Conducta molar y molecular

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Conductismo:


Conductismo o Psicología de la conducta, corriente de la psicología que defiende el empleo de procedimientos estrictamente experimentales para estudiar el comportamiento observable (la conducta), considerando el entorno como un conjunto de estímulos-respuesta.

Watson:


En aquel entonces, la tendencia dominante en la psicología era el estudio de los fenómenos psíquicos internos mediante la introspección, método muy subjetivo. Watson no negaba la existencia de los fenómenos psíquicos internos, pero insistía en que tales experiencias no podían ser objeto de estudio científico porque no eran observables. Este enfoque estaba muy influido por las investigaciones pioneras de los fisiólogos rusos Iván Pávlov y Vladimir M. Bekhterev sobre el condicionamiento animal. El enfoque conductista le llevó a formular una teoría psicológica en términos de estímulo-respuesta. Según esta teoría, todas las formas complejas de comportamiento —las emociones, los hábitos, e incluso el pensamiento y el lenguaje— se analizan como cadenas de respuestas simples musculares o glandulares que pueden ser observadas y medidas. Watson sosténía que las reacciones emocionales eran aprendidas del mismo modo que otras cualesquiera.

 Edward Chace Toman (1886 - 1959) fue un psicólogo estadounidense notable por sus estudios sobre la cognición en el contexto de la psicología del comportamiento. Los conceptos que siguen a continuación están basados en el pensamiento de éste autor.
Desde un punto de vista conductista, los estados o cambios fisiológicos, según como se los analice, pueden considerase conductas. Por ejemplo: diferentes movimientos musculares pueden constituir o considerarse conductas. Cuando se habla de conductas moleculares se estará haciendo referencia a aquellas conductas diferenciadas según sus detalles biológicos o musculares. Son conductas que tienen origen en lo fisiológico, aunque en verdad toda conducta tiene relación con lo fisiológico, debido a que conducta es “acción en un contexto” y la acción solo es posible realizarla a través del cuerpo, del organismo total. Una conducta que se describe en términos fisiológicos (contracción de músculos, movimientos intestinales, secreciones, ritmo respiratorio o cardíaco, etc.) puede ser calificada de molecular.
Lo mismo ocurre si se describe a nivel de lo físico espacio-temporal. Por ejemplo, el acto reflejo es considerado conducta molecular. 

Cuando se deja de lado el aspecto molecular y se hace foco en la interacción con el entorno, colocando a la conducta en un contexto situacional, se estará hablando de conducta molar.
Existen diferentes categorías de conducta molar. La más simple es la que puede ser definida por un efecto o una modificación del entorno, de la situación física o social (abrir una puerta, oprimir un botón, jalar de una palanca, subir o bajar de una escalera, interactivo con otros, etc.). No se incluye el detalle fisiológico en la descripción molar de estas posibles conductas.

Otra categoría de conducta molar es cuando se designan interacciones complejas entre conductas en una situación o tarea en particular y un organismo. Es decir, cuando existe interacción entre individuos y el medio en el que están inmersos. 
La conducta molar es intencionalista, tiene una intención, tiene orientación hacia una meta, ya sea que ésta se acerque o aleje, siendo posible describir una conducta por aquello que la atraiga o aleje de una meta u objetivo. La conducta molar es un emergente del campo y tiene propiedades descriptivas y definitorias en sí misma.

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