Contexto Histórico, Sociocultural y Filosófico de Nietzsche
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Marco Histórico
Friedrich Nietzsche nace en Sajonia en 1844 y muere en Weimar en 1900. Sin lugar a dudas, el acontecimiento histórico más importante que vivió fue la unificación de Alemania, alentada por el desarrollo del sentimiento nacionalista en Europa, en gran medida una reacción contra la política imperialista de Napoleón a comienzos de siglo.
Bajo el reinado de Guillermo I, llega al poder el canciller de hierro, Otto von Bismarck, artífice de la unificación, originándose un nuevo Estado alemán federal, en el que destacaba Prusia. Comienza un periodo expansionista, sustentado en un ejército potente y profesional. En 1866, Austria es derrotada. El enfrentamiento de Alemania con el Imperio francés de Napoleón III termina con la victoria alemana y la creación del II Reich (1871), con Guillermo I como kaiser. Nietzsche participó en esta guerra franco-alemana.
Alemania se convertirá, en poco tiempo, en un Estado fuerte, con un poder centralizado, un gran ejército y rígidas estructuras políticas. Bismarck solo respondía ante el emperador. El parlamento tenía un papel secundario. En política exterior, Alemania pactó con los imperios Austrohúngaro y Ruso (la Triple Alianza) para contrarrestar el poder de los imperios británico y francés. Alemania ganará así una relevancia decisiva en la política europea y mundial.
En el resto de Europa, triunfan las revoluciones burguesas y se crean los grandes Estados centroeuropeos. Los países se organizan en torno a constituciones democráticas, consolidándose la separación de poderes y el pluralismo político. Nietzsche valorará negativamente la expansión de la democracia.
Un acontecimiento histórico-social de gran repercusión fue la rebelión obrera de la Comuna de París (1870), duramente reprimida. El miedo a sucesos similares llevó a muchos Estados a ejercer un mayor control social, delegando funciones de orden público en el ejército, provocando la progresiva militarización de los Estados y numerosos conflictos bélicos. La diplomacia perdió protagonismo ante la acción militar.
Marco Sociocultural
Durante la primera mitad del siglo XIX se desmantela la sociedad estamental del Antiguo Régimen. Surge una nueva sociedad donde la posición económica establece la clase social.
En la segunda mitad del siglo se desarrolla el capitalismo industrial. La revolución industrial llegó más tarde a Alemania, pero el país se modernizó e inició una rápida ascensión económica, disputando a Francia e Inglaterra la supremacía política, económica y militar del continente europeo.
La nueva sociedad se estructura en tres clases:
- Clase alta: nobles y grandes burgueses, con poder político y económico.
- Clases medias: fabricantes, profesionales liberales, funcionarios. Su nivel de vida mejora a lo largo del siglo. La clase media-baja incluye artesanos y propietarios de pequeños comercios, desarrollando una actitud crítica ante el capitalismo liberal y simpatizando con los movimientos obreros.
- Clase baja: proletarios, dos tercios de la población de las grandes ciudades, con pésimas condiciones de vida: bajos ingresos, ausencia de prestaciones sociales y condiciones laborales inhumanas. Se construyen barriadas obreras en las afueras de las ciudades para los trabajadores industriales y campesinos que emigran.
Marco Filosófico
El pensamiento de Nietzsche se engloba en la filosofía de la vida o vitalismo. Se exalta lo vital y lo afectivo como instrumentos para captar la realidad. Es una corriente crítica con el racionalismo filosófico tradicional, que habría llegado a su máxima expresión en el idealismo absoluto alemán de principios de siglo (Hegel), y con la extensión de la mentalidad positivista de Comte. El irracionalismo vitalista, como crítica a la filosofía racional-sistemática, es deudor del romanticismo y del pensamiento de Arthur Schopenhauer. En su libro El mundo como voluntad y representación, defiende que la razón no comprende la verdadera naturaleza de la realidad y la existencia humana. La voluntad es el motor de la vida, una fuerza incesante y ciega. También destaca Kierkegaard, adversario del idealismo, que considera la fe religiosa el instrumento para captar la esencia de lo real, considerado el padre de la filosofía existencialista.
Otra corriente importante fue el historicismo, cuyo máximo representante fue W. Dilthey. Reaccionó contra el idealismo racionalista, defendiendo que la vida no puede ser comprendida de manera racional, sino histórico-biográfica, no biológica. La vida escapa a toda conceptualización racional. El mundo del espíritu no puede comprenderse a través de las categorías lógicas de la filosofía racional y la ciencia. Dilthey estableció una distinción entre las ciencias de la naturaleza, que estudian hechos necesarios y regulares, y las ciencias del espíritu, que estudian hechos culturales, fenómenos que deben comprenderse e interpretarse.
En definitiva, en la segunda mitad del siglo XIX se enfrentan dos estilos de pensamiento: filosofías racionalistas (en especial, el positivismo), continuadoras del optimismo racionalista ilustrado y defensoras del progreso y avance científico-técnico, y corrientes que cuestionan ese optimismo, como el vitalismo, con Nietzsche como máximo representante. Por otro lado, está la filosofía práctica, centrada en el análisis de la realidad socioeconómica, destacando el materialismo histórico de Marx.