Consolidación del Estado Liberal: Bienio Progresista y Transformaciones en Castilla-La Mancha

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La Construcción del Estado Liberal: El Bienio Progresista

En 1854, O'Donell dirigió el pronunciamiento de Vicálvaro, aunque sin resultados inmediatos. Más tarde, fundó la Unión Liberal, un partido de centro que buscaba unir a los moderados más liberales y a los progresistas más conservadores. La reina se vio obligada a nombrar primer ministro al progresista Espartero, quien gobernó en coalición con la Unión Liberal. Así comenzó el Bienio Progresista, caracterizado por:

  • El desmantelamiento del Antiguo Régimen.
  • La anulación de leyes anteriores, como la Constitución de 1845, y la elaboración de la Constitución de 1856, que no llegó a entrar en vigor.
  • La Ley de Ferrocarriles, que impulsó la construcción de una importante red ferroviaria.
  • La creación de un nuevo sistema financiero.
  • La desamortización civil de Madoz.

En 1856, un golpe de estado puso fin al Bienio Progresista. Los moderados estaban descontentos y los unionistas se oponían al protagonismo de los demócratas. Además, la inestabilidad social atemorizó a la burguesía, que prefería una vuelta al orden. O'Donell lideró el pronunciamiento que acabó con el Bienio. Durante estos años, hubo una alternancia en el poder entre moderados y unionistas. Se restableció la Constitución de 1845.

El gobierno se alternó entre Narváez y O'Donell, y hubo intentos de insurrección por parte de los progresistas. En política exterior, se realizó una intervención militar en el norte de África para defender las plazas españolas de los ataques marroquíes y para ganar prestigio, aunque los resultados fueron limitados. Se implementó una política conservadora y autoritaria, lo que provocó contactos entre la oposición para derribar al régimen (Pacto de Ostende en 1866). El objetivo era acabar con la monarquía de Isabel II. A esto se sumó una crisis financiera y de subsistencias, que aumentaron el descontento de la población hacia Isabel II, quien finalmente fue destronada.

Castilla-La Mancha

A pesar de la lejanía de los principales escenarios de la guerra carlista, en Castilla-La Mancha hubo grupos guerrilleros carlistas en las serranías de Cuenca, Sierra Morena y Montes de Toledo. En Talavera se proclamó al pretendiente Don Carlos. El general Miguel Gómez fue derrotado en la batalla de Villarobledo, y la actividad carlista finalizó con el Convenio de Vergara. Con el establecimiento del estado liberal, se llevó a cabo una reforma provincial por Javier de Burgos, surgiendo Castilla-La Nueva y creándose audiencias territoriales. El territorio castellano-manchego también se vio afectado por los procesos de desamortización de Mendizábal y Madoz. En la política, los cargos se obtenían a través de pronunciamientos y revoluciones.

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