Conformados a su imagen

TEMA 3. LA REVELACIÓN DE Dios COMO TRINIDAD

Dios es vida y es amor, no es un ser solitario, sino que está constituido por un intercambio eterno de un amor infinito. Dios es relacional, es comunicativo. Dios no es individualista, es social.

Entre las personas divinas funciona una relación de lo mismo y de lo otro. El Padre, el Hijo y el Espíritu poseen la misma naturaleza divina pero son diferentes por sus relaciones de origen.

• Experiencia humana: El amor es relacional, yo amo a otro y ese alguien es amado por mí. El amor no es solo un sentimiento sino un fundamento, te perdono, te creo… El amor no se agota. Quien no ama no conoce a Dios. Solo el amor puede llevarnos a Dios.
• Dios es uno y Trino es misterio de amor: el Padre crea el mundo y al ser humano por amor. El hijo recibe este amor del Padre lo vive hasta el final en la cruz.
  Por el Espíritu Santo podemos amar.
• Unidad y uniformidad: No es lo mismo unidad que uniformidad, podemos estar unidos pero no llevar el mismo uniforme. Dios es uno (unidad), pero no es Uniforme
• Unidad y pluralidad: La unidad no excluye la pluralidad.Una familia mantiene la unidad aunque puede ser plural. Dios es familiar.
• Dios es uno y Trino es misterio de Unidad: El amor se puede dar a varios. El amor une, vincula y refuerza. No son personas distintas, sino en unidad.

El intercambio trinitario, fuente de la creación y de la salvación

Dios vive la experiencia de un amor que es don e intercambio y eso le mueve a crear un ser a su imagen con el que pueda entrar en relación de amor y donación. Dios es Padre porque ha hecho la experiencia eterna de amor con su propio Hijo. Su paternidad inagotable e infinita y constituye la fuente de la creación y de la salvación. Por amor, el Hijo ha asumido nuestra condición humana, para liberarnos del pecado y comunicarnos su propio Espíritu. La lógica amorosa de la Encarnación supone la lógica amorosa de la Trinidad. La creación y la salvación van unidas. El proyecto de Dios consiste en hacernos partícipes de la dinámica de amor que une al Padre y al Hijo en el Espíritu Santo.

Dios es creador y nos crea para que desarrollemos nuestras capacidades y seamos felices. La vida de todas las personas tienen sentido porque todos somos capaces de Dios. El ser humano ha sido creado a imagen y semejanza de Dios (Amor trinitario) y nuestra meta (salvación) no puede estar fuera o lejos de este amos.

La cruz, revelación de la Trinidad

En la historia de la salvación, que culmina en la encarnación, muerte y resurrección de Jesucristo, la Trinidad se nos revela dinámicamente. Dios se revela en la muerte y resurrección de Jesús. La lógica amorosa de la Encarnación supone la lógica amorosa de la Trinidad.El proyecto de Dios consiste en hacernos partícipes de la dinámica de amor que une al Padre y al Hijo en el Espíritu Santo. En la cruz se manifiestan las tres personas de la Trinidad, el Padre que envía al Hijo y lo entrega a la cruz, el Hijo que se desprende de sí mismo y revela su origen divino y el Espíritu Santo que los une a ambos.

La cruz, revelación de la Trinidad. En la cruz se revela la paternidad del Padre que engendra a su Hijo en medio del sufrimiento que viene de los hombres. En la cruz, el Hijo entrega al Padre su Espíritu, que será el don del Padre y del Hijo al mundo.

Toda la realidad de amor se manifiesta en la Resurrección, el Padre resucita al Hijo por el poder del Espíritu. En la cruz, el Hijo entrega su Espíritu al Padre, en la Resurrección, el Padre devuelve el Espíritu al Hijo para que retorne a la vida en su humanidad, y para su difusión entre los hombres. Pedro, en su discurso del día de Pentecostés, vincula la muerte y resurrección de Jesús a la donación del Espíritu.