Consejos para padres primerizos: Cuidado del recién nacido

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Consejos para padres primerizos: Cuidado del recién nacido

Ha sobrevivido a los nueve meses de embarazo. Ha superado los nervios del parto y del nacimiento de su primer bebé, y ahora está lista para volver a casa e iniciar su nueva vida con el recién nacido. Pero, una vez en casa, le invade la incertidumbre y, dominada por los nervios, ¡se da cuenta de que no tiene ni idea de lo que tiene que hacer! Repasar las siguientes recomendaciones puede ayudar a los padres primerizos a sentirse seguros sobre el tipo de cuidados que requiere un recién nacido en un abrir y cerrar de ojos.

Pedir ayuda después del parto

Considere la posibilidad de pedir a amigos y familiares que le echen una mano durante las primeras semanas de vida del bebé, que pueden ser bastante caóticas y agobiantes. Mientras esté en el hospital, saque partido de la experiencia de las personas que tenga a su alrededor. Muchos hospitales disponen de especialistas en alimentación y lactancia neonatal que pueden ayudarle a empezar a amamantar o darle el biberón al bebé. Las enfermeras también son una excelente fuente de información; pueden mostrarle cómo sostener, transportar, hacer eructar, cambiar los pañales y cuidar al bebé.

Una vez en casa, tal vez le interese contratar a una niñera que tenga experiencia en bebés o bien a alguna joven responsable de su vecindario que se ofrezca a hacer de canguro, para que le ayude durante esta etapa. Su médico o el hospital donde haya dado a luz pueden ser buenas fuentes de información para contactar con profesionales que ayudan a cuidar de recién nacidos en casa, hasta es posible que le faciliten alguna referencia sobre servicios sanitarios domésticos. Sus familiares y amigos también pueden ser de gran ayuda. Probablemente estarán deseosos de ayudarla y, aunque usted puede discrepar de ellos en ciertas cosas, no subestime su experiencia. De todos modos, si no se siente con ganas o con fuerzas para recibir visitas o tiene otras preocupaciones, no se culpabilice por establecer algunas limitaciones en el tema de las visitas.

Manipular al recién nacido

Si usted no se ha relacionado mucho con recién nacidos, es posible que le intimide su fragilidad. He aquí algunas normas básicas a tener en cuenta:

  • Lávese las manos (o utilice un antiséptico para manos) antes de manipular al recién nacido. Los recién nacidos todavía no han desarrollado un sistema inmunitario resistente, de modo que son muy vulnerables a las infecciones. Asegúrese también de que todo el mundo que manipula al bebé se ha lavado antes las manos.
  • Tenga cuidado en sostener la cabeza y el cuello del bebé. Cuando coja al bebé en brazos, asegúrese de sujetarle bien la cabeza y el cuello, y haga lo mismo cuando lo transporte en posición erguida y cuando lo deje sobre una superficie horizontal.
  • Tenga cuidado en no zarandear nunca al recién nacido, sea jugando o en un momento de frustración. Zarandear enérgicamente a un bebé puede provocarle una hemorragia cerebral e incluso la muerte. Si necesita despertar al bebé, no lo sacuda, en lugar de ello, hágale cosquillas en los pies o sóplele en una mejilla con suavidad.
  • Asegúrese de que el bebé está bien sujeto cuando lo lleve en el portabebés, el cochecito o la silla de seguridad para el coche. Limite cualquier actividad que sea demasiado brusca o que haga saltar al bebé.
  • Recuerde que el recién nacido todavía no está preparado para jugar "a lo bruto", como hacerle el "arre arre caballito" o lanzarlo por los aires.

Técnicas que favorecen la formación del vínculo con el bebé y que lo tranquilizan

La formación del vínculo, probablemente uno de los aspectos más placenteros del cuidado de un bebé, ocurre durante el período sensible comprendido por las primeras horas y los primeros días posteriores al nacimiento, durante el cual los padres establecen una profunda conexión con el pequeño. El contacto físico entre los padres y el bebé favorece esa conexión emocional.

En los bebés, el apego favorece el desarrollo emocional y este, a su vez, repercute sobre el desarrollo en otros ámbitos, como el crecimiento físico. Otra forma de concebir la formación del vínculo es como una especie de "enamoramiento" de los padres para con el bebé. Los niños que tienen un padre u otro adulto que los quiere de forma incondicional tienen muchas probabilidades de desarrollarse plenamente.

Empiece a establecer ese vínculo con su bebé colocándoselo en el regazo y acariciándolo suavemente de distintas formas. Tanto usted como su pareja pueden aprovechar la oportunidad para establecer contacto "piel a piel" con el recién nacido mientras lo acunan o lo alimentan.

Los bebés, sobre todo los prematuros y los que tienen problemas médicos, pueden responder positivamente al masaje infantil y, especialmente, al masaje para bebés. Determinados tipos de masajes pueden contribuir a la formación del vínculo entre padres e hijos, al tiempo que favorecen el crecimiento y desarrollo del bebé. Hay muchos libros y videos que tratan sobre el masaje infantil y el masaje para bebés (pida al pediatra de su hijo que le recomiende algunos). De todos modos, tenga cuidado: los bebés no son tan resistentes como los adultos, de modo que deberá proceder con mucha suavidad y delicadeza.

Por lo general, a los bebés les encanta escuchar sonidos vocales, como que les hablen, balbuceen, canten o arrullen. Probablemente a su bebé también le gustará escuchar música. Los sonajeros y los móviles musicales son otra forma de estimular la audición de los lactantes. Si su bebé parece nervioso o inquieto, pruebe a cantarle nanas y canciones infantiles, a recitarle poemas o a leer en voz alta mientras lo mece suavemente en brazos o en una mecedora.

Algunos bebés son excepcionalmente sensibles al tacto, la luz o los sonidos, y pueden sobresaltarse y llorar con facilidad, dormir menos de lo habitual y/o girar la cara hacia otro lado cuando les hablan o les cantan. Por eso conviene controlar los niveles de ruido y de luz.

Fajar al bebe, es decir, envolver el cuerpo del bebé en una sábana o mantita, es una técnica que da buenos resultados con algunos bebés durante las primeras semanas de vida. Al permitir tranquilizar al recién nacido, es una técnica que todo padre primerizo debería aprender. Al hacer un fajado, los brazos del bebé quedan pegados al tronco y las piernas bien sujetas. Así, no solo se consigue que el pequeño esté bien calentito, sino que además la presión que ejerce la mantita sobre su cuerpo parece ayudar a la mayoría de recién nacidos a sentirse seguros y cómodos. El fajado también ayuda a limitar el reflejo de Moro (o de sobresalto), que a menudo despierta a los bebés.

He aquí cómo se hace un arrullo:

  • Extienda la mantita y doble hacia adentro una pequeña porción de una esquina.
  • Acueste al bebé boca arriba sobre la mantita, de modo que la cabeza quede más arriba del pliegue.
  • Envuelva el cuerpo del bebé con la esquina izquierda de la mantita y asegure el extremo de la mantita bajo la espalda del pequeño, pasándosela por la axila derecha.
  • Pliegue la esquina inferior de la mantita hacia arriba sobre los pies del bebé, doblando parte del tejido hacia abajo en el caso de que se acerque a la cara del bebé.
  • Pliegue la esquina derecha de la mantita sobre el cuerpo del bebé y asegure el extremo de la misma bajo la espalda del pequeño, dejándole solamente la cabeza y el cuello al descubierto.

Pañales: lo que debe y no debe hacer

Probablemente, antes de llevar al bebé a casa, usted ya habrá decidido si va a usar pañales desechables o de tela. Independientemente del tipo de pañales que utilice, tendrá que cambiárselos al bebé aproximadamente 10 veces al día, o 70 veces a la semana.

Antes de cambiar el pañal al bebé, asegúrese de que tiene a mano todo lo que necesita para no tener que dejar al pequeño solo en el cambiador. Necesitará:

  • Un pañal limpio
  • Imperdibles de seguridad (si usa pañales de tela)
  • Pomada o crema especial para sus partes íntimas, si el bebé tiene dermatitis del pañal
  • Una jofaina con agua tibia
  • Una toallita o manopla limpia, paños desechables o bolitas de algodón

Después de cada deposición o si el bebé ha mojado el pañal, acuéstelo boca arriba y quítele el pañal sucio. Use el agua, las bolitas de algodón y la toallita o bien los paños desechables para limpiar con suavidad la zona genital y anal del bebé. Si se trata de un niño, tenga cuidado al quitarle el pañal, pues el contacto con el aire podría hacerle orinar. Si se trata de una niña, límpiele las partes íntimas de delante hacia atrás para evitar posibles infecciones del aparato urinario. Para prevenir o tratar la dermatitis del pañal, aplíquele pomada o crema en el área afectada. No se olvide nunca de lavarse las manos después de cada cambio de pañales.

La dermatitis del pañal es bastante habitual. Generalmente se trata de una erupción de granitos rojos que suele desaparecer al cabo de pocos días con baños calientes, un poco de pomada o crema y dejando al bebé sin pañales durante cierto tiempo. La mayoría de estas erupciones ocurren porque la piel del bebé es muy sensible y se irrita al entrar en contacto con el pañal húmedo o manchado de heces.

Para prevenir o curar la dermatitis del pañal, siga estos consejos:

  • Cambie los pañales al bebé con frecuencia y lo antes posible después de las deposiciones.
  • Después de limpiar el área afectada con agua y jabón suave o con un paño desechable, aplíquele una crema o pomada "de barrera". Las que contienen óxido de zinc son preferibles porque forman una barrera contra la humedad.
  • Si usa pañales de tela, lávelos con un detergente que no contenga colorantes ni perfume.
  • Deje al bebé sin pañales durante parte del día para que se le airee la piel.

Si la dermatitis del pañal persiste durante más de tres días, llame al pediatra; podría estar provocada por una infección fúngica que debe tratarse con un medicamento específico.

El aseo: aspectos fundamentales

Debería asear al bebé utilizando una esponja pero sin bañarlo hasta que:

  • Se le caiga el cordón umbilical (1 a 4 semanas)
  • Se le cure el prepucio, en el caso de que sea varón y se lo hayan extirpado quirúrgicamente (1 a 2 semanas)
  • Tenga el ombligo completamente curado (1 a 4 semanas)

Durante el primer año, basta con bañar al bebé dos o tres veces a la semana. Si lo baña más a menudo, se le podría resecar la piel.

Antes de bañar al bebé, compruebe que tiene a mano lo siguiente:

  • Una manopla o toallita suave y limpia
  • Jabón y champú para bebés que sean suaves y no perfumados
  • Un cepillo suave para estimular el cuero cabelludo del bebé
  • Toallas o mantitas
  • Una bañerita para bebés llena de agua tibia -¡no caliente! (compruebe la temperatura del agua con la cara interna del codo o la muñeca). Una bañerita para bebés es una bañera pequeña de plástico que se puede colocar dentro de las bañeras ordinarias y que, al adaptarse mejor al cuerpo del bebé, facilita el baño.
  • Un pañal limpio
  • Ropa limpia

Aseo con esponja. Para asear al bebé cuando todavía no pueda bañarlo, escoja una habitación caldeada y una superficie plana, como el cambiador, el suelo o el poyo de la cocina. Desnude el bebé. Empiece limpiándole los ojos con una toallita humedecida solo en agua; comience por un ojo y avance desde la comisura interior hacia el exterior. Utilice una esquina limpia de la toallita para limpiarle el otro ojo. Luego límpiele la nariz y las orejas. Seguidamente, aclare la toallita y vuélvala a mojar, está vez en agua con un poco de jabón; lávele la cara con suavidad y después acláresela y séquese a toquecitos.

A continuación, haga un poco de espuma vertiendo champú especial para bebés en la jofaina, enjabónele suavemente la cabeza y luego acláresela. Utilizando una toallita mojada y jabón, lávele el resto del cuerpo con delicadeza, prestando especial atención a los pliegues que se forman en las axilas, detrás de las orejas, el cuello y la zona genital. Después de asearlo, asegúrese de secarlo bien antes de ponerle un pañal limpio y vestirlo.

Baño en la bañerita. Cuando el bebé esté preparado para bañarse, los primeros baños deberían ser suaves y breves. Si el bebé parece muy alterado o nervioso, vuelva a asearlo con una esponja fuera de la bañerita durante una o dos semanas antes de intentar bañarlo de nuevo.

Tras caldear la habitación, desnude al bebé y luego introdúzcalo en el agua inmediatamente para que no se enfríe. Asegúrese de que no hay más de 7 centímetros (entre 2 y 3 pulgadas) de agua en la bañerita y que el grifo no está abierto. Sujétele la cabeza con una mano e introdúzcalo en la bañerita con la otra, empezando por los pies. Háblele suavemente mientras le va bajando lentamente el resto del cuerpo hasta que le cubra hasta el pecho.

Utilice una manopla o toallita para lavarle la cara y el pelo. Con las yemas de los dedos o un cepillito suave para el pelo especial para bebés, masajéele el cuero cabelludo, incluyendo el área que recubre las fontanelas en la parte superior de la cabeza. Cuando le aclare el jabón o champú, ahueque la mano sobre la frente del bebé para evitar que le entre jabón en los ojos. Lávele el resto del cuerpo con agua y un poco de jabón, procediendo siempre con delicadeza.

Durante el baño, vaya vertiendo agua sobre el cuerpo del bebé para que no se enfríe. Después del baño, envuélvalo inmediatamente en una toalla o albornoz, asegurándose de cubrirle la cabeza. Las toallitas o albornoces especiales para bebés, provistos de capucha, van muy bien para mantener calentito al bebé después del baño.

No deje nunca a un bebé solo en la bañerita. Si necesita salir del lavabo, envuelva al pequeño en una toalla y lléveselo con usted.

El cuidado del prepucio y del cordón umbilical

Inmediatamente después de la extirpación del prepucio, generalmente el glande (la punta del pene) del bebé se cubre con una gasa impregnada de vaselina para evitar que el pañal se adhiera a la herida. Cuando cambie el pañal al bebé, límpiele suavemente el glande con agua tibia y luego aplíquele vaselina. El enrojecimiento o irritación del pene debería remitir al cabo de pocos días, pero si el enrojecimiento o la inflamación aumentan y/o se forman vesículas llenas de pus en el pene, podría haberse infectado la herida y usted debería llamar inmediatamente al pediatra.

El cuidado del cordón umbilical del recién nacido también es importante. Algunos pediatras recomiendan desinfectar el área con alcohol en cada cambio de pañales hasta que el cordón umbilical se seque y se desprenda, generalmente al cabo de entre 10 días y tres semanas, pero otros recomiendan no tocar el ombligo del recién nacido y dejar que se cure solo. Hable con el pediatra de su hijo para que le aconseje al respecto.

El área del ombligo no se debería sumergir en agua hasta que se desprenda el cordón umbilical y el ombligo esté completamente curado. Antes de desprenderse, el cordón umbilical cambiará de color, de amarillo a marrón o negro. Es algo normal. Consulte al pediatra si el área umbilical se enrojece, empieza a oler mal y/o supura.

Alimentar y hacer eructar al bebé

Independientemente de que decida darle el pecho o el biberón al bebé, probablemente le sorprenderá lo a menudo que necesita alimentarse un recién nacido. Por lo general, se recomienda alimentar a los bebés cuando parezca que tienen hambre, lo que se conoce como "alimentación a demanda". Su bebé le indicará que tiene hambre llorando, llevándose los dedos a la boca o emitiendo los sonidos que se producen al succionar.

Un recién nacido necesita alimentarse cada 2 o 3 horas. Si usted ha optado por la lactancia materna, deje que el bebé mame de cada pecho durante unos 10 a 15 minutos. Si ha optado por la lactancia artificial, lo más probable es que su bebé ingiera entre 60 y 90 mililitros (de 2 a 3 onzas) de leche infantil en cada toma.

A algunos recién nacidos es necesario despertarlos cada pocas horas para tener la seguridad de que comen lo suficiente. Llame al pediatra si necesita despertar a su bebé a menudo o si este no parece mostrar ningún interés por el pecho o por el biberón.

Si ha optado por el biberón, le resultará más fácil saber si su bebé está comiendo lo suficiente pero, si le da el pecho, la cosa puede ser más complicada. No obstante, si el bebé parece satisfecho, moja aproximadamente seis pañales y defeca varias veces cada día, duerme bien y está ganando peso con normalidad, lo más probable es que esté comiendo lo suficiente.

Otra forma adecuada de saber si su hijo toma suficiente leche es notar los pechos llenos antes de las tomas y bastante menos llenos al finalizarlas. Hable con el pediatra si tiene alguna duda sobre la pauta de crecimiento o de alimentación de su bebé.

Los bebés a menudo tragan aire durante las tomas, lo que puede provocarles malestar e inquietud. Puede evitarlo haciendo eructar al bebé frecuentemente. Si le da el biberón, ayúdele a eructar cada vez que tome entre 60 y 90 mililitros (de 2 a 3 onzas) de leche o, si lo amamanta, cada vez que cambie de pecho.

Si su bebé tiende a tener gases, padece reflujo gastroesofágico o parece inquieto durante las tomas, pruebe a hacerle eructar cada 30 mililitros (o cada onza) en caso de que le dé el biberón, o cada cinco minutos si le da el pecho.

Para hacer eructar al bebé puede seguir cualquiera de los siguientes procedimientos:

  • Coloque al bebé en posición erguida con la cabeza sobre su hombro. Sujétele la cabeza y la espalda con una mano mientras le da palmaditas suaves en la espalda con la otra mano.
  • Siéntese al bebé en el regazo. Sujétele el pecho y la cabeza ahuecando la palma de una mano sobre su barbilla y apoyando la muñeca sobre el pecho del bebé (tenga en cuenta que debe rodear con la mano la barbilla del bebé, nunca la garganta). Utilice la otra mano para darle suaves palmaditas en la espalda.
  • Acueste al bebé boca abajo sobre su regazo. Sujétele la cabeza, asegurándose de que está más alta que el pecho, y dele palmaditas o frótele suavemente la espalda.

Si el bebé no eructa al cabo de pocos minutos, cámbielo de postura y trate de hacerle eructar durante unos minutos más antes de reanudar la toma. Ayude a eructar al bebé después de cada toma y manténgalo en posición erguida durante por lo menos 10 a 15 minutos para evitar que regurgite leche.

El sueño: aspectos fundamentales

En calidad de padre primerizo, es posible que le sorprenda oír que su bebé, que parece necesitarle todos y cada uno de los minutos del día, de hecho, ¡se pasa aproximadamente 16 horas o más durmiendo al día! Por lo general, los recién nacidos duermen durante períodos de 2 a 4 horas. No espere que su recién nacido duerma toda la noche de un tirón; su sistema digestivo es tan pequeño que debe alimentarse frecuentemente y es posible que necesite que lo despierten si lleva cuatro horas sin comer (o más a menudo si al pediatra le preocupa la ganancia de peso del pequeño).

¿A partir de cuándo puede esperar que su bebé duerma toda la noche de un tirón? Muchos bebés duermen durante toda la noche (entre 6 y 8 horas seguidas) a los 3 meses de edad, pero si el suyo no lo hace, no se preocupe. Al igual que los adultos, los bebés deben desarrollar sus propios patrones y ciclos de sueño, o sea que, si su bebé está ganando peso con normalidad y parece sano, no se desespere porque a los tres meses todavía no duerme toda la noche de un tirón.

Es importante que acueste al bebé boca arriba para dormir a fin de reducir el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL). Asimismo, retire cualquier objeto blando y/o almohadillado de la cuna del bebé, incluyendo colchas, edredones, peluches, cojines y almohadas para que no pueda engancharse ni asfixiarse con ellos. Al acostar al bebé por la noche, asegúrese de alternar la posición de su cabeza, apoyándola sobre el lado derecho y después sobre el izquierdo en noches consecutivas para que no se le aplane un lado de la cabeza.

Muchos recién nacidos tienen los días y las noches intercambiados. Tienden a estar más despiertos y alerta por la noche y más amodorrados durante el día. Una forma de ayudarles es mantener el nivel de estimulación al mínimo durante la noche. Apague las luces o utilice una iluminación muy suave, como las que proporcionan las lamparitas de noche. Reserve los juegos y las conversaciones con el bebé para las horas del día. Cuando el bebé se despierte por el día, intente mantenerlo despierto durante más tiempo hablándole y jugando con él.

Aunque es posible que ahora le imponga bastante manipular a su recién nacido, dentro de pocas semanas usted habrá establecido su propia rutina ¡y se habrá convertido en todo un experto en el cuidado de bebés! Si tiene preguntas o hay algo que le preocupa, consulte al pediatra de su hijo y pídale que le recomiende centros de su localidad donde podrán asesorarle y ayudarles a usted y a su bebé a crecer juntos.

Pecho o biberón: ¿Qué es mejor para el bebé?

Cómo alimentar a su recién nacido es la primera decisión nutricional que usted tomará por su hijo(a). Preste atención a los siguientes datos sobre la alimentación con leche materna o con biberón para que pueda tomar una decisión informada.

La Academia Americana de Pediatría (The American Academy of Pediatrics (AAP)) y otros grupos profesionales a cargo del cuidado de los recién nacidos son partidarios de la leche materna como la mejor opción para su bebé. Específicamente, la AAP recomienda que los bebés se alimenten exclusivamente de leche materna durante los primeros seis meses. Después de la introducción de de alimentos sólidos la alimentación con leche materna debe continuar durante el primer año de vida y más adelante, si así se desea.

La alimentación con leche materna puede que no sea posible o preferible para todas las mujeres. Decidir entre dar el pecho o alimentar con biberón generalmente se basa en comodidad y ritmo de vida; pero alimentar a pecho puede que no sea recomendable para algunas madres o bebés. Si tiene preguntas sobre si debería dar el pecho a su hijo(a) hable con su pediatra.

Recuerde que las necesidades emocionales y nutricionales de su bebé serán satisfechas independientemente de si elige alimentarlo con leche materna o biberón.

Las ventajas de la lactancia

Alimentar a pecho a su bebé tiene muchas ventajas. Quizás lo más importante es saber que la leche materna es el alimento perfecto para el sistema digestivo de un ser humano cuando es un bebé. Contiene las vitaminas y los minerales que un recién nacido necesita y todos sus componentes- lactosa, proteínas (suero y caseína) y grasa- son fácilmente digeridos por el sistema aún nodesarrollado de un recién nacido. Las fórmulas comerciales intentan imitar a la leche materna y se acercan a ello, pero la composición exacta no puede ser duplicada.

Además, la leche materna contiene los anticuerpos que protegen a los bebés de una gran variedad de enfermedades infecciosas, incluyendo la diarrea. Estudios de investigación indican que los bebés que han sido alimentados con leche materna son menos propensos a desarrollar ciertos problemas médicos.

Alimentar a los bebés a pecho beneficia también a las madres. Quema calorías y ayuda a reducir el tamaño del útero, lo cualas ayuda a volver a estár en forma más rápidamente. Alimentar con el pecho también protege a las madres del cáncer de seno y de ovarios.

Algunas madres consideran que alimentar a pecho es mas fácil y mas rápido que utilizar fórmula y biberón; no necesita preparación y no se quedan sin leche a media noche. Además, es más económico. Las madres que alimentan a sus bebés con leche maternal necesiten comer más y puede que necesitan sujetadores y compresas especiales para la lactancia, una bomba de extracción y otro tipo de equipamiento. Estos gastos extras generalmente son menos costosos que el precio de la fórmula.

Alimentar a los bebés a pecho también satisface las necesidades emocionales tanto de las madres como de los bebés - el contacto entre la piel de ambos puede aumentar la conexión emocional y proporcionar un alimento completo puede ayudar a las madres a ganar confianza en su capacidad de cuidar a sus bebés.

Las ventajas de alimentar con fórmula

La fórmula para infantes comercialmente preparada es una alternativa nutritiva a la leche materna. Alimentar con el biberón puede brindar más libertad y flexibilidad a la madre, y ayuda a saber cuánta cantidad el bebé esta recibiendo. Debido a que los bebés digieren la fórmula más despacio que la leche materna, un bebé que esté siendo alimentado con fórmula puede que necesite ser alimentado menos veces que uno que recibe leche materna. Alimentar con fórmula también puede facilitar alimentar al bebé en público y permite que el padre y otros miembros de la familia ayuden a alimentar al bebé, lo cual puede fortalecer los lazos afectivos.

Considerando las limitaciones


Alimentar con el pecho
Con todos los beneficios que aporta alimentar con leche materna ¿Por qué no lo hacen todas las madres?
Alimentar a pecho requiere de un compromiso por parte de la madre. Algunas se sienten limitadas debido a las constante atención que requiere un recién nacido que tenga que ser alimentado. Debido a que la leche materna se digiere con más facilidad, los bebés tienden a alimentarse más a menudo que los que toman fórmula. Esto significa que las madres tendrán que atender a sus bebés con una frecuencia de 2 a 3 horas durante las primeras semanas. Esto puede cansar a las madres, pero no pasará mucho tiempo hasta que los bebés requieran alimentarse con menos frecuencia y duerman más de noche.
Algunas madres primerizas necesitan volver al trabajo o separarse de sus bebés de vez en cuando por otras razones. Algunas de estas madres optan por alimentar a sus bebés con fórmula para que quienes se encarguen de cuidar a sus bebés puedan hacerlo con el biberón. Las madres que deciden seguir alimentando a sus bebés con leche materna pueden utilizar una bomba de succion para extraer leche y depositarla en el biberón de forma que sus bebés puedan recibir los beneficios de la leche materna, incluso cuando la madre no está cerca.
Otros miembros de la familia (los padres en su mayoría) puede que quieran compartir las rutinas fundamentales de cuidar al bebé y participar en su alimentación. Cuando la mamá está alimentando al bebé con el pecho, el padre y los hermanos puede que quieran estar cerca. Ayudar a la madre a que se ponga cómoda o incluso alcanzarle una mantita para ayudar al bebé a eructar cuando la madre lo necesite, los hará formar parte de la experiencia. Una vez que se establece el hábito de alimentar al bebé con leche materna, otros miembros de la familia podrán colaborar dándole al bebé el biberón con la leche materna cuando la madre necesite descansar.
Algunas veces una mujer puede sentirse avergonzada o aprensiva respecto a la lactancia. Estos sentimientos generalmente desaparecen una vez que el procedimiento de la lactancia se lleva a cabo con éxito. Generalmente es útil buscar apoyo y la perspectiva de quienes han tenido la misma experiencia. La mayoría de los hospitales y centros de nacimiento pueden proporcionar instrucciones completas a las madres primerizas sobre técnicas para alimentar al bebé. Su pediatra, enfermero(a) de práctica o su enfermero pueden responder a sus preguntas o ponerla en contacto con un consultor en lactancia o con un grupo de apoyo.
En algunos casos, la salud de la madre puede interferir, con su habilidad de lactar a su bebé. Por ejemplo, las madres que están bajo tratamiento de quimioterapia debido al cáncer y las madres que están infectadas con el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (HIV, el virus que causa el SIDA) no deben dar alimentar a sus hijos con leche materna. Si usted tiene una condición médica y debe tomar medicinas regularmente, o si usted o su bebé se enferman, hable con su doctor sobre si es recomendable dar el pecho a su bebé. Si usted ha dejado de lactar a su bebé temporalmente, es importante continuar extrayendo la leche materna del pecho para mantener su producción.
En algunas situaciones puede que no sea posible alimentar con leche al bebé, por ejemplo, cuando el bebé esta enfermo o cuando es prematuro. Las madres deben hablar con el doctor de sus bebés sobre cómo extraer y guardar la leche. Incluso si el infante no puede alimentarse directamente del pecho, la leche materna puede ser administrada mediante un tubo o un biberón.
Algunas veces las madres que tienen los pezones invertidos pueden tener dificultades, pero con la ayuda de un consultor de lactancia este problema puede remediarse. Del mismo modo, las mujeres que han sido sometidas a cirugía plástica en el pecho pueden dar el pecho a sus bebés con éxito. Asegúrese de hablar con su doctor en caso de tener algún problema.
Evite el usar chupetes o biberones hasta después del primer mes de vida. Darlos a conocer al bebé antes de alimentarlos con pecho está relacionado con la confusión del pezón, en inglés, "nipple confussion, y puede hacer que el bebé deje de querer alimentarse con leche materna.
Alimentando al bebé con fórmula
Del mismo modo que la lactancia tiene sus requisitos específicos, alimentar al bebé con biberón también las tiene. Hacerlo con éxito puede requerir un alto grado de organización, especialmente cuando quiera salir afuera con su bebé. Ademas, el costo considerable de la leche de fórmula puede ser otro factor importante.
Es importante asegurarse que usted tiene suficiente fórmula consigo y que las botellas estén limpias y listas para ser usadas. A continuación mencionamos algunos puntos clave para alimentar al bebé con fórmula:
·Asegúrese de seguir las instrucciones de la etiqueta cuando prepare la fórmula.
·Las botellas que estén fuera del refrigerador durante más de una hora, o los restos de fórmula que el bebé deje en la botella, deben ser desechados.
·Las botellas de fórmula deben guardarse en el refrigerador durante un máximo de 24 horas y deben calentarse con cuidado antes de alimentar al bebé.
·Una botella de fórmula (o de leche materna) no debe calentarse en el microondas. El contenido del biberón puede calentarse de forma desigual y dejar espacios calientes que puede quemar la boca del bebé.
¿Se está alimentando mi bebé lo suficientemente?
Su recién nacido debe de alimentarse de ocho a 12 veces al día durante el primer mes. Al principio, las madres puede que quieran tratar de alimentar al bebé de 10 a 15 minutos en cada pecho y luego variar el tiempo según sea necesario.
Una vez que se haya establecido la cantidad de leche necesaria, la alimentación con el pecho debe realizarse cuando su bebé tenga apetito, lo cual sucede cada 1 a 3 horas. A medida en que los recién nacidos crecen, necesitarán alimentarse con menos frecuencia - algunos cada hora y media, mientras que otros cada 2 ó 3 horas. Los recién nacidos no deben permanecer más de cuatro horas sin ser alimentados.
Llame a su doctor si tiene que despertar a su bebé frecuentemente o si debe de insistirle para que intente chupar la leche materna.
La mayoría de los expertos recomiendan que alimente a su bebé cuando el o ella tenga hambre. A continuación detallamos signos que denotan que el bebé tienen hambre:
·Mover la cabeza de lado a lado
·Abrir la boca
·Sacar la lengua
·Introducir sus manos y muñeca en la boca
·Poner los labios de la misma forma como si fueran a chupar
·Juntar su cuerpo al pecho de la madre
·Mostrar el reflejo de búsqueda o rooting reflex en inglés (cuando un bebé mueve su boca en la dirección de algo que toque su boca o su mejilla)
Tener un horario de alimentación rígido no es necesario, usted y su bebé eventualmente establecerán su patrón de alimentación individual. Los bebés saben (y se lo dejarán saber a sus padres) cuándo tienen hambre o cuándo están satisfechos. Reconozca la señales que utiliza su bebé para comunicar que está satisfecho (chupa el pecho de forma lenta, desinteresada e incluso retirando su cara de el pecho o del biberón) y deje de dar el pecho cuando estos síntomas aparezcan.
A medida que su bebé gane peso, el o ella deben comer mas en cada sesión de alimentos en lugar de comer entre comidas. Existen otras oportunidades donde su bebé tendrá más hambre que de costumbre. Continúe alimentándolo según le apetezca comer. Las mujeres que alimentan a sus bebés a el pecho no deben de preocuparse- la lactancia estimula la producción de leche, y su abastecimiento de leche se ajustará a la necesidad de leche de su bebé.
Las madres primerizas, especialmente las que alimentan a sus bebés con leche materna suelen preocuparse de que sus bebés no están alimentándose lo suficiente. Es importante que los bebés que se alimentan con leche materna visiten a sus doctores de 48 a 72 horas después de que la madre y el bebé dejen el hospital. Durante esta visita, el bebé será pesado y examinado, y la técnica de lactancia de la madre puede ser evaluada. También es una oportunidad para que las madres que alimentan a su bebé a pecho hagan preguntas. Si un bebé alimentado con leche materna se ve bien, el doctor probablemente confirmará una cita para las próximas dos semanas de edad. Los bebés que se alimentan con fórmula generalmente acuden a su chequeo médico cuando tienen de 2 a 4 semanas de edad, salvo que los padres tengan preocupaciones específicas.
Usted puede asegurarse de que su bebé está alimentándose lo suficientemente si él o ella parece satisfecho, si usa de cuatro a seis pañales diarios, si hace sus necesidades de forma regular, duerme bien, está alerta cuando está despierto y está ganando peso. Un bebé que está incomodo, llorando, con apariencia de tener hambre y no parece estar satisfecho después de darle de comer puede que no este alimentándose lo suficiente. Si usted tiene esta preocupación, llame al doctor de su bebé.
Muchos infantes "vomitan" una pequeña cantidad después se comer o mientras eructan, pero un bebé no debe vomitar después de comer. Esto puede ser debido a un exceso de alimentación, pero vomitar después de comer también puede ser un síntoma de alergias, problemas digestivos u otros problemas que requieren atención médica. Si usted está preocupado al ver que su bebé regurgita en exceso, llame al doctor de su bebé.
Aunque su bebé probablemente comience a comer alimentos sólidos entre los 4 a 6 meses, la leche materna o la fórmula continuarán siendo la fuente más importante de nutrición durante el primer año de vida.
Suplementos nutritivos
La leche materna tiene la concentración más alta de vitaminas y hierro de fácil absorción la cual será suficiente una vez que su bebé comience a alimentarse con cereales enriquecidos con hierro a partir de los seis meses de edad. Un bebé sano alimentado por una madre sana no necesita ningún otro complemento vitamínico o nutricional, con la excepción de la vitamina D. La leche materna contiene cierta cantidad de vitamina D, la cual es producida cuando el cuerpo se expone a la luz solar. Sin embargo, la exposición al sol incrementa el riesgo de daño a la piel, así que recomendamos a los padres a exponerse al sol lo menos posible. La AAP recomienda que todos los bebés que se alimentan con leche materna comiencen a recibir complementos de vitamina D durante los primeros 2 meses y continúen hasta que el infante beba suficiente cantidad de fórmula o leche enriquecida con vitamina D (después del primer ano de vida).
La fórmula contiene la combinación adecuada de vitaminas, incluyendo la vitamina D para el bebé, así que los suplementos vitamínicos generalmente no son necesarios. La fórmula enriquecida con hierro se recomienda para los bebés durante su primer año de vida y debe contener aproximadamente 12 miligramos de hierro por litro.
El agua, los jugos y otros alimentos suelen ser innecesarios durante los primeros 6 meses de vida del bebé. La leche materna o la fórmula proporcionan todo lo que un bebé necesita hasta que empiece a comer alimentos sólidos. Hable con su doctor si usted tiene preguntas sobre cómo alimentar a su recién nacido
Métodos para dormir a los niños
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SILVIA GIAO
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15/10/2007.- Un niño bien descansado es un niño más feliz, y ¡unos padres bien descansados no digamos!El sueño es una cuestión que inquieta mucho a los padres, y son muchos los especialistas que han abordado el tema, siendo sus opiniones de lo más dispares.
Por un lado, están los métodos que consideran que los niños tienen que aprender a dormir solos. El estandarte de esta corriente es el libro 'Duérmete Niño' de Eduard Estivill y Sylvia de Béjar. Recomienda establecer una rutina para irse a dormir, y posteriormente el niño debe quedarse sólo en su habitación, incluso aunque llore. En este caso, para entrar a consolarle, el libro establece una tabla de tiempos de espera.
Por otro lado, están los que consideran que no hay que enseñar a dormir a los niños, que "los bebés ya saben dormir desde antes de nacer", tal y como plantea 'Dormir sin lágrimas', de la doctora Rosa Jové. Esta autora considera que no se debe desatender el llanto de un niño. Por lo tanto, recomienda el colecho (dormir con los padres) y lactancia materna a demanda.
Hay un camino intermedio entre estos dos, como por ejemplo el planteado por Jo Frost, la autora del libro "Pregúntale a Supernanny". Aunque el trasfondo es muy similar al del 'método Estivill', propone una técnica de separación progresiva para que el niño vaya aprendiendo a dormirse solo poco a poco.
Una vez planteadas las diferentes posturas, la duda que surge es ¿cuál es el mejor? Vamos a ver primero las principales críticas y problemáticas que puede presentar cada uno, y al final daré mi visión personal sobre el asunto.
1.Duérmete niño La principal crítica que recibe este método es que hay que dejar llorar al niño. Muchos opinan que es ocasionarle un sufrimiento innecesario que puede acarrear problemas posteriores (miedos, inseguridad...) Otra cuestión que plantea dudas es que es un método bastante estricto en su forma de aplicación. Se le tacha de frío en la manera de consolar al niño cuando llora en la cama (no permite tocarle y cogerle, sólo hablarle), aunque en alguna entrevista posterior el autor ha manifestado que cada familia puede adaptarlo.
2.Dormir sin lágrimas No todas las parejas llevan bien lo de dormir con su hijo. La pareja necesita su momento de intimidad, y no me refiero únicamente a las relaciones sexuales (que son muy importantes), sino también a la comunicación en la pareja. Para muchas parejas éste es el único momento del día en que están tranquilos y relajados para contarse sus cosas.
Otro aspecto que plantea dudas es cuándo deja el niño de dormir con los padres. Rosa Jové afirma que a partir de los cuatro años (como mucho a los seis) los niños piden dormir solos. ¿Qué sucede en los casos en que no lo piden? El libro plantea que, si el niño se despierta durante la noche y es lactante, hay que ponerlo al pecho, tenga hambre o no. Muchos pediatras no están de acuerdo. No siempre que un niño llora es porque tiene hambre por lo tanto, si no tiene hambre ¿por qué consolarlo con comida?
Cuando un padre me pregunta cómo puede conseguir que su hijo duerma bien, le cuento la existencia de las dos corrientes. Pero si quieren saber mi opinión personal les digo que las propuestas de la doctora Jové no me convencen. Es tentadora la idea de que tu hijo no llore, pero no soy partidaria del colecho (salvo en casos muy concretos, como enfermedades, miedos, etc.). Los niños, al igual que los padres, necesitan su espacio, y necesitan aprender a tolerar ciertas frustraciones. Soy más partidaria del 'método Estivill', aunque adaptándolo en algunos aspectos. La manera de consolar al niño resulta demasiado fría. Se puede coger al niño, mecerlo y acariciarlo, siempre y cuando establezcamos un principio y un fin, por ejemplo acompañándolo de una canción.
De todos modos, el sueño de un niño no es una cuestión matemática, por tanto, ningún método puede dar soluciones mágicas. Simplemente, dan pautas que luego el sentido común de cada uno tiene que adaptar a su propio caso.

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