Democracia: ¿Libertad o Desigualdad? Un análisis de los modelos democráticos
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Democracia: ¿Libertad o Desigualdad?
El dilema de la democracia moderna
La democracia garantiza la libertad, pero ¿cómo debería ser una democracia para evitar sus posibles defectos? Debemos preguntarnos por qué creemos que la democracia es el mejor sistema de gobierno. ¿Por qué confiar en la mayoría en lugar de en los mejores? ¿Por qué democracia y no despotismo ilustrado?
Admitimos que todos somos demócratas, pero nuestra concepción democrática es radicalmente diferente a la griega. La democracia moderna es representativa, mientras que la griega era asamblearia y directa. Los griegos pensaban que la democracia requería y tenía como consecuencia la igualdad económica. En nuestras democracias, sin embargo, se acepta la desigualdad.
El origen de las democracias modernas: Hobbes y Locke
Nos remontamos a Hobbes para encontrar el origen de las democracias modernas. Su teoría de que "el hombre es un lobo para el hombre" plantea que los hombres son egoístas y todos somos iguales, incluso el más débil puede matar al más fuerte. Hobbes defendía un gobierno absolutista porque creía que solo ese tipo de gobierno podía infundir miedo y, por lo tanto, imponer el orden.
John Locke acepta la teoría de Hobbes, el individualismo posesivo, pero argumenta que si los hombres son malvados, lo peor es un gobierno absoluto, porque el gobernante será malvado y utilizará el poder para enriquecerse. La única forma de que el gobierno se ocupe del bien común es que sea representativo, así vigilamos a quien gobierna y podemos no volver a votarlo. Para ello, debemos tener separación de poderes.
La democracia como protección
Nuestro primer modelo de democracia es la democracia como protección. A través de la democracia nos protegemos de nuestros propios gobernantes. La primera razón para ser demócrata es la desconfianza.
A Locke le daba miedo el sufragio universal porque tenía presente el ideal griego de que la democracia tiende a la igualdad teórica. La diferencia entre consentimiento explícito e implícito: solo los que tienen riquezas pueden votar, los demás, si no se van del país, están dando su consentimiento implícito. Cabe la posibilidad de que la mayoría sea rebelde, pero esto no es consecuente si se considera la democracia como una protección.
La democracia como desarrollo moral
Tras esto aparece la democracia como desarrollo moral, que pretende el cambio de la naturaleza de los seres humanos. La democracia puede ser un instrumento para el desarrollo moral de las personas. El profesor Mcpherson analiza las propuestas de un libro de Mill: Consideraciones sobre los modelos representativos. Mill proponía un modelo de democracia que invita a la reflexión. Mcpherson piensa que modificar algunas propuestas de Mill puede servir para los modelos actuales.
La demanda de algún tipo de libertad viene dada por una minoría, lo que en principio choca, pero suele ser aceptado por el conjunto. Proteger a la minoría puede ser proteger la libertad. ¿Cómo tiene que ser una democracia en la que las minorías queden recogidas?
Propuestas de Mill para una democracia representativa
Una propuesta es suprimir las circunscripciones electorales. ¿Qué cambiaría el mapa electoral del país si esto ocurre? ¿Cuál es el efecto de la existencia de las circunscripciones? La representación parlamentaria en dos grandes partidos. Un partido minoritario no puede tener el número de votos suficientes para tener parlamentarios, pero sin circunscripciones electorales sí se podría, según Mill.
Si el papel del parlamento es elaborar leyes para el conjunto del estado, ¿qué más da que haya unos que representen a Toledo o Guadalajara? Sin estas circunscripciones, sus puntos de vista estarían más representados y así se podría obtener un representante de cada partido que tenga el mismo número de votos. Esto se consigue conjugando esta propuesta con otra: la idea de que las listas electorales sean abiertas. En el caso de España son cerradas. ¿Qué sistema es el mejor?
Según Mill, un sistema abierto en el que tienes una papeleta y puedes poner el número de candidatos que quieras: uno o varios. En el caso de que el primer candidato no consiguiera el puesto, pasaría automáticamente a ser la primera opción el segundo candidato, asegurando que el voto no se pierde.
¿Quién debería votar y cómo?
Mill dice que no se debe conceder el voto a quien no sepa leer ni escribir. Para tener derecho a votar, el estado tiene la obligación de dar el bagaje cultural a todo el mundo, permitir una educación básica para que el voto sea emitido con conocimiento de causa.
¿Todos los votos valen igual? ¿Vale lo mismo el voto de una persona que hace un esfuerzo de tiempo en informarse sobre los candidatos que el de alguien que se lo juega a cara o cruz el sentido de su voto? Si entendemos que todos los votos no valen lo mismo, el problema es el criterio que debemos seguir para discriminarlos. Tiene que ser un sistema justo.
Mill propone un sistema de exámenes de conocimiento. Quien apruebe los exámenes deposita uno o varios votos, dependiendo de los exámenes superados. Mill propone que haya igualdad económica y desigualdad política basada en la capacidad y voluntad de las personas para obtener una superación de exámenes y, con ello, una pluralidad de votos.
La democracia como mercado
La democracia como desarrollo moral es un ideal. Por un lado, la sociedad tendría que no ser egoísta e implicarse. Por otro, debería incitar a la gente a participar de la vida política activamente.
El tercer modelo, la democracia como mercado, plantea que hay cierta afinidad entre lo que hacemos en una sociedad de mercado y nuestra actividad como votantes: podemos ir al supermercado y escoger. En tanto que votantes, también escogemos. Si nuestra actuación en tanto que votantes es igual que en tanto que consumidores, está claro que escogemos aquel producto que más favorece nuestros intereses; nuestro voto siempre es egoísta, justo lo que Mill intentaba evitar.