Consolidación del Estado Argentino: Presidencias Fundacionales y Conflictos

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Las bases del nuevo estado

A partir de 1862 se estableció oficialmente la unidad política de nuestro país. Reincorporando el estado de Buenos Aires al resto de las provincias, Las Provincias Unidas del Río de la Plata, fue por primera vez una realidad.

Las tres primeras presidencias nacionales, las de Bartolomé Mitre (1862-1868), Domingo Faustino Sarmiento (1868-1874) y Nicolás Avellaneda (1874-1880), solo a fines del 80 resolvieron dos temas fundamentales: la cuestión de la capital y el problema del indio. Recién entonces el proyecto de desarrollo hacia fuera pudo concretarse totalmente.

Los actores más destacados de este periodo son los siguientes:

  • Se pusieron en marcha las instituciones básicas del Estado Nacional.
  • Se sentaron las bases del poder nacional.
  • Comenzaron a ponerse en marcha algunos de los puntos centrales del proyecto agro exportador: el fomento de la inmigración y el desarrollo de la red ferroviaria.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación comenzó a funcionar en octubre de 1863. Simultáneamente entraron en funcionamiento los tribunales inferiores y se hallaban en funcionamiento los tres poderes.

Un ejército al servicio de una política

Desde 1862 en adelante se crearon las bases del nuevo poder. Un factor fundamental fue la organización de un ejército nacional. Posteriormente se fueron dictando normas sobre reclutamiento, estructura jerárquica y reglamento interno. Mitre y Sarmiento ejercieron la comandancia de las fuerzas armadas, de acuerdo a lo establecido por la Constitución Nacional. Bajo su conducción, las tropas contribuyeron a modificar la situación política interna. En 1869 se creó el Colegio Militar, con lo cual se inició la formación de un cuerpo de oficiales de carrera. En 1872 se estableció un sistema de reclutamiento parecido a la conscripción obligatoria.

Un tema pendiente, la capital federal

Después de la batalla de Cepeda, Buenos Aires debió abandonar sus pretensiones hegemónicas y quedó reducida a la condición de una provincia más. Durante la presidencia de Bernardino Rivadavia se aprobó una ley que reconocía a Buenos Aires como la capital federal, esto provocó la división de provincias autónomas que delegaban en Buenos Aires solo para las relaciones exteriores. También los constituyentes de 1853 dispusieron que Buenos Aires fuera la capital de la Confederación, lo que no pudieron poner en práctica por encontrarse separada del resto del país. Al reincorporarse a la Nación, la Provincia de Buenos Aires se opuso a ceder su capital y el problema quedó pendiente de solución.

La vida política

Desde la presidencia de Mitre hasta 1880 la vida política se desarrolló fundamentalmente en Buenos Aires. Fue en esta provincia donde se formaron los grupos políticos de influencia nacional. Después de Caseros el grupo dirigente de Buenos Aires era liberal. Entre los liberales y rosistas existían muchas semejanzas. Todos defendían la posición de Buenos Aires, eran partidarios del librecambio y no criticaban al latifundio ganadero. La diferencia fundamental era que los liberales eran regresados del exilio y no estaban dispuestos a compartir el gobierno con quienes los habían echado. Los rosistas eran más conservadores.

La división de los liberales, mitristas y alsinistas

Dentro de los liberales existían dos tendencias, nacionalistas (mitristas) y los autonomistas (alsinistas). También fueron llamados los alsinistas (crudos) y los mitristas (cocidos). Una vez en la presidencia Mitre no pudo vencer la resistencia autonomista y el problema de la capital quedó sin resolver. El problema más importante que separaba a ambos grupos era que Mitre y sus seguidores eran partidarios de la federalización (Buenos Aires como distrito federal) y Alsina y su grupo se oponían a que la provincia perdiera su capital.

La política en esa época

La política se caracterizaba por la violencia, el fraude y la escasa participación popular. Los comicios eran verdaderas batallas campales en donde los caudillos decidían la ocupación de cargos. Los matones al servicio de los políticos exigían a la población modesta a votar sus candidatos. Se crearon clubes que se organizaban alrededor de un caudillo. Estos clubes no tenían afiliados y su funcionamiento se limitaba a la época de elecciones. Todos practicaban la demagogia (apoyo de los sectores más modestos de la población). También contaban con funcionarios administrativos y a jueces de paz.

Dos clubes políticos con inquietudes y propuestas

El club Igualdad fue una división del autonomismo bonaerense que reclamaba el respeto de la vida democrática y la defensa de los derechos electorales. El club 25 de Mayo fue una continuación del anterior. Estos también se opusieron a la federalización de Buenos Aires y reclamaron el respeto a la autonomía de la provincia. Este club estaba a cargo de Manuel Quintana, futuro presidente y abogado al servicio de firmas inglesas.

Los primeros socialistas

La corriente más importante fue el socialismo, que se dividió en dos grupos: los anarquistas y los marxistas.

La presidencia de Mitre

Después de Pavón, Mitre quedó encargado del poder nacional. Rápidamente tomó el poder por los liberales en varias provincias, asegurando gobiernos adictos a su conducción. Esta política originó reacciones populares que se vieron en los últimos caudillos.

La guerra con el Paraguay

Este conflicto se inició en 1865 y concluyó 5 años después cuando se firmó el protocolo de paz. Las causas de esta larga guerra se remontan en algunos aspectos a la época colonial.

En 1863 Flores invadió su país desde la Argentina, contando con el apoyo de Mitre y el gobierno del Brasil. López se ubicó como aliado del partido Blanco. Luego le declaró la guerra a nuestro país cuando el gobierno de Mitre le negó el permiso para atravesar Misiones. En mayo Argentina, Brasil y Uruguay firmaron el tratado de la Triple Alianza, un acuerdo ofensivo contra el Paraguay. La guerra fue sumamente cruel y se libraron algunos de los más duros combates registrados en Sudamérica. La resistencia paraguaya fue heroica, recién finalizó con la muerte del presidente paraguayo. Los resultados fueron terribles: su población disminuyó, su economía quedó destrozada y sufrió considerables pérdidas territoriales. En Brasil lo sucedido generó descontento. En la Argentina hubo grandes resistencias al reclutamiento.

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