando así la base social del régimen isabelino. También fueron favorecidos muchos nobles por la compra de tierras a muy bajo precio. Nobles y burgueses eran los únicos sectores sociales que tenían el dinero necesario para efectuar las compras.

2.2-LA DESAMORTIZACIÓN DE MADOZ:

Tras el parón que sufrió la desamortización con la llegada al poder de los moderados (Década Moderada, 1844-54), la vuelta de los progresistas en 1854 (Bienio Progresista) supuso un nuevo impulso. Promovida la nueva ley desamortizadora por el ministro Pascual Madoz (1855), salieron a la venta los bienes eclesiásticos no vendidos anteriormente, los del Estado, los de las Órdenes Militares y los bienes de propios (pertenecientes a los ayuntamientos, cuyas rentas por su alquiler se destinaban al mantenimiento de los mismos) y de comunes (también propiedad de los ayuntamientos, pero cuyo disfrute correspondía libremente a todos los vecinos del municipio). Es decir, fueron privatizadas todas las tierras que hasta entonces eran de propiedad colectiva. El valor total de los bienes desamortizados por Madoz duplicó el de la desamortización de Mendizábal. Aunque el procedimiento desamortizador de 1855 fue similar al anterior (es decir, primero la expropiación y después la venta de los bienes mediante subasta pública), el dinero obtenido tuvo un fin distinto: la compra de deuda pública por los ayuntamientos (así se pretendía garantizar el mantenimiento de ingresos por parte de estos ayuntamientos por medio de los intereses) y favorecer la industrialización mediante la construcción del tendido del ferrocarril principalmente. Si bien favoreció la modernización económica e industrial y permitió vertebrar un mercado nacional mediante el ferrocarril; de nuevo, no llegó a ser un verdadera reforma agraria, ya que la venta de los bienes municipales privó a los ayuntamientos de recursos y a los campesinos les privó de las tierras y del uso colectivo de esos bienes, acentuándose el latifundismo en el centro y sur de la península. En este proceso, la burguesía con dinero fue de nuevo la gran beneficiaria.

2.3-LA "DESAMORTIZACIÓN DEL SUBSUELO":

A las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz hay que sumar una tercera durante el Sexenio, la impulsada por el ministro de Hacienda Figuerola (Ley de bases sobre las minas, 1868). Se trataba de liberalizar el sector minero fomentando la inversión de capital extranjero. Permitió un espectacular crecimiento de la extracción y la exportación de plomo, pirita de cobre, azogue, carbón y mineral de hierro en minas de Granada, Almería, Riotinto, Almadén, Asturias o Vizcaya, Cartagena,...

3-CONCLUSIÓN:

Las principales consecuencias de las desamortizaciones fueron:

  • Muy pocos campesinos sin tierra pudieron acceder a la propiedad de las fincas desamortizadas, pues no se les ofrecieron suficientes facilidades de pago. La propiedad agraria en el centro y sur del país continuó concentrada, incluso más que antes, en unos pocos latifundistas.
  • La burguesía compradora a veces siguió imitando el tradicional modelo de explotación de la tierra de la nobleza (vivir de rentas y especulación), por lo que la productividad de las tierras no mejoró sustancialmente.
  • Se agravó la situación de más de tres millones de campesinos no propietarios, que resultaron muy perjudicados por la privatización de las tierras municipales, lo que desembocó en situaciones de violencia (sobre todo en el Sur) y en una emigración masiva hacia las ciudades y el extranjero.
  • Aunque las desamortizaciones aliviaron los problemas de la Hacienda Pública, el dinero obtenido por el Estado fue muy inferior al valor real de las fincas.
  • Se perdieron muchos tesoros artísticos al desaparecer los templos afectados por la desamortización.
  • Por otra parte, la liberalización de terrenos no solo se produjo en el campo, también se pusieron a la venta miles de lotes urbanos, que permitieron realizar remodelaciones urbanísticas ('ensanches') y cambios de función de inmuebles.

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