La crisis del reinado de Carlos IV y las guerras contra Francia

Enviado por Chuletator online y clasificado en Historia

Escrito el en español con un tamaño de 7,67 KB

La crisis del reinado de Carlos IV

A comienzos del siglo XIX, la monarquía de Carlos estaba desprestigiada porque había dejado el gobierno en manos de Manuel Godoy. Cuando estalló la Revolución Francesa, España fue invadida y declaró guerra a Francia. Fue derrotada y tuvo que firmar los tratados de San Idefonso, convirtiéndose en aliada de Francia y enfrentándose al Reino Unido. La alianza anglo-portuguesa se vio forzada tras la derrota franco-española en Trafalgar. Napoleón deseaba ocupar Portugal para debilitar a los británicos, por lo que firmó el tratado de Fontainebleau, que permitía el paso de las tropas francesas por España. Estas tropas aprovecharon la situación para conquistar algunas ciudades españolas. Estos hechos desembocaron en el motín de Aranjuez, donde Godoy fue destronado y Carlos IV le dio el trono a su hijo Fernando VII.

Las guerras contra Francia

El secuestro de la familia real en Bayona desencadenó en Madrid una sublevación popular el 2 de mayo de 1808, seguida por levantamientos en otros lugares. Así comenzó la guerra de la independencia, en la que la población se dividió en dos: los afrancesados, que reconocían a José I, y los fernandinos, que eran fieles a Fernando VII. Las guerrillas contaban con un ejército francés más fuerte y mejor formado. Hubo 3 fases: hasta finales de 1808, los franceses satilizaron Zaragoza y Girona pero sufrieron una derrota en Bailén; desde 1808 hasta 1812, las tropas de Napoleón ocuparon casi toda la península; de 1812 hasta 1814, las tropas españolas e inglesas, al mando del duque Wellington, derrotaron a Fernando.

Las Cortes de Cádiz

La guerra de la independencia tuvo consecuencias políticas. La ausencia de la familia real dejó un vacío en las zonas sublevadas, por lo que se crearon juntas para organizar la lucha. Finalmente, se creó la Junta Central Suprema. Se convocaron las Cortes Constituyentes, que se reunieron en Cádiz, la única ciudad de la península no ocupada por los franceses. Hubo 3 grupos: la mayoría de los diputados eran liberales y defendían las reformas políticas; una minoría absolutista, partidaria de mantener el antiguo régimen; y algunos americanos preocupados por los problemas en las colonias. Las Cortes de Cádiz sentaron las bases de la España contemporánea.

La Constitución de Cádiz

Se creó el 19 de marzo de 1812 y reflejaba los principios del liberalismo político. Reconocía la soberanía nacional, el poder residía en la nación y se ejercía a través de sus representantes. Establecía una monarquía moderada hereditaria, donde el rey elegía las leyes y había división de poderes: legislativo, ejercido por el rey y las Cortes; ejecutivo, ejercido por el rey y los ministros; y judicial, ejercido por los tribunales de justicia. Establecía la religión católica como la religión del Estado y reconocía los derechos.

Fernando VII

Regresó a España en marzo de 1814. Los grupos absolutistas le entregaron el Manifiesto de los Persas, en el cual le sugerían la plena soberanía real. El monarca decretó la cancelación de la Constitución de 1812 y de toda la legislación y comenzó a gobernar como un rey absoluto, marcando el regreso del antiguo régimen. Los liberales fueron perseguidos y encarcelados, muchos se marcharon. Apoyados por el ejército, trataron de restaurar el liberalismo mediante pronunciamientos, pero los cabecillas fueron encarcelados y ejecutados.

El Trienio Liberal

Triunfó el pronunciamiento liberal dirigido por el coronel Riego, quien proclamó la constitución en las Cabezas de San Juan. El rey tuvo que jurar la constitución, liberar a los liberales de la cárcel y convocar unas Cortes. Se hicieron reformas en las Cortes. Los liberales se dividieron en moderados, partidarios de reformas suaves, y exaltados, que defendían la aplicación de la constitución de Cádiz y reformas radicales. La Santa Alianza envió a España a los Cien Mil Hijos de San Luis, un ejército que restableció a Fernando VII como rey.

El final del absolutismo

La restauración de Fernando VII coincidió con una gran crisis. Hacienda no tenía fondos y las pérdidas de las colonias americanas empeoraron la situación. A esto se unió el problema dinástico, ya que el rey no tuvo hijos varones y la ley Sálica impedía reinar a las mujeres. Se promulgó la Pragmática Sanción de la ley, pero muchos absolutistas no lo aceptaron y apoyaron a su hermano Carlos de Borbón. Cuando este murió, la reina María Cristina se hizo cargo del gobierno, ya que su hija era menor de edad. Carlos se proclamó rey y se inició la primera guerra carlista, un enfrentamiento entre los liberales que apoyaban a Isabel y los carlistas que defendían el absolutismo. La guerra terminó con la derrota de los carlistas y el Abrazo de Vergara puso fin a este conflicto, aunque los carlistas y los liberales volvieron a enfrentarse.

Isabel II

Isabel heredó el trono con tan solo 3 años, lo que provocó la regencia. La primera regente fue su madre María Cristina, quien quiso mantener el absolutismo, pero comenzó la guerra carlista y buscó el apoyo de los liberales. María Cristina eligió a los moderados, pero los progresistas se levantaron en el motín de La Granja y la obligaron a entregar el gobierno. Se tomaron medidas para acabar con el antiguo régimen, como la desamortización del ministro Mendizábal y la promulgación de la Constitución de 1837. María Cristina dimitió por sus enfrentamientos y asumió la regencia el general Espartero, quien gobernó de forma autoritaria y enfrentó la oposición de los moderados y progresistas. Isabel II fue nombrada reina con 13 años.

Década Moderada

Isabel II encargó la formación del gobierno a los moderados, presididos por Narváez. Se promulgó una constitución que establecía la soberanía compartida entre el rey y las Cortes, elegidas por sufragio, y se limitaron algunos derechos. El estado se organizó de forma centralista, igualando leyes e impuestos en todos los territorios. El gobierno controlaba las provincias a través de las diputaciones provinciales y los gobernadores civiles, y nombraba directamente a los alcaldes de las provincias. La política ultraconservadora del gobierno condujo a la radicalización de los progresistas y los demócratas, que defendían el sufragio universal masculino y la proclamación de la república. El pronunciamiento de Vilcálvaro fue apoyado por algunos moderados y progresistas.

El bienio progresista

Hubo una gran actividad legislativa, como la ley de los ferrocarriles, una Constitución que no llegó a ser promulgada y la desamortización de Madoz de los bienes de la iglesia y de los ayuntamientos.

Moderados y unionistas

Donnell había creado la Unión Liberal, un partido centrista que alternó en el gobierno con los moderados. Fue un periodo de cierta estabilidad, pero la crisis económica se acentuó y los progresistas y demócratas empezaron a ir en contra de Isabel II.

La Primera República

Tras la abdicación de Amadeo I, se proclamó la Primera República. Solo duró 9 meses, pero tuvo 4 presidentes: Figueras, Pi i Margall, Salmerón y Castelar. Tuvo que hacer frente a grandes problemas, como el movimiento Cantonalista, que proponía la organización territorial de España como una república federal de 17 estados, y la guerra de Cuba, que comenzó en 1868 y finalizó en 1878. También hubo una tercera guerra carlista, promovida por Carlos VII, que afectó a gran parte del territorio y finalizó en 1876. Esta situación generó un golpe de Estado por el general Pavía y un nuevo pronunciamiento por Martínez Campos, que restauró a los borbones.

Entradas relacionadas: