Confrontación Filosófica: Nietzsche vs. Descartes
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Nos encontramos ante René Descartes, uno de los mayores representantes de la filosofía moderna, cuyo pensamiento ha representado uno de los grandes hitos de la historia del pensamiento occidental. Así pues, su filosofía puede ser relacionada y comparada con la de muchos otros autores anteriores y posteriores al descubrimiento del método cartesiano. Por un lado, con aquellos que compartieron su visión y su racionalismo, como Baruch Spinoza o Gottfried Wilhelm Leibniz. Por otro lado, con quienes vieron en él al padre de la modernidad, con todo lo que esta afirmación supone. Y, en último lugar, con aquellos que vieron en él y su filosofía la continuación de un error que comenzara a manos de Sócrates y Platón. En este último grupo, destaca un autor sumamente crítico con la tradición racionalista: Friedrich Nietzsche.
La Crítica de Nietzsche al Racionalismo Cartesiano
Nietzsche es uno de los grandes pensadores del siglo XIX, siendo ante todo un autor crítico y revolucionario, que llevará a cabo una dura crítica a la cultura occidental y todo lo que ella conlleva: la metafísica, la moral judeo-cristiana y las ciencias positivas propias de la época contemporánea. Para este autor, estas comparten unos únicos valores, un sistema de creencias basados en prejuicios negadores de la vida.
Centrando su crítica en la metafísica, Nietzsche culpará al racionalismo iniciado con Sócrates y Platón, una filosofía negadora de la vida, una ontología metafísica que ve como existente lo que en verdad no es más que una ficción, pues únicamente el devenir es. Para Descartes, padre del racionalismo, la razón será la única facultad capaz de guiarnos en el camino del conocimiento hacia una verdad absoluta, hacia un saber absoluto, con el que soñarán por siempre los racionalistas. Descartes, por tanto, desprecia los sentidos, incapaces de llevarnos hacia la certeza, lo que lo posiciona nuevamente frente a la postura de Nietzsche, quien realizará una defensa de los sentidos, de lo emocional, de lo visceral. Para Nietzsche, son los sentidos los que nos muestran la realidad tal como es: múltiple, cambiante, “sólo el devenir es”.
La Propuesta de Nietzsche: Heráclito y un Nuevo Pensamiento
Frente a esta tradición racionalista, protagonizada por Descartes, Nietzsche propone un nuevo estilo de pensador, Heráclito, y un nuevo estilo de pensamiento. En él encontramos, por tanto, crítica interpretativa pero, a su vez, una propuesta alternativa, una salida a la situación que critica.
La Destrucción de los Conceptos Cartesianos
Nietzsche destruirá conceptos cruciales para Descartes, a saber, “la verdad”, la sustancia, Dios. Los conceptos, para este autor, están vacíos, el lenguaje es la herramienta que usa nuestra razón para configurar la realidad. La verdad, tal como la busca Descartes, no existe y la filosofía ha de mostrarse de forma intempestiva, mediante metáforas y aforismos, lo que es contrario a esa búsqueda metódica, inspirada en las matemáticas, propia del pensamiento cartesiano. Por otro lado, si la sustancia infinita, Dios, será necesaria para garantizar la existencia del mundo físico en la filosofía de Descartes, para Nietzsche ese Dios solo representa el miedo a la vida, es la coartada de la ignorancia, el comodín usado para explicar lo desconocido, que sitúa la felicidad y la auténtica vida en otro mundo, siendo la filosofía cartesiana ejemplo de ese uso de Dios como coartada para el desconocimiento. Por tanto, ese Dios imprescindible para Descartes, ha de morir, lo que dará lugar al nihilismo, movimiento con el que Nietzsche define el presente e interroga al futuro de Occidente. Lo original de este pensamiento no será la afirmación de la muerte de Dios, sino la manera de afrontar esta muerte, paso necesario para la transvaloración que propone. Transvaloración que se llevará a cabo por el superhombre gracias a la voluntad de poder.
El Vitalismo de Nietzsche frente al Racionalismo Cartesiano
Nos encontramos, por tanto, ante un vitalismo representado por Nietzsche, que frente al racionalismo cartesiano, despojará a la razón del protagonismo otorgado por Descartes, dándoselo a la vida, a los sentimientos, a las pasiones, a los instintos, afirmando que sólo existe una vida, esta, sólo existe un mundo, este.