Desamortización de Mendizábal y Modernización de Infraestructuras en la España del Siglo XIX

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La Desamortización de Mendizábal (1836-1837)

La Desamortización de Mendizábal, llevada a cabo entre 1836 y 1837, afectó principalmente a los bienes del clero regular, es decir, monasterios, conventos, etc., que poseían aproximadamente el 20% de las tierras cultivadas en España. De estas propiedades, se estima que la mitad estaban mal cultivadas. Cabe recordar que el territorio reconquistado se repartía entre las ciudades, la nobleza y el clero, denominándose alfoz.

Causas de la Desamortización

  • Reducción del déficit público: El Estado arrastraba una deuda pública de 2800 millones de reales.
  • Baja productividad de las tierras: Muchas tierras en manos del clero no producían lo suficiente.
  • Redistribución de la propiedad: Se buscaba acabar con el latifundio y fomentar una distribución más equitativa de la tierra.
  • Apoyo a Isabel II: Las clases bajas y los jornaleros apoyaron a Isabel II frente a los carlistas, y la venta de tierras aumentaría el número de propietarios y, por ende, la recaudación de impuestos.

Desarrollo del Proceso

Entre 1836 y 1837 se promulgaron los decretos desamortizadores. El Estado nacionalizó los bienes del clero regular, clasificándolos por calidades y tipo de tierra. Posteriormente, se crearon lotes por provincias y se sacaron a subasta pública. Se estableció que una persona solo podía comprar un lote en la misma provincia. El 20% del valor del lote se pagaba al contado, y el resto se podía abonar a plazos, en dinero o en títulos de deuda pública. La gran cantidad de tierra puesta en venta provocó una caída de su precio.

Los principales compradores no fueron los campesinos, que carecían de recursos, sino nobles y burgueses no agrarios. Surgió la figura del rentista, y también se observó la llegada de inversores extranjeros interesados en adquirir tierras en España. La desamortización tuvo un impacto desigual en el territorio español.

Resultados y Consecuencias

  • El Estado recaudó 900 millones de reales, una cifra muy inferior a la esperada, debido al bajo precio de la tierra.
  • Aumentó la recaudación de impuestos.
  • No se eliminó el latifundio; de hecho, algunos se incrementaron.
  • Se incrementó la producción agraria, especialmente de cereales y vid.
  • Se produjo una importante deforestación.
  • En el norte y centro de España se consolidó la pequeña y mediana propiedad.

Modernización de las Infraestructuras: El Impacto del Ferrocarril

Hasta 1855, España contaba con apenas 440 km de vías férreas, divididas en más de 20 líneas, lo que evidenciaba un desarrollo muy escaso. La falta de capital y la compleja orografía del país, que encarecía la construcción, eran los principales obstáculos. La situación cambió con la promulgación de la Ley General de Ferrocarriles en 1855, que impulsó la construcción de nuevas líneas.

La Ley General de Ferrocarriles de 1855

Esta ley ofrecía incentivos para atraer capital a la construcción del ferrocarril:

  • Garantizaba un 6% de rentabilidad anual a todo el capital invertido.
  • Financiaba un 16% del capital invertido.
  • Eximía de impuestos a los materiales importados para la construcción.

El capital para la construcción del ferrocarril provino principalmente de Bélgica y Francia. La construcción se llevó a cabo por compañías privadas, entre las que destacaron:

  • Compañía de Ferrocarriles del Norte de España (Estación Príncipe Pío).
  • MZA (Madrid-Zaragoza-Alicante).
  • Ferrocarriles del Oeste de España (Estación Delicias).
  • Ferrocarriles Andaluces (Estación Atocha).

Todas estas compañías adoptaron un planteamiento radiocéntrico, con Madrid como centro de la red.

Expansión de la Red Ferroviaria

Entre 1855 y 1865 se construyeron más de 4000 km de vías, y en 1875 ya se superaban los 6000 km. Sin embargo, algunas líneas eran excesivamente largas. El ferrocarril en España se construyó con un ancho de vía diferente al del resto de Europa, por dos razones:

  • Razón política: Dificultar posibles invasiones (aunque esta ventaja duró poco tiempo).
  • Razón técnica: Se creía que un ancho mayor proporcionaría más seguridad a los trenes y reduciría el riesgo de descarrilamientos.

Conclusión

La construcción del ferrocarril fue un negocio, pero su explotación nunca fue rentable en España.

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