Crisis de la Restauración Española: Marruecos, 1917 y Dictadura (1909-1931)
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Intervención Española en Marruecos y Contexto Inicial
España trató de participar en el reparto colonial de África. La ocupación militar efectiva del protectorado asignado en Marruecos comenzó en 1909. En aquel momento, gobernaban los liberales, pero el presidente conservador Antonio Maura apoyaba la presencia española por cuatro razones principales:
- Recuperar el prestigio internacional perdido tras las pérdidas coloniales de 1898.
- Evitar que Francia fuera la única potencia con influencia en la zona.
- Mantener el equilibrio estratégico en el estrecho de Gibraltar.
- Garantizar el orden y la seguridad de las plazas españolas de Ceuta y Melilla.
La Semana Trágica (1909)
Este grave conflicto social fue desencadenado directamente por la cuestión de Marruecos, específicamente por la movilización de reservistas (muchos de ellos padres de familia de clase obrera) para combatir en la guerra, lo que generó protestas por los reclutamientos forzosos y el sistema de redención en metálico que permitía a los ricos evitar el servicio militar.
La intervención en Marruecos interesaba a varios grupos:
- Al ejército, que quería recuperar prestigio tras el Desastre del 98 y cuyos mandos buscaban ascensos por méritos de guerra.
- A ciertos sectores capitalistas, interesados en la explotación económica de los recursos naturales, como las minas de hierro del Rif.
Las protestas en Barcelona derivaron en una insurrección popular antimilitarista y anticlerical. Hubo duras represiones por parte del gobierno de Maura, con más de mil detenciones y 17 penas de muerte ejecutadas (incluyendo la del pedagogo anarquista Ferrer Guardia, cuya ejecución generó protestas internacionales).
Como consecuencia de estos hechos y para luchar más eficazmente contra el Estado y la patronal, se fortaleció el movimiento obrero, destacando la creación en 1910 de la CNT (Confederación Nacional del Trabajo), sindicato anarcosindicalista que aceptaba la acción directa, se declaraba apolítico y consideraba la huelga general revolucionaria como un instrumento eficaz de lucha.
La Crisis General de 1917
La neutralidad española en la Primera Guerra Mundial generó beneficios económicos pero también graves desequilibrios sociales (inflación, escasez) y tensiones políticas. En este contexto estalló la crisis de 1917, que tuvo una triple dimensión:
Conflicto Militar (Juntas de Defensa)
Las Juntas Militares de Defensa surgieron en 1916, inicialmente como asociaciones de oficiales de infantería peninsulares para defender sus intereses económicos y profesionales. Se debió principalmente a dos malestares dentro del ejército:
- La pérdida de poder adquisitivo de sus salarios (debido a la fuerte inflación causada por la Gran Guerra).
- El favoritismo del Ministerio de Guerra en su política de ascensos, que beneficiaba a los militares que servían en Marruecos (africanistas) en detrimento de los peninsulares.
En 1917, el movimiento juntero se había extendido a casi todas las armas y guarniciones del país y desafió abiertamente al gobierno:
- En abril, la tensión provocó la dimisión del presidente liberal García Prieto.
- En mayo, el nuevo gobierno de Dato intentó disolverlas y el capitán general de Cataluña arrestó a los cabecillas de la Junta de Barcelona.
- El 1 de junio, las Juntas respondieron con una rebelión militar de facto, publicando el Manifiesto de las Juntas, que obligó al gobierno a ceder y reconocer sus demandas.
Es importante resaltar:
- El apoyo tácito del monarca Alfonso XIII a las demandas militares, debilitando al gobierno civil.
- El creciente protagonismo del ejército en la vida política, actuando como grupo de presión.
Conflicto Político (Asamblea de Parlamentarios)
Fue una asamblea ilegal convocada en Barcelona (julio de 1917) por iniciativa de la Lliga Regionalista de Cambó. En ella, parlamentarios de la oposición al sistema turnista (catalanistas, republicanos, socialistas liderados por Pablo Iglesias) acordaron pedir al gobierno la convocatoria de Cortes Constituyentes para acabar con el corrupto sistema político de la Restauración y reorganizar el Estado sobre bases más democráticas y descentralizadas, contemplando la autonomía para Cataluña.
La asamblea acabó disolviéndose sin conseguir sus objetivos debido a varios factores:
- Las profundas divisiones internas entre los participantes (por ejemplo, entre los catalanistas burgueses y los republicanos sobre el alcance de las reformas sociales y políticas).
- El temor de la burguesía catalana representada por la Lliga a la creciente agitación social y a la huelga general que se estaba gestando.
- La posterior participación de algunos líderes catalanistas (como Cambó) en los gobiernos de concentración formados para intentar salvar la monarquía.
Conflicto Social (Huelga General Revolucionaria)
Convocada conjuntamente por UGT (socialista) y CNT (anarcosindicalista) en agosto de 1917, en un contexto de creciente malestar obrero por la inflación y las pésimas condiciones de vida. Buscaba derribar el régimen e instaurar un gobierno provisional que convocara Cortes Constituyentes.
El seguimiento fue importante en las principales zonas industriales y urbanas (Cataluña, Asturias, País Vasco, Madrid), aunque desigual en el conjunto del país (con menor incidencia en zonas agrarias como Andalucía).
La huelga fue duramente reprimida por el gobierno con la intervención del ejército (que no dudó en actuar contra los huelguistas a pesar de su propio conflicto con el poder civil). La represión dejó un saldo trágico de más de 70 muertos, cientos de heridos y miles de detenidos (incluidos los miembros del comité de huelga). Aunque fracasó en sus objetivos revolucionarios, la huelga demostró la fuerza del movimiento obrero y dejó al sistema de la Restauración gravemente herido.
Los Gobiernos de Concentración (1917-1923)
Tras la grave crisis de 1917, se intentó estabilizar el sistema político mediante la formación de gobiernos de concentración nacional. Estos gabinetes estaban presididos alternativamente por líderes liberales y conservadores (como Maura o García Prieto) e incluían ministros de las diferentes facciones dinásticas e incluso algún representante del catalanismo conservador (Cambó). Sin embargo, excluyeron a republicanos y socialistas.
Estos gobiernos fueron muy inestables y de corta duración, incapaces de abordar las reformas necesarias y de frenar la creciente conflictividad social (pistolerismo en Barcelona, huelgas) y el problema de Marruecos. El sistema de la Restauración entró en su fase final de descomposición.
El Desastre de Annual (1921) y sus Consecuencias
En el verano de 1921, una ofensiva mal planificada y dirigida por el general Silvestre desde Melilla acabó en una catastrófica derrota frente a las tropas rifeñas lideradas por Abd el-Krim. Miles de soldados españoles murieron en la retirada desorganizada, perdiéndose gran parte del territorio ocupado.
Esta grave derrota militar en Marruecos, conocida como el Desastre de Annual, tuvo un efecto político y social demoledor en España, comparable en su impacto al Desastre del 98. Provocó una enorme conmoción en la opinión pública, un profundo sentimiento de frustración y el aumento del desprestigio del ejército y del sistema político parlamentario.
Se abrió una investigación parlamentaria para depurar responsabilidades (el Expediente Picasso), cuyas conclusiones apuntaban a negligencias graves en altos mandos militares e incluso insinuaban la posible implicación del propio rey Alfonso XIII. Esto aumentó enormemente la tensión política y militar.
En este clima de crisis total, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, protagonizó un golpe de Estado el 13 de septiembre de 1923, que contó con el consentimiento de Alfonso XIII. El golpe puso fin al régimen constitucional de la Restauración e instauró una dictadura militar.
La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
Causas y Apoyos del Golpe
Las principales causas que explican el golpe de Estado y los apoyos con los que contó fueron:
- La profunda crisis del sistema político de la Restauración: inestabilidad gubernamental crónica, fraude electoral (caciquismo), falta de representatividad real y creciente descrédito de los partidos dinásticos.
- El impacto del Desastre de Annual y el fracaso en la Guerra de Marruecos, junto con el temor a las consecuencias del Expediente Picasso.
- La creciente agitación social y el miedo a la revolución (huelgas, pistolerismo anarquista en Barcelona, influencia de la Revolución Rusa).
- El papel del rey Alfonso XIII, que veía en la dictadura una posible solución para frenar la crisis y evitar una posible democratización que limitara su poder.
- El respaldo de gran parte del ejército, descontento con el poder civil y deseoso de restaurar el orden y el prestigio perdido.
- El apoyo inicial de sectores importantes de la burguesía (especialmente la catalana, temerosa del anarcosindicalismo y partidaria de un gobierno fuerte) y de las clases medias y conservadoras, cansadas de la inestabilidad.
Características de la Dictadura
Primo de Rivera presentó el golpe como una solución temporal para regenerar el país. Aunque no derogó formalmente la Constitución de 1876, la suspendió en la práctica, disolvió las Cortes y prohibió los partidos políticos.
Su lema era "Menos política y más administración", reflejando un enfoque tecnocrático y autoritario.
Orden Público
Se estableció un férreo control del orden público. Se declaró el estado de guerra en todo el país, se censuró la prensa, se persiguió duramente al movimiento anarquista (CNT) y al comunista, y se suprimieron libertades fundamentales. Se logró una notable reducción de la conflictividad social inicial.
Fin de la Guerra de Marruecos
El mayor éxito del régimen fue poner fin a la larga y costosa Guerra de Marruecos. Tras un cambio de estrategia y en colaboración con Francia (cuyo protectorado también fue atacado por Abd el-Krim), se organizó una operación militar conjunta que culminó en el exitoso Desembarco de Alhucemas en septiembre de 1925. Esta acción fue decisiva y condujo a la derrota y rendición de Abd el-Krim en 1926, pacificando finalmente el protectorado.
La Caída de la Dictadura
Una vez resueltos los problemas que teóricamente justificaron el golpe (restablecimiento del orden social y fin de la guerra de Marruecos), Primo de Rivera intentó institucionalizar su régimen para darle continuidad, pero fracasó en su empeño.
- Sustituyó el Directorio Militar inicial (1923-1925) por un Directorio Civil (1925-1930), incorporando técnicos y políticos conservadores.
- Creó un partido único, la Unión Patriótica (1924), carente de ideología definida más allá del apoyo al régimen y al dictador.
- Convocó una Asamblea Nacional Consultiva (1927) que sustituyó a las Cortes, con miembros designados por el poder o elegidos por sufragio corporativo, no democrático.
- Esta Asamblea elaboró un proyecto de Constitución en 1929, de carácter autoritario y corporativo, pero careció de apoyos políticos suficientes y nunca llegó a aprobarse.
La creciente oposición al régimen (desde intelectuales como Unamuno, republicanos, socialistas, hasta antiguos políticos liberales y conservadores apartados del poder, e incluso sectores del ejército), junto con el impacto de la crisis económica mundial de 1929 y la progresiva pérdida del apoyo del rey Alfonso XIII, llevaron a Primo de Rivera a presentar su dimisión en enero de 1930.
El Final de la Monarquía (1930-1931)
Tras la dimisión de Primo de Rivera, el rey Alfonso XIII intentó restaurar el sistema constitucional parlamentario anterior a 1923, como si nada hubiera pasado. Nombró un gobierno presidido por el general Dámaso Berenguer (periodo conocido irónicamente como la "Dictablanda") y posteriormente otro dirigido por el almirante Juan Bautista Aznar.
Sin embargo, estos intentos fracasaron estrepitosamente en recuperar la legitimidad perdida por la monarquía, que había quedado irremediablemente ligada a la Dictadura. La mayoría de las fuerzas políticas y sociales ya no confiaban en Alfonso XIII.
Mientras tanto, la oposición antimonárquica se reorganizó y unió sus fuerzas. En agosto de 1930, representantes de los principales partidos republicanos, del PSOE, y de organizaciones nacionalistas catalanas y gallegas firmaron el Pacto de San Sebastián. En él, acordaron un programa político común para derribar la monarquía e instaurar un régimen republicano, reconociendo el derecho a la autonomía de las nacionalidades históricas.
El detonante final fueron las elecciones municipales convocadas por el gobierno de Aznar para el 12 de abril de 1931. Aunque los partidos monárquicos obtuvieron un mayor número de concejales en el conjunto de España (gracias al voto rural controlado por los caciques), las candidaturas de la conjunción republicano-socialista (firmantes del Pacto de San Sebastián) triunfaron abrumadoramente en las grandes ciudades y capitales de provincia, donde el voto era más libre.
Este resultado fue interpretado por la opinión pública y por los propios líderes políticos como un plebiscito a favor de la República y en contra de la Monarquía (estableciendo un claro paralelismo con las elecciones que precedieron a la caída de Isabel II en 1868). Ante la euforia popular republicana en las calles y la constatación de su falta de apoyos sociales, políticos y militares, el rey Alfonso XIII decidió suspender el ejercicio del poder real y abandonar España el 14 de abril de 1931, sin abdicar formalmente. Ese mismo día se proclamó la Segunda República Española.