Crónica de una muerte anunciada Realismo mágico ejemplos

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Este fragmento pertenece al capítulo cuarto de la novela “Crónica de una muerte anunciada” escrita por Gabriel García Márquez. Este autor nacíó en Aracataca (Colombia) en 1928 y fue galardonado en 1982 con el Premio Nobel de Literatura. Estudió Derecho y Periodismo e inició su vida profesional con colaboraciones periodísticas en el diario El espectador, profesión que influyó notablemente en su obra, como sucede en Relato de un náufrago o Crónica de una muerte anunciada
. García Márquez pertenece a una serie de escritores que utilizan recursos que simbolizan el orgullo de ser hispanoamericano, la llamada narrativa hispanoamericana. Esta nueva literatura trata de compaginar la modernidad, la experimentación y la tradición a través de carácterísticas como: subjetivismo, ruptura de la linealidad temporal, presencia de la muerte, experimentación con el lenguaje, y, por supuesto, el Realismo mágico, con el que se intenta mostrar lo irreal o extraño como algo cotidiano    La primera obra que escribíó La Hojarasca en 1955 considerada como su obra fundamental, aunque Cien años de soledad (1967) fuela que supuso la consagración de Márquez como uno de los grandes autores del “boom” de la narrativa hispanoamericana, a la vez que la obra más representativa del Realismo mágico. También otras novelas suyas han adquirido la categoría de obras maestras:

Crónica…

, El amor en los tiempos del cólera,
… o el primer volumen de sus memorias:

Vivir para contarla

.       En Crónica…
apreciamos claramente las carácterísticas propias del Realismo mágico, así como en toda la obra del autor. A lo largo de la novela, observamos la ruptura de la linealidad temporal, con frecuentes avances y retrocesos de la acción. De manera que comprobamos que el reencuentro de Bayardo y Ángela, narrado en el fragmento que comentamos, ocurre años más tarde del asesinato de Santiago Nasar, hecho con el que finaliza la novela. El subjetivismo también está presente durante toda la obra, reflejado en la presencia de un narrador que participa en los acontecimientos, un personaje de la novela o el propio autor (por primera vez en sus obras), aunque también emplea la tercera persona (“Dueña por primera vez de su destino,



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