Corrientes Éticas Clave: Formalismo, Materialismo y Consecuencialismo

Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Filosofía y ética

Escrito el en español con un tamaño de 4,69 KB

El formalismo analítico

Como corriente filosófica del siglo XX, consiste en hacer del análisis lógico y lingüístico la función y la tarea de la filosofía. Hace del lenguaje el objeto fundamental de su consideración. La ética, como reflexión filosófica, tiene que ocuparse del análisis lógico-lingüístico de los juicios morales.

¿Qué significa? Se ocupa de la forma lógico-lingüística en que se expresan tales juicios. El significado de los términos y de las proposiciones éticas es simplemente emotivo. Esto implica que:

  1. La ética no contiene afirmaciones verdaderas o falsas. Un término «ético» no añade nada a la información empírica, expresa solo emociones o deseos, o trata de modificar las conductas. En ningún caso encierra un contenido real que exprese una propiedad de las cosas o de las acciones.
  2. Así, qué es el bien o qué se debe hacer son cuestiones ajenas a la ética, y menos para su respuesta.
  3. Cuando se toma en cuenta el contenido de una preferencia, el razonamiento moral atiende a instancias, bien psicológicas, bien sociales, o bien ambas.

Éticas materiales

El adjetivo «material» aplicado a la ética se refiere al contenido: el contenido de la moral. Tal contenido es el bien o la felicidad. Las preguntas que se nos imponen son: ¿qué es el bien? ¿en qué consiste la felicidad? Las distintas éticas materiales vienen caracterizadas por su respuesta a estos interrogantes.

El hedonismo

Las éticas hedonistas ponen la felicidad en el placer, en uno o en determinados placeres, hasta el punto de que, si algo es bien, lo es porque es causa de placer. En estas éticas no siempre el placer es considerado sensual e indiscriminadamente. Epicuro sostiene la necesidad de elegir entre la pluralidad de placeres aquellos que sean una fuente propicia de felicidad.

El eudemonismo

El término «eudemonismo» tiene su origen en una de las palabras con que en griego se dice «felicidad» (εὐδαιμονία, *eudaimonía*). Podríamos considerar eudemonistas a todos los sistemas éticos que cifran el bien en la felicidad, aunque esta se ponga en el placer. En un sentido más restringido, podemos llamar eudemonistas a los sistemas que hacen consistir la felicidad en algo distinto del mero placer.

¿Qué es felicidad? La definición de Aristóteles: La ética de Aristóteles verá en la actividad contemplativa la forma más perfecta de felicidad. Siendo el hombre un animal racional, la felicidad consistirá en la perfección de la inteligencia o razón. Además, la felicidad requiere también la satisfacción razonable de las demás tendencias del alma, en el justo término medio de la virtud. No todo en nuestra vida depende de nosotros mismos; de ahí que Aristóteles considere también el papel de la suerte o la fortuna, y juzgue conveniente la posesión de otros bienes: salud del cuerpo o bienes económicos. Siguiendo a Aristóteles, la ética eudemonista cristiana de Tomás de Aquino considera que la felicidad consiste en la perfección del ser humano. Esta perfección radica ahora en la contemplación de Dios como bien supremo.

El utilitarismo

Dicho término hace referencia a la utilidad. El utilitarismo sostiene que lo bueno es lo útil, y hace de la utilidad el principio de la ética. Surgen dos preguntas: ¿útil, para qué? ¿útil, para quién?

A la primera pregunta el utilitarismo responde que la acción ha de ser útil para la felicidad. Según Jeremy Bentham, la felicidad depende del dolor y el placer. En este sentido, el utilitarismo es hedonista, pues es útil (bueno moralmente) aquello que proporciona placer.

La respuesta a la segunda pregunta es doble: bien es buena toda acción que es útil para mi felicidad (y tendríamos entonces un utilitarismo individualista o egoísta), o bien las acciones son moralmente buenas cuando de ellas se siguen consecuencias útiles para la felicidad de todos los seres humanos (un utilitarismo universalista). Teóricamente, el utilitarismo egoísta no es incompatible con el universalista.

Uno de los rasgos más genuinos del utilitarismo es su carácter teórico consecuencialista: aquella teoría que interpreta que la bondad o la maldad morales de una acción no están en la acción misma, sino en las consecuencias que de ella se derivan, conforme a un criterio de utilidad.

Entradas relacionadas: