Consentimiento Informado y Autonomía del Paciente: Aspectos Éticos y Legales

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El Consentimiento Informado y la Autonomía del Paciente

El consentimiento informado se fundamenta en la autonomía de los pacientes, es decir, en el respeto a su autogobierno y autodeterminación. Ligado al modelo de beneficencia, este principio establece que el enfermo es el único que puede decidir qué es bueno para él. Por ello, el médico debe colaborar con el paciente para buscar una solución óptima por medio de la deliberación. El paciente no puede ejercer su autonomía sin la información amplia y correcta por parte del médico. Este proceso de decisión o deliberación es, precisamente, el consentimiento informado.

El consentimiento informado implica la explicación a un paciente plenamente competente de la naturaleza de su enfermedad, así como el balance de los efectos de la misma, los riesgos y beneficios de los procedimientos terapéuticos o diagnósticos recomendados, para a continuación solicitarle su aprobación para ser sometido a tales procesos.

La presentación de la información ha de ser comprensible y no sesgada, y la cooperación del paciente se debe conseguir sin coacción. Cualquier acción que se desarrolle sin el consentimiento del paciente es una agresión, aunque sea beneficiosa y técnicamente perfecta.

Excepciones al Consentimiento Informado

El consentimiento informado solo tiene tres excepciones:

  • Los menores de edad.
  • Los pacientes incapacitados.
  • Las urgencias médicas.
  • El privilegio terapéutico, que consiste en reservarse información para no producir un mal mayor.

La Capacidad de Decidir del Paciente

La capacidad de decidir se refiere a la competencia o aptitud del paciente para comprender la situación en la que se encuentra, los valores que están en juego y los cursos de acción posibles, así como sus consecuencias, para posteriormente poder tomar, expresar y defender una decisión que sea coherente con estos valores.

Por definición, todo individuo es capaz y solo se le puede considerar incapaz después de una evaluación al respecto. Establecer la incompetencia de un paciente es afirmar que, en el momento actual, no puede ejercer su autonomía moral ni su derecho al autogobierno, y en su lugar son otras personas las que deciden por él. La incapacidad no exime al sanitario de realizar un consentimiento informado, pero serán los familiares o representantes legales los destinatarios de dicho proceso.

El principio ético por el cual se valora la competencia del paciente es la no maleficencia, es decir, evitar acciones que puedan dañarle. La obligación de la beneficencia incluye, en la medida de lo posible, que el paciente colabore en la decisión y poner los medios para que su situación de incapacidad revierta.

Evaluación de la Capacidad

¿Cómo evaluar la capacidad? La evaluación consiste en valorar las habilidades psicológicas que consisten en:

  • Entender las opciones que se plantean y las consecuencias de cada opción.
  • Comprender la situación médica, las alternativas, el riesgo y el beneficio.
  • Poder tomar una decisión, la cual debe ser estable en el tiempo y coherente con el sistema de valores.
  • Comunicar libremente su decisión a un profesional sanitario.

No es necesaria la máxima capacidad para asentir, pero sí es necesario un 100% de capacidad ante una negativa a lo más normal o adecuado. La capacidad es móvil dependiendo de las decisiones: las más graves requieren de mayor capacidad y las menos graves, de menor capacidad.

La evaluación de la incapacidad ha de ser realizada por todo el equipo sanitario, y la responsabilidad recae en el médico que trata al paciente. Además, se puede solicitar ayuda a los especialistas psiquiatras.

El hecho de que el paciente tome una decisión arriesgada no implica que sea incapaz, así como que el paciente tome una decisión sensata no es signo de capacidad.

La Madurez de los Menores y su Capacidad de Decisión

La madurez legal se logra a los 18 años, pero la madurez moral que atañe a la capacidad de deliberar, de juzgar y de razonar no ha de coincidir con esa edad. De esto surge la doctrina del menor maduro, en la cual un menor puede dar su consentimiento para recibir asistencia médica, y dicha asistencia puede verse comprometida por el hecho de informar a sus padres.

En el derecho español, se establecen los siguientes hitos en relación con la capacidad de decisión de los menores:

  • A los 12 años, el niño posee el derecho a ser oído.
  • A los 13 años, puede consentir relaciones sexuales sin que constituyan un delito.
  • A los 14 años, puede contraer matrimonio con permiso judicial.
  • A los 16 años, puede tomar decisiones sanitarias.
  • A los 18 años, se alcanza la mayoría de edad legal y penal.

Ética de la Reproducción y Derechos Reproductivos

La reproducción se debe interpretar como una capacidad, es decir, una autonomía. Además, no se deben juzgar las razones por las que se quiere tener un hijo. La reproducción es una libertad amparada en un derecho positivo. Existe un derecho positivo a recibir ayuda para desarrollar las capacidades cuando así se requiere (reproducción asistida). En este, como en todos los casos, se ha de hacer un balance entre riesgo y beneficio que exige una cuidadosa evaluación del caso.

Limitación del Esfuerzo Terapéutico (LET)

La técnica de Limitación del Esfuerzo Terapéutico (LET) se plantea en la unidad de cuidados intensivos y paliativos ante la enfermedad terminal. Se puede plantear retirando medidas, no hospitalizando o limitando medidas. Cuando los soportes vitales solo pueden alargar la vida del paciente pero no mejorarla, se le traslada de la UCI a cuidados paliativos. El dolor es tratable y está localizado, pero el sufrimiento es un estado psicógeno de amenaza e impotencia ante el final de la vida y no es tratable con fármacos, aunque sí se puede tratar empatizando con el paciente, escuchando sus miedos, etc.

Se diferencia de la eutanasia en que no se acorta la vida del paciente, sino que está a favor del beneficio de la vida del paciente. Tampoco es rechazo al tratamiento, ya que el rechazo al tratamiento aparece en cualquier enfermedad y viene del paciente, no del médico.

La LET no puede suponer una responsabilidad ante la muerte de los pacientes porque, finalmente, la causante de la muerte es la enfermedad.

Recomendaciones para la Aplicación de la LET

Los modos de afrontar las dificultades de la LET pasan por:

  • Tener claros el diagnóstico, el pronóstico y el tratamiento.
  • Dar cuenta y apoyar siempre a la familia y al paciente.
  • La decisión debe ser pactada por la familia y acordada por todos los profesionales.

Lo que convierte a la LET en un problema moral es que trata uno de los valores que se ha de proteger siempre, que es la vida, en contraposición con otros valores como el bienestar y la calidad de vida, o los recursos económicos que resultan desproporcionados respecto al beneficio.

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