La conquista romana de la peninsula iberica

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3. LA HIAPANIA ROMANA (218 A. DE C.-476 D.DE C.)

LOS PUEBLOS PRERROMANOS

En el siglo III a. de c; en vísperas de la conquista de los romanos, la Península Ibérica constituía un mosaico de pueblos muy diversos que se agrupaban principalmente en dos áreas:

  1. Área ibérica (sur y levante). Los iberos eran descendientes de los indígenas prehistóricos; al contacto con los griegos y los fenicios, recibieron su influencia civilizadora.
  2. Su economía era rica, con un activo comercio y uso frecuente de la moneda.
  3. La estructura social evolucionaba y se dividía en grupos diferenciados por su poder o riqueza; comprendía desde la aristocracia hasta los esclavos.
  4. Su organización política, era ya de tipo estatal, según el modelo griego o fenicio de la ciudad-estado. Los diferentes estados nativos comprendían una o varias ciudades que controlaban el territorio circundante, con formas de gobierno monárquicas o democráticas –que contaban con asamblea, senado y magistrados-.
  5. Área celta (norte, centro y oeste). Los celtas habían penetrado en la Península a través de los Pirineos. También se puede incluir en esta área a los llamados celtíberos, de la zona centro-oriental de la meseta, pueblos indígenas que se habían fusionado con los invasores celtas y que habían asumido su cultura. Más alejada de la influencia de los colonizadores orientales, el área celta estaba más atrasada.
  6. Su economía se basaba en agricultura, ganadería. El comercio era escaso y sin moneda, y el pillaje con los pueblos vecinos constituía una práctica frecuente.
  7. Sus estructuras sociales eran primitivas y se basaban en grupos de parentesco.
  8. Su organización política era de tipo preestatal, propia de bandas y aldeas. No existían gobernantes que dictaran leyes, sino tan solo cabecillas o consejos de ancianos, cuyo poder se basaba en el prestigio personal; las normas se habían establecido según la costumbre. Cada clan o linaje defendía y controlaba a sus miembros como un Estado lo hace con el conjunto de los ciudadanos.

LA CONQUISTA ROMANA DE LA PENÍNSULA

Antecedentes: la primera guerra púnica

La política exterior en Roma en el siglo III a. de C. se había orientado a la expansión por el Mediterráneo occidental. Esto le llevó al enfrentamiento con Cartago en la primera guerra púnica en la que Roma ocupó las posesiones cartaginesas de Sicilia, Córcega y Cerdeña, que se convirtieron finalmente en las primeras provincias romanas.

Para compensar estas pérdidas y afrontar los pagos a Roma por reparaciones de guerra, los cartagineses, bajo la dirección sucesiva de tres grandes dirigentes militares de la familia Barca y Aníbal- extendieron su conquista de la Península Ibérica hacia el norte, y fundaron Akra Leuke (Alicante) y Cartago Nova (Cartagena), donde establecieron su capital.

La victoria sobre Cartago en la primera guerra púnica había despertado en las clases dominantes romanas la ambición de continuar la expansión territorial y conquistar la Península Ibérica, por lo que aprovecharon el ataque de Aníbal a Sagunto (ciudad aliada de Roma) como pretexto para declarar de nuevo la guerra a los cartaginenses. Se inició, así, la segunda guerra púnica (218-201 a. de C.) y, con ella, la ocupación romana de la Península.

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