David Hume: Impresiones, Ideas y Crítica a la Causalidad

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Hume no estaba satisfecho con la manera en que Locke utilizaba el término "idea" para referirse a todo lo que conocemos. Reservó esa palabra para designar solo ciertos contenidos del conocimiento o percepción.

Impresiones e Ideas

Impresiones: Son los conocimientos que obtenemos por medio de los sentidos. Ideas: Son representaciones o copias de las impresiones en el pensamiento. Las ideas son más débiles y menos vivaces que las impresiones. Las ideas proceden de las impresiones, son imágenes o representaciones suyas.

Tipos de Conocimiento

Hume introduce una clasificación relativa a los modos de conocer. Nuestro conocimiento es de dos tipos:

  • Conocimiento de relaciones entre ideas.
  • Conocimiento factual, de hechos.

Relaciones entre Ideas

Las relaciones entre ideas se formulan en proposiciones analíticas (el predicado está contenido en el sujeto y son necesariamente verdaderas).

Conocimiento de Hechos

Nuestro conocimiento puede referirse a hechos. El conocimiento de hechos no puede tener otra justificación que la experiencia, que las impresiones.

Las Impresiones como Criterio de Verdad de las Ideas

Al clasificar los elementos del conocimiento en impresiones e ideas, Hume sienta las bases del empirismo más absoluto. Decía: ¿Queremos saber si una idea cualquiera es verdadera? Comprobaremos si procede de alguna impresión. Si podemos señalar la impresión correspondiente, estaremos ante una idea verdadera; si no, ante una ficción.

La Crítica Humeana a la Idea de Causa

El Conocimiento de Hechos y la Idea de Causa

Nuestro conocimiento de los hechos queda limitado a las impresiones actuales y a los recuerdos (ideas) actuales de impresiones pasadas. No puede haber conocimiento de hechos futuros, ya que no tenemos impresión alguna de lo que sucederá en el futuro. En nuestra vida, contamos permanentemente con que en el futuro se producirán ciertos hechos: vemos caer nieve a través de la ventana y tomamos precauciones, contando con que la nieve ocupará todo el suelo, cuajará, se helará... Tratándose de hechos, nuestra certeza sobre el futuro se basa en una inferencia causal: estamos seguros de que la nieve ocupará todo el suelo, basándonos en que la nieve es causa, el fuego es causa, y sus efectos son el mojar el suelo y el calentarse de aquello sobre lo que actúen.

Casualidad y Conexión Necesaria

La idea de causa es la base de nuestras inferencias acerca de hechos de los que no tenemos una impresión actual. Hume observa la relación causa/efecto como una conexión necesaria. Entonces, podríamos conocer con certeza que el efecto se producirá necesariamente.

Crítica de la Idea de Conexión Necesaria

Una idea verdadera es la que procede de una impresión. A menudo vemos el fuego y vemos que aumenta la temperatura de los objetos situados junto a él, pero nunca hemos observado que exista una conexión necesaria entre ambos hechos. Entre ambos se da una sucesión constante, pero no existe entre ellos una conexión. Nuestro conocimiento de hechos futuros solo tiene una justificación si existe una conexión necesaria entre causa y efecto. Resulta que no sabemos que el agua vaya a calentarse, simplemente creemos y suponemos que sucederá así. Nuestro pretendido conocimiento de hechos futuros es suposición y creencia. Según Hume, esta creencia viene del hábito, de la costumbre de haber observado en el pasado que, siempre que sucede lo primero, sucede también lo segundo.

Mundo, Dios, Yo. Su Existencia

Nuestra creencia sobre hechos no observados no se apoya en el conocimiento, sino en la creencia. Esto, dice Hume, no es relativamente grave, ya que tal creencia nos basta y sobra para arreglárnoslas y para vivir. La inferencia causal solo es aceptable entre impresiones: mediante la impresión del fuego podemos inferir la impresión de calor, porque estas impresiones se nos han dado repetidamente en la experiencia. Podemos pasar de una impresión a otra, pero no pasar de una impresión a algo de lo cual nunca hayamos tenido experiencia.

La Realidad Exterior

La experiencia de cuerpos como realidad distinta y externa a las impresiones o sensaciones se justifica en una inferencia causal: la realidad externa es la causa de nuestras impresiones. Esta inferencia no es válida, ya que no va de una impresión a otra, sino de las impresiones a una pretendida realidad, de la cual no tenemos impresión o experiencia alguna.

La Existencia de Dios

Locke utilizó el principio de causalidad para fundamentar que Dios existe. Para Hume, esta inferencia es injustificada por la misma razón: porque no va de una impresión a otra, sino que pretende ir de nuestras impresiones a Dios, que no es objeto de impresión alguna. Se hace esta pregunta: ¿de dónde vienen nuestras impresiones? Pretender contestar es ir más allá de nuestras impresiones, y estas constituyen el límite de nuestro conocimiento. Tenemos impresiones; no sabemos de dónde proceden.

El Yo y la Identidad Personal

La existencia de un yo, de una sustancia cognoscente distinta de sus actos, fue considerada indubitable por Descartes y Locke. Hume no puede aplicar aquí su crítica de la idea de causa, ya que la existencia del yo no fue considerada por sus predecesores como resultado de una inferencia causal, sino como objeto de una intuición inmediata (yo pienso, luego yo existo). Hume rechaza la realidad del yo como sustancia, como sujeto permanente de nuestros actos psíquicos. Establece que la existencia del yo no puede justificarse apelando a una pretendida intuición de mí mismo. Solo tenemos intuición de nuestras ideas e impresiones, y ninguna impresión es permanente, sino que unas suceden a otras de manera ininterrumpida. Para explicar la conciencia, Hume recurre a la memoria, ya que reconocemos la conexión que existe entre las distintas impresiones que se suceden.

Fenomenismo y Escepticismo

Los principios empiristas llevan a Hume al fenomenismo y al escepticismo. El conocimiento humano es un conjunto de impresiones e ideas que se asocian unas con otras:

  1. Las impresiones son datos primitivos de los que no es posible encontrar explicación o fundamento alguno.
  2. Las percepciones que aparecen asociadas entre sí, no es posible tampoco descubrir conexiones reales entre ellas, sino su sucesión o contigüidad.

No podemos encontrar ningún fundamento real de la conexión de las percepciones. No conocemos ni una realidad externa distinta de las percepciones que les sirva de causa, ni una sustancia pensante o yo que les sirva de sujeto. La realidad conocida queda reducida a percepciones, "fenómenos" en sentido etimológico. Hume concluye en una actitud escéptica.

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