Contraste filosófico: Descartes y Hume sobre la causalidad y la existencia de Dios
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Contraste entre Descartes y otro Filósofo
Descartes, en este texto, argumenta que el cogito puede conocer la naturaleza divina por analogía, es decir, de manera aproximada. Tras establecer la existencia de Dios mediante dos pruebas a priori —basadas en la idea de un ser perfecto en nuestro pensamiento—, concluye que para conocer la naturaleza divina basta con atribuirle todas las perfecciones concebibles y eliminar cualquier imperfección.
Descartes, en sus dos primeras pruebas de la existencia de Dios, asume que todo efecto tiene una causa con al menos la misma perfección. Así, las perfecciones en la idea de Dios (efecto) requieren la existencia de un ser (causa) que contenga esas perfecciones.
Hume, por otro lado, ofrece una crítica radical del principio de causalidad, central en su filosofía y su crítica a la metafísica. El principio de causalidad afirma que todo evento tiene una causa. Una relación causal exige contigüidad espacial, prioridad temporal y conjunción constante entre causa y efecto. Sin embargo, Hume argumenta que, si bien tenemos experiencia de la contigüidad y la constancia, no tenemos experiencia de la conexión necesaria entre causa y efecto.
Por lo tanto, según Hume, no podemos afirmar tener conocimiento de relaciones causales. Nuestra certeza sobre la causalidad es psicológica, basada en el hábito y la costumbre. Si bien esto es suficiente para la vida práctica, Hume cuestiona hasta dónde podemos extender esta creencia basada en la inferencia causal. La inferencia causal, para Hume, solo es aceptable entre impresiones: de la impresión del fuego inferimos el calor, porque los hemos experimentado juntos repetidamente. No podemos inferir algo de lo que no tenemos impresión.
Descartes usa el principio de causalidad para probar la existencia de Dios. Hume considera esta inferencia injustificada, ya que va de nuestras impresiones a Dios, de quien no tenemos impresión. Para Hume, aplicar el principio de causalidad de lo que tenemos impresión a lo que no, es la raíz de los desvaríos metafísicos.
"A lo cual agregaba que, puesto que conocía algunas perfecciones que no tenía en modo alguno..."
Resumen del Texto
Descartes presenta su segunda prueba de la existencia de Dios: mi razón no puede ser la causa de las perfecciones que concibe en la idea de Dios. Por lo tanto, mi razón no es un ser independiente, sino que debe haber sido creada por un ser con todas las perfecciones que mi razón concibe en la idea de Dios.
Críticas a la Esencia Divina (Versión Abreviada)
La deducción cartesiana de la bondad y veracidad divinas a partir de su omniperfección no proporciona certeza sobre la esencia divina.
- El conocimiento por analogía de la esencia divina, usado en la metafísica escolástica, se basa en un uso ilegítimo del principio de causalidad. Además, la existencia de un cogito imperfecto creado por un Dios perfecto plantea problemas sobre la omniperfección divina y el libre albedrío.
- No podemos conocer la naturaleza divina extrapolando nuestros valores morales a Dios. Hacerlo limitaría la libertad y omnipotencia divinas. Bueno es lo que Dios quiere, y no podemos saber qué quiere Dios.
- La bondad y veracidad de Dios no es una proposición refutable, sino metafísica. Siempre se puede defender la bondad de Dios, pase lo que pase.
- Una razón no legitimada no puede establecer la bondad y veracidad de Dios como certeza irrefutable a partir de su omniperfección.
Opinión Personal Argumentada
- Si bien todo efecto tiene una causa y viceversa, no necesariamente deben existir causas y efectos en todo momento.
- Afirmar que la realidad extramental o la divinidad son causa de nuestros contenidos mentales es una aplicación ilegítima del principio de causalidad, una afirmación metafísica.
- Podemos aceptar la probabilidad de relaciones causales dentro de la experiencia como una convicción psicológica.
- No podemos sostener esto como certeza lógica porque:
- Al desconocer lo verdadero, desconocemos lo probablemente verdadero.
- La experiencia no puede proporcionar probabilidad al ser infinito el número de observaciones futuras.
- Esta certeza debería ser a priori o se basaría en la experiencia, llevándonos a un regressus ad infinitum.
- La proposición de que existen relaciones causales es metafísica: no puede verificarse ni refutarse por la experiencia. Sin embargo, las proposiciones metafísicas no son absurdas y juegan un papel importante en la ciencia. La fe en las regularidades nos lleva a buscar leyes universales y a elaborar teorías que, sometidas a corroboración empírica, nos dan modelos explicativos provisionales.